Wendy Gutteridge se mudó a Australia desde Inglaterra en 2015 y nunca quiso irse. La mujer de 45 años trabajaba como fiscal para la RSPCA en Victoria y se convirtió en ciudadana australiana el año pasado.
Pero cuando el estado de Victoria y el país al que llamaba hogar cerraron sus fronteras para evitar la propagación del COVID-19, la "Fortaleza Australia" comenzó a sentirse como una prisión.
La prohibición de viajar al extranjero le impidió visitar a su madre viuda en Inglaterra, así que en enero hizo las maletas y renunció a su sueño.
"En ese momento, el Reino Unido tenía más de 70.000 casos diarios, más de 1.000 muertes al día", explicó a SBS News, al añadir que eso “demuestra lo fuerte que es el deseo de ver a tu familia".
Puntos destacados:
- Australia cerró sus fronteras en marzo de 2020 y no tiene previsto reabrirlas hasta mediados de 2022.
- La “Fortaleza Australia” ha pasado factura a muchos inmigrantes que han dejado definitivamente el país para estar con sus familias en el extranjero.
- La separación de los inmigrantes respecto a sus familias ha causado severos problemas de salud mental.
Wendy Gutteridge had planned to stay in Australia long-term. Source: Supplied
"Simplemente no ha habido ningún reconocimiento para la gente que está desesperada por ver a sus familias y siguen retrasando las fechas una y otra vez", señaló la mujer británica al preguntarse si “
la gente se lo pensará dos veces antes de emigrar a Australia de forma permanente si vas a ser un prisionero allí”.
“No puedo estar atrapada aquí”
Brittney Lee, de 33 años, también se siente afectada por estar separada de su familia, que vive en Estados Unidos,. Ella vive en Perth con su marido australiano desde hace cinco años.
"No ha sido nada bueno. Sinceramente, este último año ha sido probablemente uno de los más duros para mi salud mental, al no saber cuándo los iba a ver", expresó la mujer de origen estadounidense.
"Hay días en los que mi salud física me ha pasado factura y nunca me había pasado eso, ya sabes, cuando tu salud mental no es tan buena y tu salud física se deteriora".
Lee trabaja en el sector de los cuidados a las personas con discapacidad y su marido, Mark, de 36 años, es ingeniero minero.
Dentro de dos semanas, la pareja planea mudarse a California, culpando a las estrictas condiciones de Australia para viajar al extranjero.
"Lo veo a muy largo plazo, especialmente después de este último año y de ver cómo Australia ha manejado las restricciones fronterizas y todo eso", señaló Lee, quien tiene la residencia permanente en Australia y había planeado solicitar la ciudadanía, pero ahora considera que no tiene sentido.
"Puede que lo haga más fácil a largo plazo, pero tengo la RP -en la que me he gastado más de 10.000 dólares y he esperado dos años y medio-, pero ahora probablemente la perderé de todos modos, sólo con el funcionamiento de los visados, pero ya no lo veo como una pérdida".
Lo único que les queda para poder salir del país es una exención del gobierno federal.
"[Pronto] Mark tendrá su tarjeta verde, tendrá la prueba de una oferta de trabajo en Estados Unidos. Tendremos pruebas de que dejamos nuestros trabajos, de que terminamos nuestro contrato de alquiler, así que supongo que obtendremos una exención, pero también he oído de gente que tiene esas pruebas y se las han denegado".
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No podemos esperar tanto
Para Annelies y Daniel Kavan, no poder ver a la familia en Canadá después de tener su primer hijo el año pasado les ha pesado mucho.
"Fue increíblemente, increíblemente difícil. Tuve algunos problemas de salud graves cuando Max nació y no poder tener a la familia que habíamos pensado tener cerca fue casi imposible", comentó Annelies Kavan.
La pareja ha estado viviendo en la Costa de Oro o Gold Coast desde marzo de 2017 y ha construido cada uno un futuro profesional exitoso La señora Kavan es guionista independiente y su marido es consultor en el sector de la tecnología legal.
Ahora están considerando decir adiós a todo eso.
"Si la única forma de ver a la familia es si nos vamos al extranjero, entonces no nos queda otra opción", remarcó Daniel Kavan.
"Las fronteras no van a estar abiertas hasta al menos mediados de 2022. Creo que no podemos esperar tanto tiempo y estaríamos pensando en mudarnos a Canadá a finales de este año o principios del próximo."
"Decidimos trasladarnos a Australia porque pensamos que sería el mejor lugar para formar una familia, pero si no podemos ver a la familia y si no podemos viajar para reunirnos de vez en cuando con ella, entonces pierde realmente su valor como lugar para formar una familia".
