La vida de docenas de niños y sus familias fueron destruidas por la catastrófica e inexcusable gestión de la iglesia católica frente a los casos de pedofilia en la diócesis de Ballarat, en el estado de Victoria, según las conclusiones de la Comisión gubernamental que investiga la respuesta de las instituciones australianas a los abusos sexuales a menores.
“Este fracaso desencadenó el sufrimiento y a menudo un daño irreparable a los niños, sus familias y la comunidad”, según la comisión.
“Este daño pudo ser evitado si la iglesia hubiera actuado en favor de los intereses de los niños en lugar de los suyos propios”, agregó la comisión.
Las conclusiones de la comisión responden a las investigaciones sobre las gestiones de la iglesia frente a las denuncias realizadas en la archidiócesis de Melbourne bajo la responsabilidad del arzobispo Frank Little entre los años 1974 y 1996, un período en el que prevaleció una cultura del secreto para proteger la reputación de la institución religiosa.
Phil Nagle, uno de los sobrevivientes de estos abusos, comentó que las conclusiones validan lo que las víctimas han ido denunciando durante años en relación a las prácticas de encubrimiento de los pederastas que actuaban en el seno de la institución.
“Es horrible lo que la jerarquía católica hizo para proteger su nombre”, remarcó Nagle, al recordar que muchos de los pederastas “fue trasladada a otros lugares permitiéndoles que abusen de más niños. Es tan diabólico”.
Nagle fue abusado por un miembro de los Hermanos Cristianos (Christian Brothers) en la escuela primaria St SAlipius de Ballarat en 1974.
El Obispo de Ballarat, Paul Bird, admitió el sufrimiento causado por la mala gestión de sus predecesores, y en nombre de la iglesia ofreció su “disculpa de corazón”.