Niños de un vecindario de Melbourne estaban pasando hambre, Rebecca entonces empezó a alimentarlos

Todo comenzó con una lonchera extra para que su hija la llevara a la escuela y la compartiera con aquellos que no habían almorzado. Pero las necesidades en el barrio australiano de Rebecca han aumentado, así que desde finales del año pasado ella ha estado proporcionando cajas con alimentos a los compañeros de clase de su hija, después de notar que muchos pasaban hambre.

Composite image of a women with dark hair and a box of fruits and vegetables

Rebecca Millar ha establecido en su casa un comedor comunitario no oficial, el cual proporciona alimentos a las familias de su vecindario que luchan por pagar los alimentos básicos. Source: Supplied / Bec Millar

Cuando Rebecca Millar hace sus compras de comestibles semanales, no sólo se abastece de artículos esenciales para su familia, sino también para sus vecinos.

Desde finales del año pasado, la señora Millar ha estado proporcionando cajas de comida para los compañeros de clase de su hija, después de notar que muchos pasaban hambre.

Ahora su hogar es lo que ella describe como un "comedor no oficial de beneficencia", que proporciona semanalmente cajas de alimentos, suministros de higiene personal para mujeres y comidas caseras para siete familias de forma regular, así como también periódicamente para otros miembros de la comunidad.
Todo comenzó con una lonchera extra para que su hija la llevara a la escuela para aquellos que no almorzaron.

"Mi hija y algunos de sus amigos en la escuela trataban de compartir los alimentos de sus loncheras con otros compañeros, y volvían a casa con mucha hambre, así que comencé a enviarles cosas adicionales", explica la señora Millar a SBS News.

Enviaba una lonchera extra, y un poco de esto y aquello para que tuvieran más para compartir con los niños que no pudieron traer el almuerzo.
Rebecca Millar
La escuela solía tener un club de desayuno, pero eso terminó en 2023.

Como resultado, la señora Millar dice que muchos niños pasaban un día completo sin comer nada.

"Fue entonces cuando todo se intensificó", señala.

Boxes containing basic food and groceries.
Rebecca Millar proporciona cajas de alimentos para las familias de su comunidad en los suburbios del oeste de Melbourne. Source: Supplied / Rebecca Millar
Debido a su trabajo voluntario, su compromiso con la comunidad y a que vive cerca de la escuela, la señora Millar es muy conocida por muchos de los compañeros de clase de su hija y sus padres.

Por lo que cada vez más y más estudiantes comenzaron a pasar por su casa, lo que la llevó a preparar refrigerios adicionales para que los niños se los llevaran a casa o a la escuela al día siguiente.

Las cajas ahora han crecido para incluir algunas comidas sencillas como fideos, macarrones con queso o sopa para aquellos que necesitan comida para cenar en casa, junto con productos frescos y comidas caseras cocinadas por lotes.

Tengo alrededor de siete niños que ahora vienen regularmente y lo comparten con sus familias u otros niños en la clase.
Rebecca Millar
Rebecca Millar también tiene una caja de productos higiénicos para la menstruación en su baño y alienta a los visitantes a tomar lo que ellos o sus familiares puedan necesitar, y vuelve a llenar la caja cuando los suministros se agotan.

Aunque está contenta de ayudar, la inflación también la está afectando


La señora Millar está decidida a apoyar a su comunidad tanto como sea posible, pero la inflación está afectando lo que ella puede hacer.

Su último supermercado le costó $260 con la mitad de las cajas llenas.

"Lo que esperaba que durara una semana... ni siquiera dura media semana", señala. "Todo ha subido".
Dado que los precios de los alimentos han aumentado, dice que han comenzado a aparecer más niños, por lo que ella ha comenzado a aceptar donaciones en línea para ayudar a financiar sus “cajas sin preguntas”, como ella las denomina.

"Es un área socioeconómica más baja, y es realmente difícil comprar porque muchas de esas marcas más baratas que compra la gente como yo están agotadas",.

"En los últimos dos o tres meses, mi facturas de comestibles, sin cambiar muchas cosas, ha subido unos $120".

“Se siente como una lucha sin fin”

La señora Millar fue diagnosticada con artritis reumatoide hace cinco años, lo que, según ella, ha creado tanto desafíos como motivación para ayudar a otros en situaciones difíciles.

Ella dice que muchas personas en su comunidad viven con discapacidades y luchan para llegar a fin de mes.

"Creo que hay una idea errónea que la gente asume que si tienes una discapacidad, automáticamente obtienes apoyo, pero no es así en absoluto", puntualiza.
Ella conoce a personas que no han podido lograr una pensión de apoyo por discapacidad o ingresar al Esquema Nacional de Seguro por Discapacidad y que, en cambio, han tenido que buscar empleo, lo que significa que deben cumplir obligaciones mutuas para recibir pagos de asistencia social.

"Se siente como una lucha sin fin", declara la señora Millar.

"No es justo que se vean obligados a la situación en la que se encuentran, en la que ni siquiera tienen lo básico; no pueden encender la calefacción en invierno, no pueden pagar la comida, definitivamente no pueden ir a ver a un especialista".


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Published 11 May 2023 1:56pm
By Jessica Bahr
Presented by Silvia Rosas
Source: SBS

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