“Éramos todos conocidos como de izquierda, y aún nos presentamos así, y ella (mi madre) trabajaba voluntariamente en la comunidad cuando había mucha escasez en Chile como resultado del boicot”, recuerda Maritza.
“Cuando la mercadería llegaba ella estaba a cargo de la repartición para la comunidad, eso significó que cuando la dictadura tomó poder ella estaba en lo que se llamaba la lista negra.”
Martiza Thompson vive en el sudeste de Australia hace mas de cuarenta años. Llegó a Melbourne a los 12 años con sus padres y hermano poco después del golpe de estado en Chile.
Su familia vivió de primera mano el terror que sufrió el pueblo bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet.“Alguien vino a golpear la puerta y a avisar que venían a buscar a mi mamá… y teníamos una colección enorme de discos que hoy en día se consideran de protesta, de Inti-Illimani, de Mercedes Sosa, Quilapayún, todo eso tenía que desaparecer, y yo tenía una foto pequeñita del Che Guevara y de Fidel Castro que tuve que quemar”.
Augusto Pinochet y la junta militar en 1973. Source: AP
Maritza cuenta que al final, los militares no llegaron a su casa a buscar a su mamá, pero el miedo que vivieron esa noche todavía la atormenta.
Durante la dictadura chilena miles de personas eran detenidas por diversas causas y luego desaparecían bajo la mira de las autoridades, sembrado terror entre la población. Por lo tanto, para evitar que sus miembros sean acusados de delitos contra el estado, familias enteras escondían, enterraban o quemaban revistas, imágenes y libros que podrían ser considerados revolucionarios o contradictorios a las políticas del régimen, y a las creencias cristianas.Así perseguían a editores, periodistas, escritores, artistas, controlaban las bibliotecas y universidades y a sus trabajadores, y a los colegios públicos y privados se les impuso un plan de estudio que los docentes y personal escolar debían cumplir.
Memorial en Homenaje a los Detenidos Desaparecidos y Ejecutados de Santiago, Chile. Source: Getty
Por esa razón, Maritza se vió en problemas cuando a los 12 años eligió un libro de Pablo Neruda para una de sus presentaciones escolares.
“Teníamos a un militar por sala (entonces cuando … me toca presentar) la profesora de castellano me agarra el libro y mi cuaderno y empieza a tirar las páginas. Tira el libro a la basura y me agarra y me dice que yo nunca más debo mencionar ese nombre (Pablo Neruda). Y me senté.”
Alguien vino a golpear la puerta y a avisar que venían a buscar a mi mamá.
A raíz del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, las familias chilenas que tenían intereses políticos contrarios al régimen militar comenzaron a abandonar el país, a la vez que miles de detractores eran exiliados por el mismo gobierno.
La familia de Maritza, los González-Romero, llegaron a Melbourne el 22 de junio de 1974, y como muchas familias sudamericanas de la época, fueron alojados en el Midway Migrant Hostel.A pocos días de llegar, Maritza y su hermano comenzaron la escuela secundaria en el colegio local, Maribyrnong High School, al que asistía la mayoría de los jóvenes hispanos inmigrantes del hostel. Pero Martiza y su hermano la pasaron muy mal. No lograban avanzar con el aprendizaje del idioma inglés y la discriminación racial era palpable.
Maritza con su madre, padre y hermano en el Maribyrnong Midway Hostel donde vivieron durante 14 meses. Source: Supplied by Maritza Thompson
“En matemáticas el profesor nos sentaba mirando hacia atrás del pizarrón, teníamos que mirar la pared (y no participábamos). Nunca me voy a olvidar de eso, obviamente era alguien racista”.
“Después, cuando tú salías al patio (de la escuela) había otro nivel de discriminación. Los jóvenes te tiraban el pelo e incluso había algunos latinos que ya llevaban una época aquí pero que parece que no se querían identificar con uno, entonces viene toda esa mezcla de problemas con la identidad.”
La experiencia con el sistema de enseñanza en Maribyrnong High School en los años 70 fue tan frustrante que Maritza pasó dos años sin hablar una palabra en inglés.
Los jóvenes te tiraban el pelo (en la escuela en Melbourne) e incluso había algunos latinos que ya llevaban una época aquí pero que parece que no se querían identificar con uno.
Si no hubiese sido por el seguimiento de su madre que estuvo atenta a las necesidades de sus hijos y decidió cambiarlos de colegio, Maritza podría haberse caído fácilmente por las grietas del sistema educativo australiano.
En cambio, después de mucho esfuerzo, terminó la secundaria y fue a la universidad donde completó una doble licenciatura en Ciencias del Comportamiento en la Universidad de La Trobe y un diploma de posgrado en Psicología y Consejería en la Universidad de RMIT.Maritza atribuye su interés por la psicología a las experiencias que vivió durante el golpe de estado en Chile durante su período de preadolescencia.
