Puntos destacados:
- Omar Iturrieta, quien fue detenido en el Estadio Nacional de Santiago de Chile y torturado, es una de las más de 40.000 víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
- Al sobrevivir un episodio de fusilamiento, Omar Iturrieta decidió dedicar su vida a la solidaridad.
- Omar llegó a Australia en diciembre de 1974 y en 1987 recibió la medalla al mérito en el Parlamento de Nueva Gales del Sur.
Con la sonrisa amable marcada por su tupido bigote y la frente ancha y alta, Omar Iturrieta suele aparecer en muchas de las actividades de la comunidad, ya sea como activista o como periodista.
La amabilidad que emana nunca trasluce ese sufrimiento intenso ni el trauma de la tortura que sufrió en los primeros años de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) cuando era un joven estudiante de química de la Universidad de Chile.
A diferencia de las más de 3.000 personas que murieron o desaparecieron en su país durante el régimen militar- según datos de la Comisión Valech II – Omar volvió a la vida con una promesa que cumplirá a rajatabla hasta sus últimos suspiros.
Como el inicio de Cien años de Soledad, la obra maestra del colombiano Gabriel García Márquez, “mucho tiempo después frente al pelotón de fusilamiento”, Omar Iturrieta no recuerda la tarde en que su “padre lo llevó a conocer el hielo”, sino lo gélido de ese episodio en que lo iban a ejecutar en un campo eriazo de Chile.
Omar había sido detenido por los militares en un operativo nocturno poco después del golpe contra el gobierno socialista de Salvador Allende junto a un vecino y compañero del Partido Socialista. Su amigo fue ejecutado a los dos días y Omar fue llevado al Estadio Nacional en Santiago de Chile, en donde decenas de miles de sus compatriotas fueron detenidos y torturados por las fuerzas del orden al servicio de Pinochet.
“En una instancia, dentro de las torturas que se me practicaron, se me pone en un sitio eriazo frente a un pelotón de fusileros (y me exigían) que si no les entregaba la información (que desconocía) de dónde estaban las armas de quienes trabajaban conmigo me iban a fusilar. Yo había salido el año anterior del servicio militar en Chile y sabía perfectamente lo que estaban haciendo y de su actitud”, recordó Omar Iturrieta en entrevista con SBS Spanish.
Omar, quien entonces era un estudiante de química, sufrió un “choque emocional” sumamente fuerte que le cuesta superar y olvidar y cuando se dio cuenta de que no le iban a fusilar, “se me pasaron muchas cosas por mi mente y decidí no odiar a nadie”.
En una instancia, dentro de las torturas que se me practicaron, se me pone en un sitio eriazo frente a un pelotón de fusileros (y me exigían) que si no les entregaba la información (que desconocía) de dónde estaban las armas de quienes trabajaban conmigo me iban a fusilar.Omar Iturrieta
“Volví a nacer y me prometí usar cada minuto de mi vida en pro de la solidaridad, del respeto fundamental frente a los que no piensan igual que uno, porque yo estaba preso porque mis ideales de militante socialista eran distintos a la junta de gobierno, a los de los militares responsables del golpe”, cuenta Omar con la voz entrecortada por los recuerdos traumáticos, y por esa decisión que cambió su vida, que se atropellan y entremezclan en unas frases de su relato.
Omar Iturrieta (primero de la izquierda, fila inferior) Source: Supplied
Llegar al “paraíso”
El "paraíso", como le llama Omar a la Australia que conoció a su llegada el 7 de diciembre de 1974, cuando estaba en el gobierno el primer ministro socialista Gough Whitlam, fue la confirmación de que existía “una realidad absolutamente distinta a lo que estábamos viendo en Latinoamérica, con avances sociales extraordinarios y un estándar de vida excelente”, recuerda este chileno septuagenario.
Entonces, llegó a un centro de acogida para inmigrantes (hostel) de Sídney, en momentos en que Australia recibía con los brazos abiertos a miles de refugiados
“Vivimos las consecuencias de una migración muy ordenada. Llegamos a un hostel muy cómodo, con desayuno, almuerzo, comida, con ropa de cama y una serie de detalles que son fundamentales cuando uno llega a un país extraño. Que te reciban con todos los beneficios y además que te paguen un curso intensivo de inglés, las condiciones eran más que óptimas. Era como un sueño”, recuerda Omar sobre su llegada.
Omar y Jimmy Source: Supplied
Así escribió también para el diario de la comunidad de habla hispana Noticias y Deportes, trabajó en diferentes actividades comunitarias y trabajó también como corresponsal durante unos ocho años para la ahora clausurada Radio Chilena y después para Radio Cooperativa.
En 1987 fue galardonado con una medalla al mérito por el Parlamento del estado australiano de Nueva Gales del Sur (NSW, siglas en inglés) por su trabajo social y solidario desde que llegó a este país.
Omar Iturrieta Source: Supplied
Recuperar la memoria para saber quiénes somos
El “otrora joven” de nuestra comunidad quiere en el reposo de los años y de una vida entregada a la comunidad que las nuevas generaciones no olviden sus raíces y que las familias latinoamericanas sigan cultivando las costumbres y promoviendo la cultura y todo aquello que nos identifica con nuestro origen “aunque las experiencias hayan sido amargas”, afirma.
“Somos privilegiados” por vivir en Australia, recuerda Omar, quien también tiene una deuda pendiente con alguien que lo acompañó durante años en este recorrido en su patria adoptiva como amigo y como colega: el fotógrafo Hernán “Jimmy” Mella, quien falleció durante la pandemia de la COVID-19 en Sídney y no tuvo un homenaje de despedida ni un funeral.
“Algún día le daremos el homenaje que se merece”, afirma Omar, agradecido por su amistad.