Daniel Kavan dice que el gobierno federal está ignorando a familias como la suya.
"Las fronteras cerradas han ayudado a mantener el coronavirus fuera y a mantener a los australianos a salvo, pero al mismo tiempo, no hay que subestimar el peaje que ha supuesto para la salud mental de muchos australianos el estar separados de sus familias durante tanto tiempo".
The Kavans miss family in Canada. Source: Supplied
Annelies Kavan está de acuerdo y afirma que las políticas del gobierno ponen en peligro los cimientos de una nación de inmigrantes.
"Ha habido un poco de sentimiento antimigrante por parte del gobierno, creo. No tiene en cuenta a todas estas personas que tienen fuertes conexiones y familia en el extranjero, que es la mayoría de la gente."
Necesidad de cambio en un país de inmigrantes
El censo de 2016 reveló que casi la mitad (49%) de todos los australianos habían nacido en el extranjero o tenían al menos un padre nacido en el extranjero.
Desde marzo del año pasado, 156.507 ciudadanos australianos y residentes permanentes recibieron exenciones para salir de Australia de los 329.180 que lo solicitaron, según la Fuerza de Fronteras de Australia.
Un total de 84.031 solicitudes de ciudadanos australianos y residentes permanentes para salir de Australia fueron denegadas.
En abril se produjeron 65.100 salidas de Australia, la cifra mensual más alta desde que comenzó la pandemia, según la Oficina Australiana de Estadísticas.
Entre los que se marchan están los inmigrantes cualificados de larga duración, que el director del programa de política económica del Instituto Grattan, Brendan Coates, afirma que Australia no puede permitirse perder.
"Cuando los inmigrantes se marchan y se llevan consigo valiosas habilidades, será más difícil reemplazar algunas de esas habilidades a corto plazo", dice.
"Si no podemos reponerlas fácilmente a través de la migración o de la formación, lo que puede llevar algún tiempo, es una habilidad que no tendremos en la economía australiana durante un tiempo".
Coates afirma que Australia probablemente siga siendo un destino popular para los emigrantes cualificados, dada la forma en que ha evitado la propagación del COVID-19, pero eso podría verse afectado por una lenta distribución de la vacuna.
"Aunque los emigrantes en el extranjero pueden ver a Australia como un destino que parece bastante atractivo, el hecho de que les resulte difícil volver a casa y ver a sus familias -ciertamente en el transcurso del próximo año según las previsiones presupuestarias- hace que Australia sea menos atractiva de lo que podría ser".
"Si hubiéramos conseguido que el programa de vacunación funcionara más rápido y estuviéramos en una posición en la que pudiéramos abrirnos al mundo y ya no necesitáramos estas restricciones en la frontera, [las cosas podrían ser diferentes]".
2020 impacted the mental health of many people in Australia. Source: Digital Vision/Getty Images
La seguridad en la "Fortaleza Australia"
Por ahora, conseguir que los 40.000 australianos que siguen varados en el extranjero vuelvan al país sigue siendo una prioridad del gobierno federal, pero la presión para hacer algo para apoyar a los que tienen familia en el extranjero es cada vez mayor.
Carla Wilshire, directora general del Consejo de Migración de Australia, afirma que es necesario un cambio urgente.
"La reagrupación familiar tendrá que ser una prioridad (...) tenemos que empezar a replantear el programa migratorio y examinar cómo es una migración post-COVID. Vamos a tener que examinar el flujo [de visados] familiar, especialmente en circunstancias en las que haya vulnerabilidad dentro de una familia u obligaciones de cuidado".
"La realidad de la migración moderna es que es muy fluida y que cuando uno se traslada al extranjero existe la expectativa de poder volver a ver a la familia periódicamente -a menudo más de una vez al año, a menudo tres o cuatro veces al año-, por lo que la idea de un período prolongado sin la familia tiene un peso importante en términos de la experiencia de asentamiento migratorio."
"La reapertura de las fronteras internacionales es algo muy difícil, muy, muy difícil para nosotros de poner una especie de posición finita", dijo el primer ministro Scott Morrison el mes pasado.
"Entiendo que todo el mundo esté deseando volver a una época que conocimos, pero la realidad es que este año estamos viviendo una pandemia que es peor que la del año pasado".
"Australia ha tenido éxito porque hemos llevado a cabo una exitosa política de control de fronteras, y no voy a poner eso en riesgo".
Cualquier plan para que los australianos vacunados puedan salir del país podría ocurrir "sólo cuando sea seguro hacerlo", ha dicho.
