Lidia Gladys Novoa, una inmigrante uruguaya que prefiere que la llamen “Gladys”, es una mujer enérgica de carácter resiliente y con fuertes opiniones políticas que trabaja como voluntaria en la Cooperativa Hispanoamericana de Ayuda a la Familia (COHAF) dedicada a ayudar a los inmigrantes hispanos de la tercera edad.
Hace más de treinta años que abandonó Uruguay por razones políticas que amenazaban contra su vida y la de sus hijos.
Trabajé en los sindicatos en 1973 y con el golpe de estado en el 74 me tuve que ir de mi país.
Y es que, en la década de los años 70, Gladys pertenecía al Movimiento de Liberación Nacional (MLN-T), comúnmente conocido como los Tupamaros, un grupo guerrillero urbano marxista querecurrió a la lucha armada y a la violencia contra el sistema político de Uruguay durante la crisis económica que comenzó en 1955.
Su vínculo con el MLN-T y participación en los sindicatos de las fábricas en las que trabajaba la convirtieron en el blanco de las autoridades militares.
“Nos corrían, nos agarraban, nos desaparecían todos los días… compañeros y amigos… y todos los días mi gran preocupación era la desaparición de los chicos… la verdad era (que a la gente) la mataban como perros”, cuenta Gladys en entrevista con SBS Spanish.
El Memorial de los Desaparecidos, un Monumento conmemorativo dedicado a los Detenidos desaparecidos de Uruguay, ubicado en Montevideo. Source: Wikipedia
Viviendo en medio de una situación precaria y peligrosa, Gladys, una madre soltera con dos hijos menores de edad, decidió huir al país vecino, Argentina, donde existía un poco más de estabilidad política.
Allí encontró apoyo de un importante sector de la sociedad que simpatizaba con la causa delMLN-T.
Pero la tranquilidad de Gladys en Argentina fue interrumpida en 1976cuandouna dictadura cívico-militar se apoderó del país tras un golpe de estado contra elgobierno de María Estela Martínez de Perón y, al igual que en Uruguay, el nuevo gobierno comenzó a combatir con armas las protestas sociales y los movimientos guerrilleros urbanos.
Nos corrían, nos agarraban, nos desaparecían todos los días… compañeros y amigos… y todos los días mi gran preocupación era la desaparición de los chicos.
Gladys y otros activistas políticos de Uruguay y Chile que, como ella, habían ido a refugiarse en Argentina, se convirtieron en el objetivo de una reacción represiva por parte de las autoridades militares.
“Vivíamos obsesionados, porque atrás de cada uno había un Falcon (auto) siguiéndonos. Fuimos muy muy muy reprimidos, tremendamente perseguidos en Argentina”, explica Gladys.
“Y (nos) amenazaban de robarte los niños, los niños desaparecían y la manera de amarrarte era poder tener tus hijos”.
Acorralada por la situación y preocupada por la seguridad de su hijo menor e hija adolescente, Gladys decidió pedirle ayuda a su hermano mayor que hacía varios años que vivía en Melbourne.
Su hermano le propuso que enviara a los menores a Australia donde él y su familia se harían cargo hasta que Gladys arregle su situación.
Agradecida, Gladys siguió los consejos de su hermano y envió a sus dos hijos a Australia de manera temporal.
Luego organizó sus documentos para viajar a Europa donde iniciaría los trámites para obtener la residencia española que le permitiría traer a sus hijos de Australia, ya que su padre era español.
Pero, el proceso se demoró más de lo esperado y después de cuatro años sin ver a sus hijos decidió que si no podían venir a España ella iría a Australia.
Con la ayuda de la Cruz Roja,Cáritas Internacional y gracias a la solidaridad de una pareja de uruguayos y argentinos en España, Gladys logró que la embajada australiana en Barcelona le emitiera un pasaporte, y fue así como en 1982 se reencontró con sus dos hijos en Melbourne; su hijo menor que todavía estaba en la escuela primaria y su hija que ya tenía 20 años y había tenido un niño.
Australian Visa and Passport Source: Getty Images
Los primeros años en Australia fueron duros porque Gladys no se llevaba bien con su hermano quien la presionaba para que aprenda inglés antes de salir a buscar trabajo.
Su hermano tenía buenas intenciones, pero como Gladys no estaba acostumbrada a seguir órdenes y quería lograr independencia económica lo antes posible, la vida en la casa de su hermano se volvió insostenible y eventualmente optó por seguir un camino independiente.
