La soledad en la muerte: Los limpiadores forenses, los últimos testigos del abandono en Australia

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Source: Getty Images/Willowpix

¿Te has preguntado alguna vez quién limpia las casas de quienes mueren solos? ¿Esos casos de personas que mueren y no son descubiertas por semanas? El limpiador forense Carlos López nos pinta el panorama en una entrevista especial con SBS Spanish.


El inconfundible olor y el retrato gélido del abandono, aspectos que podrían causarle repulsión a cualquiera, no es lo que más impacta al limpiador forense al abrir cada puerta.

Lo que más conmueve a Carlos es la desolación de un retrato de la soledad.

Y es que cada jornada laboral, Carlos se enfrenta a la cara más temible del desamparo: los recuerdos de toda una vida que ya ha sido olvidada.
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Silhouette old man in window Source: Getty Images/arvitalya

Del polvo venimos y en polvo nos convertiremos

Carlos López se dedica desde hace tres años al oficio de limpiar las casas de personas que fallecieron días o semanas antes de que él y su equipo ingresen a limpiar la vivienda — un trabajo cada vez más necesitado en Australia.

Según datos de la Oficina Australiana de Estadísticas, en 2018 se registraron más de 158.000 muertes en nuestro país. Aunque no se sabe con exactitud cuántas personas han muerto en solitario, cada vez más los titulares de la prensa dan cuenta de esta triste realidad.

En 2019 se conoció la muerte de un hombre de 55 años en su vivienda que había perecido unos 15 meses antes. Según informó el diario Sydney Morning Herald, la fecha de expiración de la leche que se encontró en su nevera era de abril de 2018.

Este tipo de casos son cada vez más comunes para el salvadoreño Carlos López. Según cuenta a SBS Spanish, en su trabajo se encuentra con frecuencia con historias de hombres que padecen enfermedades avanzadas o que sufren un ataque súbito al corazón.

Pero Carlos insiste que lo lúgubre del panorama no se compara con la impresión de atestiguar con sus propios ojos cómo el ocupante de esa casa, quien quizá haya migrado a Australia en busca de una mejor vida, marcó sus últimos alientos.

El abuelo que murió solo en Navidad

Uno de los casos que más recuerda fue el de un anciano cuya muerte fue reportada ocho semanas después de su fallecimiento, justo después de las fiestas de Navidad y Año Nuevo.

“Fue un deceso de diciembre y supuestamente él era papá, era abuelo y tenía familiares”, cuenta Carlos a SBS Spanish.

“Lo que más me marcó, más que todo, fue que pasó todo diciembre, todo Año Nuevo, y el viejito estaba muerto”, lamenta.  

“¿Qué pasó con la familia? Tuvieron que pasar ocho semanas ¿qué pasó? En diciembre nadie le habló al viejito, pasó el Año Nuevo, pasó el Merry Christmas (la feliz navidad) y entonces me pegó un poquito”.

Sombras de una vida

Para Carlos el llegar a una casa y ver los últimos momentos de la persona fallecida, qué comió antes de su muerte, cuál fue tal vez su última compra de supermercado, si la casa estaba ordenada o desordenada cuando esa persona murió, significa convertirse en espectador de primera fila de una historia de vida que terminó en soledad. Es un aspecto muy fuerte con el que él y su equipo tienen que lidiar.

“Demanda trabajo físico, emocional y espiritual; es fuerte. Te impacta y te lleva a [apreciar] un poquito más la vida por la razón que, cuando hay gente que muere sola, y uno se pone a pensar en su familia y en sus seres queridos, te impacta”.

El último gesto de cortesía para el fallecido

Carlos intenta no involucrarse demasiado con la persona fallecida.

Para no derrumbarse, él intenta mirar lo menos posible las pertenencias, y en particular las fotos, porque cuentan la historia íntima de una persona y plasman sus momentos de felicidad.

Pero al mismo tiempo, él y su equipo de limpiadores forenses le ofrecen un gesto de amabilidad al fallecido: un ritual u homenaje que esperan le regale al espíritu de la persona una pequeña alegría que quizá no tuvo cuando murió.

“Yo tengo como [una costumbre] que yo siento que es bonita para el ser humano o la persona que ha fallecido y es que, si tiene un estéreo, siempre intento tocar el último CD o casete que tenía cuando estamos haciendo la limpieza”, confiesa Carlos.  

“Es como una manera para que uno se sienta bien, y la otra persona, o el espíritu, o lo que sea que está allí, se sienta contento. Eso depende de uno, depende de la persona.”
Cuando te pega duro, me tomo un par de cervezas, pues… ¿para qué te voy a mentir?
Las máscaras y trajes de protección que usan para evitar contaminarse no resguardan a los limpiadores forenses de sus experiencias.

Ellos aprenden a sobrellevar los reflejos físicos de encontrarse con la muerte, pero no están exentos de sus emociones al tener que desechar las pertenencias del cliente. 

“Cuando te toca botar cosas que … son valiosas o sentimentales, como fotos...”, explica.

“Hay muchas fotos que no podemos limpiar porque son papeles y allí se imprime el olor. Podemos intentar quitar el olor, pero de vez en cuando no se puede. Eso se bota y normalmente lo que estamos haciendo es botar las pertenencias o la historia de toda la vida de una persona y es muy triste. Entonces, mirar la historia de cuando el abuelito estaba joven, tenía hijos y nietos y te toca botar eso...”.
Carlos, forensic Cleaner
Forensic cleaner, Carlos López. Source: Supplied

No permitas que una persona muera sola

Carlos atribuye el alza de las muertes solitarias al individualismo, al descuido de las relaciones familiares, y la tendencia de abandonar a las personas ancianas.

Es una situación preocupante en Australia, país que ha acogido a cientos de miles de inmigrantes que cuentan con pocos familiares en el país, y una red limitada de amigos.

Carlos cuenta que su experiencia le ha enseñado a poner un mayor énfasis en sus relaciones interpersonales. Dice valorar más la vida y la solidaridad, por lo que hace un esfuerzo consciente de comunicarse más con sus seres queridos.

“Dices, 'oh, mi amigo está un poquito mal y no tiene familia, lo voy a llamar'. Llegas a tomar un poquito más el valor de la vida o a apreciar a un ser querido un poquito más.”

“Se ve la vida de diferente manera porque aquí estamos en un mundo, más que todo en Australia, a donde venimos a trabajar y trabajar y nos olvidamos un poquito de los seres queridos o amigos que están solos, y eso me ha calado un poco a mí. Recomiendo a la gente que se acerca más a las familias que están solas, es muy triste ver estos casos así”.

Texto: R.O.

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