Los chilenos Gustavo Martin y Víctor Marillanca han pasado toda una vida reuniéndose con funcionarios del gobierno australiano, abogando por que se investigue la participación secreta de sus servicios de inteligencia (ASIS y ASIO, siglas en inglés) en el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende a petición de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, la CIA.
Tras décadas de lucha activista, su esperanza de obtener una respuesta se avivó al conocer la noticia de que el Tribunal Administrativo de Apelaciones de Australia estaba evaluando la posibilidad de divulgar los expedientes históricos relacionados con las operaciones de los espías australianos en Chile entre 1971 y 1974.
Sin embargo, tras meses de deliberación, el Tribunal decidió retener la publicación de los registros, cinco décadas después de los hechos, alegando que el hacerlo “causaría daños a la seguridad, defensa o relaciones internacionales de la Commonwealth (Mancomunidad).
Según el Tribunal, su decisión se basó en la necesidad de proteger la capacidad de Australia de guardar secretos, y de ser vista como una nación que continúa haciéndolo, a pesar del transcurso de tiempo.
En respuesta, el investigador e historiador chileno, Gustavo Martin, quién fue acogido por Australia en 1974, dijo a SBS Spanish que se trataba de una decisión injustificable.
“Es muy lamentable. Yo realmente no entiendo, porque la CIA de Estados Unidos ha desclasificado miles de documentos con respecto a la participación del golpe estado en Chile del gobierno norteamericano. ¿Por qué Australia se arroga este privilegio?”, se pregunta Martin, quién escapó de la dictadura en Chile por haber formado parte de la gestión de Allende.
“Eso significa una debilidad muy grande, un estado muy primario de los servicios de inteligencia australianos. Yo diría que están en una etapa aún adolescente, porque si tuvieran la madurez, tendrían el coraje de informar a la opinión pública mundial de lo que hicieron,” dice tajante.
Es una apreciación compartida por el exoficial de inteligencia militar australiano, el Dr Clinton Fernandes, quien había estado luchando por la desclasificación de estos documentos desde 2017, con el fin de evaluar el historial de Australia como “buen ciudadano internacional” a la luz de sus acuerdos bilaterales de inteligencia con los EEUU.
“Esto no tiene sentido … La idea de que tenemos que ser vistos como protectores de secretos 50 años después es inconsistente con el hecho de que nuestros aliados (Estados Unidos y el Reino Unido) ya han desclasificado sus expedientes".Martin explica que los documentos de inteligencia desclasificados en Estados Unidos describen cómo la CIA menoscabó el gobierno democráticamente electo del presidente socialista, Salvador Allende, mediante la creación de un “ambiente golpista” en Chile.
Gustavo Mártin, investigador e historiador, firmante de la carta. Source: SBS
“La CIA ha revelado lo que hacía. Reveló la compra, el soborno al sindicato de los camioneros para que hicieran huelga, para impedir el funcionamiento del transporte colectivo en Chile, con el bloqueo de los caminos. Habló y pagó a comerciantes para que escondieran las mercaderías y se produjera una ausencia de los insumos necesarios para la alimentación del pueblo chileno. Eso está en los documentos,” asegura.
Martin explica que, una vez que el gobierno de Allende logró neutralizar las actividades clandestinas de la CIA en Chile, ésta solicitó la ayuda de Australia para que “continuaran las mismas actividades, sin ser detectados”. En respuesta, Australia estableció una estación de ASIS en Santiago, donde operaron tres agentes.
“La CIA reveló que los servicios de inteligencia australiana … continuaron con esas actividades,” explica.
La CIA los delató y ellos (ASIS) tratan de ser fieles … Son más papistas que el papa.
“No me extrañaría de que inteligencia australiana, haya pedido permiso a la CIA para revelarse sus documentos y la CIA le dijo que no, porque a la CIA le interesa embarrar a los servicios de inteligencia australiana, porque toda la opinión pública mundial señalizó con el dedo a la CIA y al gobierno norteamericano por el derrocamiento y la muerte del Presidente Allende en Chile”.
