Tras recibir el diagnóstico positivo, Carolina* no sabía si temer más por su vida o por tener que informarle el resultado a su jefe, y perder su única fuente de ingresos.
Ella ya había perdido sus otros trabajos casuales, y solo le quedaban unas cuantas horas en ese restaurante. Ahora debía aislarse al menos por 14 días y renunciar a ese magro ingreso.
Por su condición de estudiante internacional, Carolina no califica para las ayudas del gobierno federal como JobKeeper o JobSeeker. Así que sin poder salir a trabajar, Carolina se quedaría sin ingreso alguno mientras estuviera encerrada en su casa luchando contra el coronavirus.
Puntos destacados:
- Carolina no pudo obtener la ayuda financiera estatal de $1500 para personas contagiadas con COVID-19 que deben quedarse en casa.
- La pareja de Carolina, otro estudiante internacional, también dio positivo a COVID-19.
- La pareja de colombianos logró obtener algunas ayudas financieras del gobierno.
Tres días en ascuas
Carolina recuerda muy bien ese lunes cuando comenzó a sentirse con el cuerpo cortado, como si le fuera a dar gripe. Con el paso de las horas comenzó a tener escalofríos, la temperatura le subió a más de 38 y la fiebre le duró toda la noche. A la mañana siguiente, los síntomas no cedían, por lo que comenzó a sospechar que podría estar contagiada con el COVID-19.
Carolina repasó mentalmente los pocos lugares que había visitado las últimas semanas: sin familia en Australia, estudiando desde casa y con las restricciones en Melbourne, la estudiante internacional sólo salía a hacer las compras y a trabajar en el restaurante de siempre.
Carolina llamó a su jefe para contarle que se sentía enferma. Él le pidió que siguiera los protocolos establecidos: que se hiciera la prueba y se quedara en casa a esperar los resultados. La incertidumbre duró tres días.
El jueves 30 de julio Carolina recibió la respuesta que temía: había dado positivo a COVID-19.
“Fue de los momentos más difíciles que yo he tenido desde que estoy en Australia. Cuando recibí la llamada y me empezaron a dar las indicaciones, yo dije, 'me voy a morir'. Empecé a llorar, lloré y lloré. Yo pensaba, 'me voy a ir a un hospital, me van a entubar, no voy a poder respirar, me voy a morir'”, comenta Carolina, con voz angustiada.
Ante la desesperación, llamó a su familia llorando. En Colombia era de noche, pero su madre la consoló.
Le dije a mi mamá: soy positiva, me voy a morir.
“Los primeros tres días fue durísimo. La ansiedad, el miedo a que algo te pase y el estar lejos de la familia es el temor más grande. Yo pensaba que no los iba a volver a ver”.
Dos días que costaron $1,500
Afortunadamente, en el restaurante en el que trabaja hicieron efectiva su antigüedad de dos años y le respetaron sus prestaciones de ausencia por enfermedad. Aunque no fue mucho, con esta cantidad Carolina pudo hacer frente a los primeros días del aislamiento.
A los dos días que Carolina fue diagnosticada con COVID-19, el gobierno federal anunció una ayuda de $1,500 para todos los trabajadores de Victoria que no gozan del derecho a una licencia por enfermedad para poder cumplir con la cuarentena por contagio de COVID-19.
El anuncio fue un alivio para muchas personas con visas temporales que viven en Victoria, pues hasta ese momento todas habían sido excluidas de los apoyos que el gobierno federal australiano había habilitado para enfrentar esta crisis del coronavirus.
Sin embargo, para Carolina la ayuda llegó tarde. Dos días la separaban de la posibilidad de recibir la ayuda de $1500 dólares.
“Me dijeron que yo no era elegible porque la ayuda era a partir del 02 de agosto (cuando se anunció la medida) y yo había obtenido el resultado positivo a COVID el 30 de julio”.
En compensación, a Carolina le ofrecieron la ayuda económica de $450 que el gobierno de Victoria otorga a todo aquel que deba confinarse mientras espera los resultados de su prueba.
