Morrison se dirigió al Club Nacional de Prensa de Canberra ayer martes, respondiendo a las crecientes frustraciones en respuesta a la variante Omicron de forma directa en su discurso, admitiendo que "no lo he hecho todo bien".
El primer ministro reconoció que el gobierno fue "demasiado optimista" al esperar un verano de libertad y que debería haber gestionado mejor las expectativas.
El primer discurso importante del año de Morrison había presentado una importante oportunidad para que el gobierno reajustara la agenda, tras los desafíos presentados por Ómicron durante las vacaciones de verano y antes de las próximas elecciones federales que se celebrarán en el primer semestre de 2022.
El primer ministro aceptó que la frustración de la comunidad se ha intensificado contra el manejo de la pandemia por parte del gobierno, reconociendo el "agotador" costo emocional y financiero de la pandemia.
Pero también defendió de forma abrumadora la respuesta del gobierno a COVID-19, a pesar de aceptar que se podían aprender lecciones en retrospectiva.
Además, el gobierno predijo que el desempleo podría caer por debajo del cuatro por ciento como señal de que se avecinan tiempos mejores, sentando las bases para una lucha electoral centrada en la economía.
El discurso se produce después de que un reciente sondeo de opinión mostrara que el apoyo a la Coalición había sufrido otro golpe, mientras el gobierno se prepara para las elecciones en menos de cuatro meses.
Entrevistado: Ferran Martínez i Coma, analista político y experto electoral de la Universidad de Griffith.