“Esa no la compro”
Los procedimientos de la ATT para evaluar si los expedientes de Chile y Allende podían divulgarse se llevaron a cabo principalmente a puerta cerrada, dado que la Fiscal General de Australia, Michaelia Cash, emitió un certificado de interés público días antes del inicio de las audiencias, que suprimía la divulgación de gran parte de la evidencia que sería proporcionada por las agencias gubernamentales, ASIS, ASIO y el Departamento para Asuntos Exteriores y el Comercio (DFAT, siglas en inglés).
Esto significó que Fernandes y su abogado, Ian Latham, fueron excluidos de la presentación de pruebas y argumentos del gobierno para contrarrestar sus alegatos.
Sin embargo, el documento sobre la decisión final del Tribunal contiene extractos de las declaraciones públicas de representantes de ASIS, ASIO y DFAT, dando sus razones del por qué, según ellos, la desclasificación de estos expedientes de casi medio siglo de antigüedad, aún representan un peligro para la seguridad nacional de Australia.
Lee los informes en inglés:
Australia refuses to declassify historical records on how its spies aided the CIA in Chile coup
En ese sentido, tanto el representante de ASIS como el de ASIO sostuvieron que la divulgación de los registros sobre Chile y el derrocamiento de Allende obstaculizaría la labor de las agencias australianas en el presente, al revelar aspectos que podrían llevar a la identificación de agentes de inteligencia actuales o del pasado, las relaciones entre ellos y otras agencias gubernamentales, y otras agencias extranjeras y sus operantes.
“La divulgación pública de los registros restantes de Chile y Allende que han sido exentos de divulgación, podría razonablemente comprometer las actividades de ASIS y menoscabar su capacidad para llevar a cabo sus funciones, ya que, en algunos casos, el paso del tiempo no ha sido suficiente para eliminar o degradar cuán sensible es la información para que pueda ser divulgada”, reza el fallo del Tribunal.
Víctor Marillanca, quien fue preso de guerra en Chile durante la dictadura por formar parte de la Juventud Socialista, califica los argumentos expuestos en la decisión del Tribunal como excusas que generan mayor suspicacia.
“Esa, no la compro”, dice el activista y comunicador de la comunidad chilena en Australia.Marillanca, quien llegó a Australia en 1975, dice que las declaraciones abiertas de los exempleados de ASIS y ASIO indican que Australia estaría involucrada en actividades similares en otros países hoy en día, utilizando las mismas técnicas y métodos de hace 50 años, lo que califica de implausible.
Salvador Allende. July 5, 1973. Source: AAP
“Son excusas para no dar a conocer la información. Necesitan mayor presión”, dice. “Me sorprende bastante la decisión, porque no la encuentro válida”.
Marillanca se pregunta por qué las leyes de transparencia no se están aplicando al caso de Chile, después de tantos años.
¿Qué peligro van a tener esos agentes secretos de Australia que participaron? Deben estar todos retirados, viejos y algunos podrían haber muerto. ¿Qué va a pasar? ¡Nada!
Por su parte, el Prof. Clinton Fernandes,dijo a SBS News que considera que la Ministra para asuntos exteriores, Marise Payne, debería “tomar la iniciativa y demostrar liderazgo”, ya que el continuar con el secretismo es “un insulto a la memoria de las víctimas”.
Sin embargo, ni Martin ni Marillanca esperan respuesta de Payne, quién tampoco respondió a dos .
SBS News pidió un comentario a representantes del gobierno y la oposición del parlamento australiano sobre el caso, pero ninguno respondió.
Por su parte, el Senador Rex Patrick, afirmó que la decisión de la ATT envía una señal alarmante a los demás servicios de inteligencia del mundo.
“Es un mensaje perturbador para otros servicios de inteligencia, ya que implica que los servicios de inteligencia australianos pueden hacer cosas que otros servicios de inteligencia no pueden hacer, porque no tenemos una supervisión efectiva”.
El Dr Fernandes dice que volverá a los archivos para lograr que se desclasifiquen más documentos.
“Si es posible, intentaremos apelar”, dice.
Para Gustavo Martin, este no es el final de camino. El historiador asegura que los hijos australianos de la comunidad de refugiados chilenos tomarán la batuta e insistirán por la desclasificación, a pesar de las múltiples negativas.
“Esto es muy lamentable y a mí me deja una pésima impresión de los servicios de inteligencia australiana,” añade.
“Quiera Dios que no haya ningún tipo de guerra, porque con estos servicios de inteligencia, Australia no tiene nada que hacer en el concierto internacional”.