En la región de Illawarra, en el sur de Sídney, existe una comunidad de migrantes españoles envejecida pero numerosa. Según datos del consulado español en Sídney, viven aquí alrededor de 1,200 españoles, de los cuales una cuarta parte tienen cerca de 80 años.
Esta primera generación de inmigrantes que hicieron de Australia su hogar, enfrenta ahora otros retos propios del envejecimiento y de la evolución de la sociedad. Estas dificultades son muy diferentes a las que se encontraron cuando llegaron a Australia hace 50 años.
La organización SALCO Spanish and Latin American community Organisation, opera en la zona ofreciendo servicios sociales.
Una de las profesionales con más años de experiencia allí, Solange Pontigo, conoce muy de cerca las dificultades que encuentra la comunidad hispano hablante de la región.
“Ha disminuido la inmigración. Son pocas las personas que llegan a esta área desde España o Latinoamérica y también se ha ido envejeciendo un poco, sobre todo la primera generación, los españoles que llegaron en los años 60. Muchos de ellos están falleciendo y es triste de ver”.
Otro gran problema añadido al envejecimiento, es que los hijos y nietos de esta generación van perdiendo el uso del español, mientras que los abuelos dejan de hablar inglés.
“Naturalmente cuando las personas llegan a cierta edad empiezan a perder el idioma y vuelven a su lengua nativa. Además los hijos ya están grandes, tienen sus vidas y cuando hay asuntos que solucionar ellos se ven limitados, ya no pueden conducir y se ven solos en casa. Ahí es cuando nuestra organización les ayuda. Les ayudamos por teléfono y podemos a ir a su casa para ayuda de emergencia o referirlos a otros servicios”, explica Solange.
La llegada de los pioneros
La década de los 60 del pasado siglo vio a cientos de españoles instalarse en diversos lugares de Australia para comenzar una nueva vida. Una de las zonas más populares fue, precisamente, Illawarra, donde las posibilidades de trabajo que ofrecían los altos hornos de Port Kembla, atrajo a muchos inmigrantes.La “Operación Canguro” fue una de esas migraciones organizadas por los gobiernos español y australiano. En uno de esos viajes, en 1962, llegó a Australia desde Sevilla la familia de José Cabello, cuando él era sólo un bebé de 15 meses. La ciudad de Wollongong se convirtió en su hogar.
Salida desde el aeropuerto de Sevilla día 29 de noviembre de 1962 Source: Supplied
José recuerda con nostalgia su infancia y cuenta a radio SBS Spanish, cómo se vivía en los días en que la crianza de los niños se compartía en una comunidad bastante mixta de españoles. Las procedencias eran de lo más diverso: andaluces, madrileños, asturianos y aragoneses, entre otros.
“Nunca hemos puesto empeño en hacer diferencias y nos hemos criado como una gran familia. Los otros padres han sido nuestros padres igualmente. Si nos veían en la calle jugando con los chiquillos, íbamos a esa casa a comer todos juntos, sin preocuparnos de si era nuestra casa o no. Ha habido mucho cariño entre las familias aquí.”
El club español de Wollongong
Cuando José tenía cerca de diez años se creó el club español de Wollongong, donde él trabajó como camarero. La comunidad necesitaba juntarse y encontrar apoyo en su proceso de asentamiento en Australia, por lo que el club fue un punto de encuentro fundamental.Sin embargo, con el paso de los años la segunda generación fue instalándose en otras zonas más alejadas, por lo que el club dejó de ser un lugar de encuentro conveniente y se empezó a perder la clientela.
Comunidad de españoles en Illawarra, NSW. Festival de Wollongong, 1982 Source: Provided Illawarra library
Además, la necesidad de encontrarse dejó de ser tan apremiante como al principio, sobre todo a medida que la generación de José se integraba más en la cultura y la sociedad australianas.“Lo mismo le ha pasado a la comunidad polaca, griega o italiana, es simplemente los cambios y la ley de Nueva Gales del Sur sobre el funcionamiento y la gestión de los clubs, que lo hace difícil adaptarse”, asegura José.
Ultramarinos La Andaluza en Warrawong. Tienda de productos españoles en la zona de Illawarra. Source: Supplied
A pesar de todo, el español se resiste a morir
José Cabello conoce de primera mano el problema que supone la pérdida del inglés de los mayores.
“Conozco amigos que ahora tienen cierta dificultad en entenderse con sus padres. Mi padre es un buen ejemplo, él hablaba inglés bastante bien, pero una vez que se retiró dejó de practicarlo y perdió mucho el idioma. Si yo no hubiera podido hablar español, no me hubiera podido comunicar con él como lo hice mientras estuvo vivo”, reconoce José.
José es ingeniero eléctrico y de automatización, y asegura que el hablar la lengua de sus padres le ha traído ventajas profesionales, algo que no imaginó.
“Como la empresa para la que trabajo es europea, me mandaban a América Latina y a España, y aprendí las formas del español en los diferentes países de América Latina y de las diferentes formas que se habla dentro de España. Y ha sido una riqueza para mí el poder apreciar la cultura española extendida.”
El cónsul de España en Sídney, Juan Manuel Molina, visitó recientemente la comunidad de españoles de Illawarra. Una visita que no ocurría desde hacía tiempo, sobre todo desde que el club español dejó de existir y este tipo de visitas “formales” dejaron de producirse.Aunque el cónsul pudo comprobar la buena salud de la enseñanza del español en la universidad de Wollongong, también reconoce la brecha que hay entre las personas mayores y los jóvenes, y el reto de conservar la cultura entre generaciones.
El cónsul de España en Sídney, Juan Manuel Molina, con los miembros mayores de la comunidad de españoles en Wollongong Source: Provided
“Las mujeres son muy activas y reconocen que los nietos tienen una función clave para continuar el legado cultural. Yo animaría a los nietos de los españoles que llegaron en los años 60 a que se preocuparan más por la cultura española y que se evidencie en la defensa de la lengua española. El ser bilingüe es un tesoro y te abre el mundo”, asegura Molina.
La comunidad ha celebrado recientemente algunos acontecimientos importantes que han reunido a gran parte de sus miembros. En especial el 50 aniversario de la “Operación Canguro”, una de las primeras migraciones organizadas de españoles, con la que José llegó a Australia.
“Me di cuenta de que los españoles en Wollongong se sienten como pez en el agua, que están en su casa y que difundían esa manera de ser nuestra de tolerancia y de respeto, y el alcalde me lo enfatizó”, cuenta el cónsul.
“Me dijo - ustedes tienen un pasado en la historia de Wollongong donde han contribuido a dar una nota de tolerancia, de respeto mutuo a otras comunidades, incluso con la dificultad de la lengua.”Ahora el punto de encuentro de la comunidad de españoles se centra en las redes sociales y en una página web donde comparten información relevante para la comunidad.
Cónsul de España en Sídney de visita en la escuela de español de Illawarra. Abril 2019. Source: Supplied
José continúa siendo un miembro activo en el grupo y su intención es que se mantenga vivo el espíritu y la cultura de los españoles.
“Uno de los proyectos que me gustaría hacer ahora es poder preparar un programa sobre la inmigración española para el museo histórico de Wollongong. Tenemos muchas fotos y muchas cosas que podemos aportar al museo, para que no se pierda lo que ha sido una gran aventura de nuestros padres.”
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