Hoy por hoy son muy comunes las conversaciones en las que alguien comienza quejándose de la falta de sueño y de cómo esto afecta su desempeño laboral, el estudio, y hasta su vida social y personal.
Un exhaustivo estudio publicado recientemente sobre los hábitos de sueño de más de mil 200 jóvenes en Australia concluyó que un 60 por ciento de las personas analizadas reportaron patrones irregulares de sueño, siendo esto un fuerte indicador de baja salud mental y física.
La investigación, divulgada en la Revista de Salud Pública de Australia y Nueva Zelanda, ha encontrado que 1 de cada 4 jóvenes australianos no se siente satisfecho con su sueño.
Más de 1200 adultos jóvenes, de 22 años, participaron en la investigación que analizó la calidad del sueño en función de factores como la duración del sueño, la rapidez con la que se duerme, la satisfacción y la regularidad.
El treinta por ciento dijo que dormía menos de siete a nueve horas por noche, y el 18 por ciento dijo que tardó más de 30 minutos en conciliar el sueño.
El análisis encontró que dormir mal tenía efectos colaterales, como un estado de alerta diurno deteriorado.
La baja satisfacción con el sueño también fue un fuerte indicador de una salud mental y física más baja.
Los participantes del estudio procedían de un proyecto conocido como Estudio Raine, en la Universidad de Australia Occidental, donde se rastrean los datos de salud anuales de miles de niños desde el nacimiento, después del consentimiento voluntario de la madre embarazada.
Los seis investigadores australianos, de los campos de la psicología, la investigación médica, la salud y la educación dicen que este es el primer estudio australiano que investiga exhaustivamente la salud del sueño de los adultos jóvenes, utilizando informes de laboratorio y autoinformes sobre la calidad del sueño.
La investigación, que no analizó otros rangos de edad, no indica sin embargo si la falta de sueño afecta de manera desproporcionada a los australianos más jóvenes.
El profesor de medicina respiratoria y del sueño de la Universidad de Flinders, Robert Adams, dice que otras investigaciones sugieren que los jóvenes pueden verse más afectados por factores que afectan negativamente el sueño de todos los australianos.
Significativo entre los adultos más jóvenes son los problemas para poder permitirse suficiente tiempo para dormir lo que necesitan. Otro factor, son presiones externas, como las demandas laborales. Si trabajas muy tarde o muy temprano pero luego tienes que hacer otras cosas en horarios diferentes, se vuelve realmente difícil establecer un patrón de sueño regular.Robert Adams, profesor de medicina respiratoria y del sueño de la Universidad de Flinders.
El Dr. Adams dice que, en su experiencia, es menos probable que los adultos más jóvenes busquen ayuda profesional porque no ven la falta crónica de sueño como un problema. Y agrega que otra barrera para buscar tratamiento, también es el costo.
El histórico estudio recomienda que los hallazgos se utilicen para formular una herramienta de detección de bajo costo para intervenir, antes de que aumente el problema.
Las horas de sueño necesarias para que un individuo se sienta descansado se establecen entre 6 y 10 horas, aunque la mayoría de la población necesitaría entre 7 y 9 horas para sentirse bien descansado.
La cama debe ser un sitio que se use solamente para dormir o tener actividad sexual. No debe ser usada para entretenimiento como ver películas, o trabajar.Dr. Andrés Acosta, médico general.
El médico Andrés Acosta, residente en Melbourne, aconseja seguir algunas indicaciones básicas para propiciar el buen dormir:
- Se debe evitar el uso de pantallas y artefactos que producen luz azul. Esto incluye dispositivos electrónicos como teléfonos celulares, tabletas y computadores. La luz azul confunde al cerebro y le envía señales de que aún es de día estamos despiertos.
- Las lámparas de la habitación donde dormimos deben ser de luz indirecta y de baja potencia. Debe apagarse al momento de dormir. Lo ideal es la oscuridad.
- La temperatura del cuarto debería ser alrededor de 18 grados. Las temperaturas altas afectan la calidad del sueño.
- Se puede escuchar música para dormir si es recomendada para el efecto. Algunas ondas se ponen en alineamiento con las ondas del cerebro y son apropiadas para dormir. También se pueden usar meditaciones recomendadas.
- La lectura en la cama debe ser con libros no digitales. Eso ayuda a relajar el cerebro porque no hay ninguna luz a la que se esté expuesto.
- No es recomendable comer antes de ir a dormir o tomar bebidas energizantes o con cafeína. Tampoco se recomienda tomar alcohol previo a la rutina del sueño.
"La idea es poder llegar a la cama de una manera relajada", concluye el médico.
Este podcast y artículo proporcionan una descripción general y no debe considerarse un consejo médico personal, ni una lista exclusiva. Se recomienda a los lectores que consulten su caso con su médico de cabecera.
Para escuchar el segmento con esta información y la entrevista con el Dr. Andrés Acosta, pulsa la flecha en el botón de reproducción que aparece al inicio de esta página.