La política del Reino Unido navega en un caos que se ha intensificado en los últimos meses por las dificultades de los parlamentarios británicos para ponerse de acuerdo en cómo divorciarse de la Unión Europea.
La fecha del divorcio se acerca y la incertidumbre crece entre la ciudadanía, sobre todo entre los europeos procedentes de otros países que hasta ahora gozaban de la libertad de poder vivir y trabajar en el Reino Unido sin necesidad de visados o permisos de trabajo. Pero eso ya ha cambiado.
Así lo explica a SBS Natalia Guillén, una fisioterapeuta española que vive y trabaja en Londres desde hace trece años.
“Yo llevo aquí viviendo un montón de años, tengo una casa, un trabajo fijo… ¿Me van a echar? ¿Cómo va a ser esto?”.
Natalia explica que la incertidumbre se acrecentó por cómo las autoridades han ido gestionando las medidas para que los ciudadanos europeos regularicen su situación.
“Salió el concepto de la tarjeta de residencia que teníamos que pedir, demostrar que llevábamos viviendo aquí al menos cinco años trabajando o estudiando…”
Natalia se sacó la tarjeta de residencia, pero después de un año el gobierno anunció que esta tarjeta no iba a ser permanente y que había que solicitar otro proceso, el UE Setlement Scheme, para conseguir el estatus de “asentado”. Este estatus da derecho a quedarse en el país, trabajar, estudiar, utilizar los servicios sociales y recibir las ayudas públicas a las que tengan derecho.
“Imagínate la incertidumbre, me dices hace año y medio que tengo que hacer esto, y ahora me lo cambias. (…) Y encima a los dos meses se sacar este otro proceso por el que había que pagar, no mucho unas 65 libras, a los dos meses dicen que es gratis. (…) ¿Qué nos van a pedir mañana?”, se pregunta la española.
Esta situación empujó a Guillén a solicitar la ciudadanía británica, que finalmente, consiguió.
“Es la forma más segura de poder quedarte en el país, pero es un proceso caro, y hay que hacer dos exámenes, uno de inglés y otro de historia inglesa, otros papeleos… al final terminas gastándote el equivalente a más de 2,000 dólares australianos, y no todo el mundo puede”, detalla.
Guillén ha vivido en Londres el proceso del referéndum del Brexit y se lamenta de cómo ha cambiado también el ambiente que se respira en la ciudad.
La español Natalia Guillén recibiendo la ciudadanía británica Source: Facebook
“El día del referéndum fue un día triste porque para mí - y creo que para la mayoría de la gente que vive aquí – Londres es multiculturalidad, integración, igualdad de oportunidades, y sobre todo, libertad.”
“Con el Brexit llegó la sensación de darte contra la pared, es decir, esa armonía casi perfecta que sentías como extranjero en Londres, se rompió, como que los ingleses que todos son culturalmente muy correctos y muy educados y sobre todo muy críticos a los comentarios racistas - que están muy mal vistos - de repente se dio rienda suelta a ese racismo que no sé si estaba dormido, pero nunca lo habíamos notado”, reconoce.
“Hubo muchos incidentes contra la comunidad polaca, sobre todo. Pero también incidentes contra españoles en autobuses, como el de una chica a la que pegaron un puñetazo en la cara en un tren por hablar español”, asegura Natalia.
Esto a Natalia le hizo sentir insegura, como en el caso en el que se vio obligada a cambiar la conversación que mantenía con una amiga del español al inglés, ante el miedo de cómo iban a reaccionar las personas de alrededor.
“Esto antes jamás me lo habría planteado. Ha habido un cambio total”, resalta.
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