Contagiados en pareja
Días más tarde, Andrés*, la pareja de Carolina, también cayó enfermo de COVID-19.
Andrés, quien trabaja haciendo entregas de comida, ya no podía salir.
Ahora eran dos estudiantes internacionales enfermos de coronavirus, viviendo solos y sin ingresos.
Se nos juntó todo. Teníamos que pagar la renta, el colegio, se nos estaba venciendo la visa, había que pagar la comida, servicios… y con la ayuda que yo tenía de mi trabajo no era suficiente.
Afortunadamente a Andrés sí le dieron la ayuda de $1,500. Pues al ser trabajador independiente y no gozar de ninguna prestación laboral o cobertura por enfermedad, Andrés cumplía con todo el perfil de los solicitantes.
La ayuda de $1500 le sirvió a la pareja de estudiantes colombianos para ponerse al corriente con su renta.
“Ese dinero fue una bendición. Porque con lo de mi trabajo no logramos completar lo de la renta del departamento, entonces hablamos con el dueño y negociamos que nos esperara un poco. Así que cuando llegó la ayuda del gobierno terminamos de pagar la renta.”
El auxilio de los amigos durante esas casi tres semanas de confinamiento fue fundamental para la pareja. Si bien ya habían resuelto la renta y la comida con las prestaciones laborales de Carolina, necesitaban que alguien que les hiciera las compras, les acercara la ayuda y estuviera pendiente de ellos.
“Además de darme ánimos, (mis amigos) me ayudaban con las compras para la comida. Me dejaban las cosas afuera del apartamento y una vez que yo sabía que ya se habían ido, yo salía y las recogía”.
Uno de esos amigos les sugirió que solicitaran la ayuda financiera de hasta $3,000 de ayuda para estudiantes internacionales en Victoria cuyos ingresos se han visto afectados por el coronavirus.
El Rent Relief Grant es un fondo de asistencia para proporcionar pagos de ayuda de alquiler a los habitantes de Victoria, incluidos los estudiantes internacionales, que estén experimentando dificultades para pagar su renta debido a la pandemia.
“Nosotros solicitamos también esa ayuda y estamos esperando la respuesta. Creemos que sí nos la van a dar porque nos llamaron de la agencia inmobiliaria para decirnos que el gobierno se habían comunicado con ellos para llegar a un acuerdo de pago de la renta”.
Después de tres semanas de estrés, angustia y confinamiento, Carolina y Andrés han superado una de las pruebas más difíciles de sus vidas: vencieron la COVID-19.
Andrés ya se alista otra vez para montarse en la moto y comenzar a recorrer las calles de la ciudad de Melbourne repartiendo comida a domicilio en el tiempo libre que le queda durante sus estudios.
Carolina ha vuelto al restaurante con una sonrisa y agradecida de conservar ese trabajo, para seguir dándole la batalla a esta pandemia.
*Los nombres reales han sido cambiados.
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Los residentes del área metropolitana de Melbourne están sujetos a la etapa 4 de restricciones y deben cumplir con el toque de queda impuesto entre las 8 p.m. y las 5 a.m.
Las únicas razones por las que los residentes de Melbourne pueden salir de sus hogares son para hacer ejercicio, comprar bienes y servicios esenciales, trabajar, recibir atención médica o para cuidar a un pariente enfermo o anciano.
Todos los residentes en Victoria deben cubrirse la cara cuando salen de casa, sin importar dónde vivan.
Las personas en Australia deben mantenerse al menos a 1,5 metros de las demás. Verifique las restricciones de su estado sobre los límites de reunión.
Si experimenta síntomas de resfriado o gripe, quédese en casa y hágase la prueba del COVID-19 llamando a su médico o comunicándose con la línea directa de información de salud de Coronavirus al 1800 020 080.
Las personas en Australia deben mantenerse al menos a 1,5 metros de las demás. Verifique las restricciones de su estado sobre los límites de reunión.
Si experimenta síntomas de resfriado o gripe, quédese en casa y hágase la prueba del COVID-19 llamando a su médico o comunicándose con la línea directa de información de salud de Coronavirus al 1800 020 080.
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