Wilfredo Zelada llegó a Australia con la diáspora que desató la guerra civil en El Salvador (1980-1992), su país de nacimiento. Quedaba muy lejos de su patria, su familia y amigos, pero era el país con más posibilidades de aceptar su solicitud de visa humanitaria.
Cuando arribó al país de las antípodas, traía bajo el brazo su título de contador y pensaba que en este “Lucky Country” sería fácil adaptarse al sistema contable y rápidamente ubicarse como profesional.
Pero el gobierno de turno no podía garantizar a ningún inmigrante o refugiado empleo en sus respectivas profesiones, o, reconocimiento inmediato de sus calificaciones.
“Fue una de las cuestiones más difíciles que yo pude enfrentar”, recuerda Wilfredo. “Porque la profesión aquí está bien fragmentada y especializada, cosa que no ocurre en nuestro país donde uno es prácticamente un contador enciclopédico: uno sabe de impuestos, sabe de administración, sabe de tesorería, sabes de presupuesto y de contabilidad bancaria”.
Pero el nuevo país le exigía a Wilfredo especializarse en alguna rama específica de la contaduría y eso abría todo un abanico de desafíos que le vaticinaban al nuevo inmigrante que la meta de establecerse en su oficio profesional no iba a ser nada fácil.
Desde ese inicio me di cuenta de que Australia no es el “lucky country” o país de la suerte, sino que es el país de las oportunidades.
Con los mismos derechos económicos y sociales que cualquier otro residente en Australia, Wilfredo y su familia recibieron acceso a servicios de salud, educación, pagos de desempleo, y servicios para encontrar trabajo.
Aún con su título de contador reconocido, Wilfredo tenía que satisfacer requisitos de atender de nuevo a la universidad, y haciendo gala de la intrepidez latinoamericana, pensó que sería más rápido si se inscribía directamente a una maestría y adelantaba rápido su nivel profesional. “Decisión equivocada”, advierte Zelada.“Por la experiencia (que ya traía), logré calificar, pero ya teniendo el estudio fue difícil, porque la parte de legislación australiana era tan incomprensible para mí en este momento ….y saber cómo aplicar la legislación sin poner a riesgo a las organizaciones fue difícil, porque no podía exponerme a una situación en la que tuviera que dar consejo, porque mi consejo no era válido en esas áreas… y fue terrible”, recuerda.
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Wilfredo no pudo completar su maestría, pero de nuevo Wilfredo le dio la vuelta a su situación y decidió establecerse como consultor y estableció una oficina para ofrecer servicios de contabilidad y administración a pequeños negocios.
No sé de dónde me salió esa idea, pero era un latino consultor hablando espanglish.
Durante 7 años Wilfredo administró su propia empresa en la que contrató dos personas más y de nuevo se enfrentó al desafío de obtener los contratos suficientes para mantener el pequeño negocio funcionando.
Poco después llegó la oferta que lo mantendría a flote laboralmente: trabajar con Victorian Women’s Trust, una organización independiente que aboga por la igualdad de género, en la que se desempeña como gerente en sector de finanzas del área comunitaria. Durante 20 años Wilfredo ha crecido en experiencia y conocimiento de su área de trabajo.
La importancia de unir a la comunidad
Durante sus primeros años en Australia, Wilfredo unió fuerzas con otros hispanos que recién habían llegado al país, para crear un proyecto que terminó beneficiando a muchas familias hispanas que vivían en la zona del barrio de Springvale.
“Creamos una organización llamada Asociación Centroamericana de Desarrollo Comunal”, explica. “Tuvimos el apoyo de un centro de ayuda legal en Springvale que nos abrió las puertas para apoyarnos en la integración como nuevos australianos”.
Una nueva oportunidad que Zelada aprovechó para aprender acerca de procedimientos, procesos legales y sociales.
Nos dimos cuenta de que recibir dinero para la organización no era la solución, sino integrarlos a los servicios que ya existían para toda la comunidad australiana.
Con la creación de la Asociación Centroamericana de Desarrollo Comunal, las familias hispanas de la zona tenían ahora una nueva fuente de apoyo con servicios en español.
Con la creación de la Asociación Centroamericana de Desarrollo Comunal, las familias hispanas de la zona tenían ahora una nueva fuente de apoyo con servicios en español.Con su intención de mantener a la comunidad hispana unida, Wilfredo intentó reunir a los amantes del fútbol (soccer) y jugar en equipo contra otras comunidades lingüísticas, lo que llevó pronto a programar torneos entre los mismos latinoamericanos. Algo que dejó decepcionado a Zelada, cuando comenzaron a presentarse disputas entre los jugadores.
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“el fútbol fue algo que nos separó”, comenta con tristeza. “Y marcó una herida grande porque nunca volvimos a ser los mismos”
Zelada dice que algo importante que le ha quedado de sus 30 años de vida en Australia, es la importancia de mantener las raíces culturales, por lo que ha persistido en su propósito de “nunca parar de trabajar con la comunidad”.
El arte como amalgama comunitaria
El contador salvadoreño cambió rápidamente la batuta del deporte por la de las artes y comenzó a promover y participar en eventos folclóricos comunitarios.
“Descubrimos que, compartiendo cultura, música y alimentos, era un ambiente donde cada quien se sentía orgulloso de presentar lo que tenía y de los otros también.
“Eso me llevó a integrarme más como miembro de una sociedad más armónica”, dice. “Eso me llevó a pensar que el futuro y la integración en este país es a través de la cultura”.
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Esta historia es parte del proyecto de "Nuestras Voces" de "Latin Stories Australia". Para conocer otras historias de inmigrantes hispanos en Australia visita la página de internet de Latin Stories Australia en: www.latinstoriesaustralia.com y busca bajo.