Maritza hablando en un evento contra el abuso y tortura de refugiados, en la organización The Refugee's Mental Health Service. Source: Supplied by Maritza Thompson
“Yo quería entender, ¿cómo puede ser que a un joven le den una orden de arriba y que pueda estar parado enfrente de mi casa en Chile apuntando con una metralleta? ¿Cómo ese joven puede tener esa capacidad, de que, si alguien le ordena que dispare, va a disparar porque una persona tiene una ideología diferente, una religión diferente? ¿Cómo puede una mente funcionar y pensar de esta forma?”
Este cuestionamiento personal la impulsó también a continuar con estudios avanzados y a buscar experiencias laborales que la ayudaran a encontrar respuestas.
Yo quería entender, ¿cómo puede ser que a un joven le den una orden de arriba y que pueda estar parado enfrente de mi casa en Chile apuntando con una metralleta?
Completó un doctorado enfocado en el impacto psicológico de la tortura y otros tipos de abusos sistemáticos, y trabajó en proyectos de investigación en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Melbourne, donde además ejerció como docente.
Durante su época de estudiante en la universidad, conoció al amor de su vida, Chris Thompson, un compañero australiano que también estudiaba psicología.
Juntos viajaron por Chile en los años 80, recorriendo las cárceles para recolectar las historias de los presos políticos en Valparaíso y visitando comunidades de mujeres que reclamaban los restos de sus hombres desparecidos que sospechaban estaban enterrados en fosas comunes.También pasaron tiempo aprendiendo de profesionales en el campo de la psicología y psiquiatría chilena que asistían a las víctimas de tortura de la dictadura.
Maritza y Chris (esposo) esperando un vuelo hacia Chile en 1986 con la meta de aprender sobre la supervivencia bajo el régimen de Pinochet. Source: Supplied by M. Thompson
“Empecé a aprender lo que yo aquí (en Australia) no había aprendido en el área de sociología o psicología, aquí no se hablaba de trauma o las consecuencias de una tortura”.
“Pero también (aprendí) sobre la supervivencia, el origen de cómo la gente sobrevive y al final tiene la capacidad de poder seguir (viviendo)”.
Cuando Maritza y su esposo retornaron a Australia comenzaron a compartir los conocimientos que habían adquirido en Chile con profesionales de psicología, consejería y sociología, entre los cuales se encontraban varios especialistas hispanos de CELAS (Centro Español Latino Americano de Asistencia Social) una organización conocida actualmente como United, que ha estado prestando servicios a inmigrantes de España y latinoamericana desde hace más de 40 años.Juntos, este grupo de profesionales creó servicios de ayuda especializada para los refugiados y víctimas de trauma y tortura, entre los cuales se encontraban varias familias de El Salvador.
Maritza y Chris esperando frente a una cárcel en Chile para visitar a presos políticos (1986). Source: Supplied by M. Thompson
Con el aporte financiero de la fundación Myer, el grupo estableció Foundation House, una institución de Melbourne que hoy en día es líder en la entrega de servicios especializados para ayudar a víctimas de trauma a reconstruir sus vidas después de sobrevivir la tortura, las guerras y otros eventos traumáticos.
Yo venía con otra experiencia... de que sí hay secuelas, pero también hay supervivencia, y no podemos ser paternalistas, no podemos crear víctimas de algo que la persona sobrevivió.
Aunque Maritza ya no está conectada con la institución, continúa ejerciendo como psicóloga independiente, y su trabajo sigue centrado en el área de trauma y psicoterapia intercultural, ayudando a personas con trastornos de ansiedad, estrés postraumático, depresión, violencia doméstica y abuso infantil, entre otros.
“El área de trauma es sumamente compleja”, afirma Martiza, después de su larga trayectoria profesional en la cual dejó un valioso legado de conocimientos para el campo de la psicología de Australia.“Yo venía con otra experiencia, yo venía con la experiencia de que sí hay secuelas, pero también hay supervivencia, y no podemos ser paternalistas, no podemos crear víctimas de algo que la persona sobrevivió.”
Maritza y Chris, 2021 Source: Supplied by M. Thompson
“…En (Australia) estábamos más inclinados a crear esta situación de dependencia, (pero) … hay que luchar, la cosa no es fácil, el dinero no cae… así que hay que luchar, esto nos da fuerza para valorizar lo que tenemos. Pero eso lo aprendí de la gente que me dio sus historias”, señala Maritza.Escucha la historia completa de Martiza Thomposon presionando sobre la imagen principal.
Familiares de desaparecidos y detenidos miran imágenes de sus seres queridos en la plaza principal de Santiago de Chile. Source: AAP
Esta historia es parte del proyecto de "Nuestras Voces" de "Latin Stories Australia". Para conocer otras historias de inmigrantes hispanos en Australia visita la página de internet de Latin Stories Australia en: www.latinstoriesaustralia.com y busca bajo.
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