Cinco claves sobre la remodelación del Gabinete australiano tras la crisis de las presuntas violaciones

Prime Minister Scott Morrison and Deputy Prime Minister Michael McCormack with female members of the government's cabinet in 2019.

Prime Minister Scott Morrison and Deputy Prime Minister Michael McCormack with female members of the government's cabinet in 2019. Source: AAP

El primer ministro australiano, el conservador Scott Morrison, degradó este lunes a dos pesos pesados de su gobierno, rebajándolos a carteras de menor importancia, a raíz de un escándalo de presuntas violaciones sexuales.


1.- LOS HECHOS

La ministra de Defensa, Linda Reynolds, y el fiscal general, Christian Porter, que es el principal asesor jurídico del gobierno, fueron despojados de sus carteras, anunció Morrison.

El primer ministro también anunció la promoción de varias mujeres en el ejecutivo y afirmó que su nuevo equipo cuenta con la "mayor representación femenina" en la historia del gobierno australiano.

Morrison también llamó a la ministra de Exteriores y de la Mujer, Marise Payne, como la “primera ministra de la Mujer”, en medio de críticas contra esta alta funcionaria por su inacción en la defensa de las féminas a las que representa.

El dirigente conservador llevaba varias semanas bajo crecientes presiones debido a varios casos que expusieron a la luz pública el sexismo de la cultura política australiana y que provocaron manifestaciones en todo el país.

Sus detractores le critican no haber sacado antes a Porter y Reynolds de su Gabinete, pero fuentes allegadas a Morrison recuerdan que el mandatario valora la lealtad, especialmente en momentos en que tuvo que asumir el cargo de Primer Ministro en una crisis interna del Partido Liberal que resultó en la salida del entonces primer ministro Malcolm Turnbull en agosto de 2018.

En este sentido, el politólogo y experto electoral de la Universidad de Griffith, Ferrán Martínez i Coma considera que, aunque es natural que existan diferentes apreciaciones y críticas en torno a las acciones de Morrison, catalogó la respuesta del Primer Ministro ante la crisis como “insuficiente”, “tardía” y “mala”.

2.- LOS DETONANTES

Una antigua funcionaria del gobierno, Brittany Higgins aseguró el mes pasado que en 2019 fue violada por un colega en la oficina del Parlamento de Reynolds, que en la época era ministra de Industria de Defensa.

Convertida en ministra de Defensa, Reynolds fue criticada por la forma en que su gabinete gestionó en la época las acusaciones de la joven.

A principios de marzo, Porter fue acusado de haber violado en 1988 a una compañera de estudios de 16 años, lo que niega de plano. La supuesta víctima murió el pasado año.

Los dos ministros llevaban varias semanas de baja y el primer ministro había asegurado que volverían a sus puestos.

Con la remodelación, siguen en el gobierno pero han sido degradados. Reynolds recupera la cartera de servicios gubernamentales, y Porter la de Industria, Ciencia y Tecnología.

3.- LOS OBJETIVOS

Con los cambios en este Gabinete, Morrison intenta abordar dos problemas principales: la ola de críticas generadas por las actuaciones y acusaciones que pesaban sobre Christian Porter y Linda Reynolds, así como intentar hacer frente al inmenso problema sobre el trato a las mujeres y la cultura tóxica que han motivado marchas de las mujeres y una caída de la popularidad del mandatario en siete puntos porcentuales.

Con el aumento de la cuota de género en el Gabinete y el enfoque a los asuntos de la mujer como prioridad de su gobierno, Morrison intenta aplacar la indignación de una parte de la sociedad.

Y es que decenas de miles de personas se habían manifestado a mediados de marzo por la igualdad de sexos, y contra la violencia y el acoso sexual.

4.- EL ECO DE LAS DENUNCIAS

A pesar de los cambios en el Gabinete, Morrison seguirá en el punto de mira porque no ha expulsado al legislador liberal de Queensland Andrew Laming de su partido y le ha permitido terminar su mandato en el Parlamento.

Con una mayoría al filo de la navaja, Morrison no quiere perder un número parlamentario, por lo que -según apunta la analista Michelle Grattan en la revista The Conversation- “defenderá lo indefendible”.

