De acuerdo con cifras del Instituto Australiano de Salud y Bienestar (AIHW, siglas en inglés), en Australia el 25 por ciento de los niños y adolescentes presentan sobrepeso u obesidad. Esto constituye aproximadamente 1.2 millones de niños y adolescentes de entre 2 y 17 años.
La cifra de adultos con sobrepeso y obesidad es aún más preocupante.
El AIHW reporta que dos de cada tres personas (67 por ciento), mayores de 18 años, vive con sobrepeso u obesidad. Lo que se traduce en 12.5 millones de adultos.
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De acuerdo con la investigadora Carmen Vargas, experta en nutrición y salud publica del Centro Global para la Salud Preventiva y la Nutrición de la Universidad Deakin, “el principal problema de obesidad y sobrepeso en un niño es que tiene mayor riesgo de padecer sobrepeso u obesidad en su vida adulta".
“Esto se traduce en que Australia tiene una de las mayores cifras de sobrepeso-obesidad con respecto a otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), lo que lo coloca en el quinto lugar dentro de esta escala”, señaló la investigadora en conversación con SBS Audio, Australia en español.
La experta enfatiza que el impacto del sobrepeso y la obesidad va más allá del ámbito personal. Esta epidemia tiene un alto costo económico para las familias y el país, satura los sistemas de salud y termina engullendo recursos al por mayor.
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Una epidemia que necesita algo más que dieta y ejercicio
La experta en salud pública destaca la importancia de una solución integral para atacar el problema en Australia, ya que hacer dieta e incrementar la actividad física ayuda pero no es la única solución.
Sobrepeso y obesidad son problemas muy complejos. No solamente se refiere a un cambio individual, sino se necesitan cambios ambientales, y eso requiere mucho esfuerzo y colaboración de muchas partes.Investigadora Carmen Vargas, experta en nutrición y salud publica del Centro Global para la Salud Preventiva y la Nutrición de la Universidad Deakin.
Existen numerosas variables económicas y ambientales que afectan directamente a las decisiones individuales de manera que no es tan sencillo como decirle a una persona con sobrepeso u obesidad que mejore su alimentación y haga ejercicio, detalla la experta.
Vargas plantea la necesidad de analizar qué es lo que está influyendo para que la persona prefiera ciertos alimentos, que no son beneficiosos, o que no pueda motivarse para hacer ejercicio.
En sus investigaciones sobre esta problemática, la experta en nutrición ha encontrado que existen barreras económicas o de acceso a alimentos nutritivos y de calidad, que impiden que la persona tome decisiones más saludables.
Además, hay todo un contexto familiar y social que facilita o impide a la persona tener una rutina de ejercicios, dice Vargas.
“Entonces, no hay una respuesta mágica. No es una cuestión lineal. Necesitamos ver el problema como algo más complejo y buscar los vinculos entre todos estos puntos de complejidad que terminan en que una persona tenga sobrepeso o sea obesa”, explica la investigadora.
Vargas reconoce que las intenciones personales para perder peso no son suficientes, si a la vez no se generan las condiciones "ambientales" para que los individuos puedan elegir alimentos más saludables y tengan acceso a espacios adecuados para establecer una rutina de ejercicio.
"(Las condiciones ambientales) se traducen directamente a que exista un entorno más equitativo, porque sabemos que la gente que tiene menos recursos son las personas que tienen sobrepeso u obesidad", afirma la investigadorea.
Las personas que tienen menos recursos son las que tienen más problemas de sobrepeso y obesidad.Nutricionista Carmen Vargas.
. Source: AAP
Una colaboración en equipo
La implementación de programas educativos sobre la buena alimentación, una mayor oferta de productos saludables en los puntos de venta, como los supermercados, y la regulación de productos poco nutritivos, representan las bases para avanzar en la lucha contra el sobrepeso y la obesidad en Australia, asegura la experta.
Vargas señala que la ausencia de estrategias integrales, impiden el éxito contra la epidemia de la obesidad y sobrepeso. Como ejemplo cita el caso de México —uno de los países con más alto porcentaje de sobrepeso y obesidad— donde desde 2014 se implementó un impuesto a las bebidas azucaradas con la idea de reducir su consumo.
Sin embargo, aunque al principio hubo una reducción en el consumo de estos productos, con el paso del tiempo la gente volvió a incluirlos en su dieta diaria.
Esta anomalía se debió a que en México el agua corriente no es potable de modo que la población se ve obligada a comprar agua embotellada que en general es más costosa que una gaseosa.
“(De modo que en este caso) incrementar el impuesto a las bebidas azucaradas y mágicamente esperar que la población deje de consumir refrescos o prefiera agua, no fue una solución. En la curva de consumo de bebidas azucaradas en México se puede ver que cuando el impuesto a las gaseosas fue implementado, su consumo bajó. Pero con el tiempo el consumo volvió a incrementar, porque la gente ajustó su presupuesto para seguir comprando el producto”.
Source: Getty / Getty Images
Por esta razón, su trabajo de investigación está directamente relacionado con la creación de estrategias de colaboración con diferentes entidades para lograr programas integrales en Australia.
Por el momento su enfoque está en los supermercados, un espacio que la investigadora considera se puede convertir en una oportunidad para aprender sobre nutrición.
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Pero la nutricionista aclara que no se trata sólo de ofrecer productos más saludables, sino también proporcionar a las personas una guía para poder evaluar esos productos y tomar decisiones.
A eso hay que agregar que el precio de esos productos estén al alcance de la mayoría.
“Que el presupuesto nos ayude a poder hacer esas combinaciones. Que nuestro tiempo nos ayude a cocinar diario, en vez de salir a comprar algo que tal vez no es saludable y que va a costar exactamente lo mismo".
"Eso es lo que estoy buscando en mi doctorado. Estoy buscando una forma de colaborar con supermercados para hacer que esto pase”, asegura Vargas.
Tres kilos de menos y una hora de actividad física diaria
Según un estudio publicado por el AIHW, perder una pequeña cantidad de kilos y aumentar el ejercicio físico de manera mínima podrían brindar beneficios importantes a las personas con obesidad o sobrepeso.
Los hallazgos de la investigación indican que los cambios en dieta y ejercicio físico que una persona necesita implementar para perder peso son mínimos, comparados con los beneficios que estos cambios generan; especialmente en la prevención de enfermedades crónicas directamente atribuibles al sobrepeso e inactividad.
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Sobre este análisis, publicado en abril de 2023, que recomienda específicamente perder tres kilos y agregar aproximadamente una hora de actividad física a la rutina diaria, la experta en nutrición y salud pública de la Universidad de Deakin, comenta que la recomendación está basada para un grupo de personas que está en la línea entre sobrepeso y obesidad.
La experta coincide con las conclusiones del estudio y aplaude dichas iniciativas del gobierno para promover la salud. Pero señala que poco será su impacto si no hay suficientes recursos para crear estrategias para que las personas puedan llevar a cabo estos cambios.
“Yo creo que definitivamente el sobrepeso y la obesidad son un problema muy complejo. No solamente se refiere a un cambio individual, sino se necesitan cambios ambientales y eso requieren mucho esfuerzo y colaboración de muchas partes para que esto funcione y el plan se alinee con la problemática”.
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