Al tiempo que Gladys luchaba para definir su vida en Australia, su hija Graciela, quien había estado involucrada en proyectos para ayudar a la comunidad hispana en Melbourne, la introdujo a una iniciativa que recién comenzaba; la creación de una guardería para niños inmigrantes donde los cuidadores hablaban español.
Entusiasmada con la idea, Gladys decidió ayudar de manera voluntaria y pronto se vio involucrada en un proyecto colectivo que implicaba esfuerzo y compromiso.
“Cuando llegué ya estaba el proyecto para hacer la guardería y ya estaba muy organizado y avanzado. Yo me mantuve apoyando, pero bueno después ya me fui integrando más hasta que compramos la vivienda en (el barrio) Ascot Vale, en 246 Ascot Vale Road y se hizo la guardería para nuestra comunidad, para nuestros niños y para otros niños bilingües, por supuesto”, señaló.La guardería se mantuvo por varios años hasta que el gobierno de Victoria decidió cortarle el presupuesto a principios de la década de los años 90.
Gladys Novoa Source: Supplied by Latin Stories Project
En esa época Victoria estaba bajo el mandato del partido liberal, liderado por el premier Jeff Kennet, quien había heredado de los laboristas un estado en quiebra.
Con el fin de rescatar al estado de la crisis financiera, la coalición eliminó más de 40.000 puestos de trabajo del sector público, recortó drásticamente los fondos para los hospitales y organizaciones comunitarias y cerró más de 300 escuelas públicas, entre otras reformas radicales.
Cuando llegué ya estaba el proyecto para hacer la guardería y ya estaba muy organizado y avanzado.
Los fondos que recibían las guarderías también fueron reducidos y como la guardería hispana era una cooperativa, no pudo sobrevivir los recortes.
Gladys, quien en ese entonces había logrado convertirse en la cocinera empleada de la guardería, fue despedida, pero en lugar de irse callada, dio un último coletazo para ver si podía revertir la situación.
Pero su esfuerzo fue en vano.
“Quedamos 10.000 trabajadores, entre hospitales y guarderías, en la calle. Nos fuimos caminando a Canberra con un frío bárbaro en agosto (en protesta) pero no logramos nada. Fuimos a pasar frio y no nos dieron importancia… porque en (Australia) se decide y se termina todo”, recuerda Gladys.
“Esta es una de las cosas que hay que aprender (de Australia) para poder ayudar”, señala en referencia a su experiencia con el sistema australiano, que opina puede ceder ante la presión social si el trabajo de cabildeo se realiza antes de que los políticos tomen las decisiones.Después de la disolución de la guardería Gladys y su hijo comenzaron un negocio de limpieza, que ofrecía empleo a inmigrantes de habla hispana en Melbourne.
Parliament House, Canberra, Australia. Source: Wikipedia
Pero Gladys y un grupo de hispanos no abandonaron las instalaciones de la guardería y comenzaron a buscar fondos para seguir utilizando el sitio, pero para una función diferente enfocada en las necesidades de las personas de la tercera edad.
Cuando cerramos como guarderia tuvimos que abrir como centro comunitario … un centro con un fin.. llegar a ser la casa de la tercera edad.
En la actualidad la iniciativa continua bajo el mismo nombre de COHAF y se utiliza por los adultos mayores de la comunidad hispana de Melbourne para diversas actividades.
“El COHAF primero fue guardería y después (se convirtió) en la casa de la tercera edad. Así empezamos a trabajar, mucha gente, incluido Rafaela López que ha trabajado muchísimo, y Lilia Mezquita también, y un montón de gente que trabajó para llegar a este proyecto”, afirma Gladys, quien después de tantos años de vivir en Australia, siente que ha aprendido a “querer un poco más al país”.Con tantas vivencias en su haber, Gladys dice que seguirá ayudando a la comunidad hasta el final pero admite que también le gustaría escribir un libro sobre las luchas que ganó y perdió en su largo recorrido.
Gladys en su casa en Melbourne. Source: Supplied by Latin Stories Project
“Valió irse para no estar en la cárcel, pero a muchos compañeros le costó la vida y la desaparición”, agrega Gladys.
Escucha la historia completa de Gladys Novoa presionando sobre la imagen principal.
Esta historia es parte del proyecto de "Nuestras Voces" de "Latin Stories Australia". Para conocer otras historias de inmigrantes hispanos en Australia visita la página de internet de Latin Stories Australia en: www.latinstoriesaustralia.com y busca bajo.