Pero el escándalo de Laming no es el único dado que la diputada nacional de Victoria Anne Webster se ha quejado del comportamiento de un colega de la Coalición hacia ella en la cámara la semana pasada, mientras que el legislador del Partido Nacional Michael Johnsen le ofreció $1.000 dólares a una trabajadora sexual e intercambió mensajes sexuales durante una sesión parlamentaria.

En un mundo en el que las mujeres en el parlamento están enormemente infrarrepresentadas, Australia no ocupa un lugar destacado.

Solo el 24% de los miembros del parlamento en todo el mundo son mujeres, según el informe Mujeres en los parlamentos nacionales de la Unión Interparlamentaria (UIP) de noviembre de 2018. En las elecciones federales de 2019, el 35% de los miembros del parlamento en Australia eran mujeres, según la Comisión Electoral Australiana.

En 2018, Australia ocupó el puesto 48 en cuanto a diversidad parlamentaria de género, según la UIP.

En este sentido, el politólogo español, Ferrán Martínez i Coma, apunta que, en materia política, hasta hace poco Australia había sido un “caso rarísimo” ya que casi todos los miembros del gabinete eran hombres blancos con nombres repetidos.

5.- LAS CRÍTICAS AL NUEVO GABINETE

Una de las principales críticas a los cambios del Gabinete es que ha puesto de manifiesto la escasez de talentos en las filas parlamentarias, según apunta el analista de la revista política Crikey Bernard Keane, quien señala que, entre otros fallos, Melissa Price, ascendida al Gabinete como ministra de Industria de la Defensa, era invisible y mal considerada, mientras que Jane Hume, encargada de la Seguridad Económica de las Mujeres, fue protagonista de un intento fallido para que las víctimas de la violencia doméstica puedan aprovechar su propia jubilación.

Keane también apunta que “el cambio de Dutton de Asuntos Internos, donde ha presidido debacles de adquisiciones por valor de miles de millones de dólares, a Defensa, que está sumida en una serie de grandes desastres de material de defensa, es un mal presagio para que el gobierno recupere el control de su gasto en defensa, especialmente con el inexplicable regreso de Price al gabinete”.

El analista siguió apuntando errores como la designación de Michaela Cash como fiscal general después de que se negó a cooperar con una investigación de la Policía Federal Australiana sobre posibles delitos cometidos en su propia oficina, mientras que Payne tuvo una actuación más cuestionable que Morrison al no responder a las demandas de las mujeres en plena crisis de las violaciones en el seno del Parlamento.

Por su parte, Martínez i Coma dijo a SBS Spanish que en el caso de Dutton, su gestión dependerá de la “impronta” que quiera dejar, al tiempo que aclaró que el antiguo ministro del Interior había procesado a un adolescente de 15 años ignorando completamente sus derechos.

Dutton “no tiene el mejor de los récords, al menos como ministro del Interior”, dijo.

En momentos en que, según informan las agencias de inteligencia y seguridad australianas, el país se enfrenta a mayores riesgos, tanto dentro como fuera de sus fronteras, Karen Andrews, quién ahora pasa a liderar el Ministerio de Asuntos Interiores y Peter Dutton, quién pasa al Ministerio de Defensa se tendrán que sopesar “como combinar y maximizar la seguridad con la salvaguardia de los derechos fundamentales.”

Por su parte, el líder de la oposición, Anthony Albanese, señaló el lunes en Twitter que “barajar la baraja no cambiará la mala mano que el Gobierno de Morrison está repartiendo a los australianos", mientras la portavoz laborista en asuntos de la mujer, Tanya Plibersek, se hizo eco de sus sospechas: "Las palabras importan, pero las acciones importan más".

"Los anuncios de hoy no pueden ser otro apaño político de un gobierno que parece más preocupado por sí mismo que por los demás", dijo Plibersek en un comunicado, al recalcar que “el pueblo australiano quiere ver al primer ministro asumir responsabilidades, y la remodelación del gabinete de hoy no lo ha demostrado".

Es una evaluación compartida por Martínez i Coma, quién considera que si bien una representación “más paritaria” podría aportar beneficios, no es garantía de que ocurra un cambio cultural en el Parlamento, señalando que el detonante a la crisis fue la acusación presentada por Brittany Higgins, y ella tenía “una jefa (con A) y no un jefe (con E)”.

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