El católico más veterano de Australia, el cardenal George Pell, fue hallado culpable por abusar sexualmente de dos coros en 1996 cuando era arzobispo de Melbourne.
La pareja de niños se retiró de una misa solemne del domingo a finales de 1996 y fueron atrapados bebiendo vino sacramental en la sacristía del sacerdote por Pell, recién instalado como arzobispo de Melbourne.
Pell los regañó, expuso su pene por debajo de las ropas ceremoniales adornadas y los molestó.
Un jurado de Melbourne en diciembre encontró a Pell culpable de cinco cargos: uno de penetrar sexualmente a un niño y cuatro de cometer actos indecentes con niños.
Ese veredicto se hizo público el martes después de meses de secreto procesal y el abandono de un segundo juicio por las denuncias que Pell asaltó indecentemente a niños en Ballarat en los años setenta.
Pell ha mantenido su inocencia sobre todas las acusaciones y ha presentado una apelación de su condena.
"El cardenal Pell siempre ha mantenido su inocencia y continúa haciéndolo", señala un comunicado divulgado por el abogado Paul Galbally, de la firma Galbally & O'Bryan Lawyers, en el que se anuncia la apelación a la sentencia contra Pell, quien puede detenido el miércoles a la espera de su sentencia en marzo.
Una de las víctimas, ahora en sus 30 años, presentó las denuncias a la policía después de años de haber luchado para entender lo que había experimentado.
Aproximadamente un mes después de que fue violado por Pell, fue nuevamente asaltado sexualmente, empujado contra el muro de una catedral por el ahora cardenal que acariciaba sus genitales.
La otra víctima de Pell murió en 2014 por un accidente.
Por su lado, una de las dos víctimas de Pell, pidió a través de un comunicado a través de su abogada Vivian Waller, que se mantenga en secreto su identidad ya que no es un portavoz de las víctimas de pederastia, solo "un 'tío' trabajador común y corriente que mantiene y protege a su familia lo mejor posible".
El abogado defensor Robert Richter QC representó a Pell en el juicio, y durante un juicio anterior en el que el jurado fue destituido después de no llegar a un veredicto.
Richter no logró convencer al último jurado de que los procesos de la catedral fueron tan perfectos que dos niños simplemente no podrían haberse "detenido" sin ser vistos.
Argumentó que las acusaciones eran una "fantasía descabellada", que Pell siempre estaba acompañado después de la misa y que las ropas incómodas le habrían impedido revelar sus genitales.
"Solo un loco intentaría violar a los niños en la sacristía del sacerdote inmediatamente después de la misa solemne del domingo", dijo al jurado.
Pell, quien estaba físicamente enfermo durante el juicio, sigue en libertad bajo fianza.
Está previsto que regrese a la Corte del Condado para una audiencia de culpabilidad el 27 de febrero.
El juez jefe Peter Kidd debe sentenciarlo en marzo.
