Estados Unidos tiene ya más de una semana sumido en el caos de protestas generalizadas en todo su territorio, a raíz de la muerte de George Floyd, un hombre negro, a manos de un policía blanco en Minneapolis.
El país nortemaericano, aquejado fuertemente por el coronavirus, vive un escenario de tensión racial exacerbada. En medio del mayor estallido de protestas en décadas, reinan los mensajes de noticias falsas ante una prensa tradicional desprestigiada por el Presidente Donald Trump.
El contexto de violencia estructural que afronta la población afroamericana en este país obliga a los padres de esta minoría racial, así como a los hispanos, a tener la llamada “conversación”: el momento en que se enseña a los hijos qué hacer y qué no hacer cuando se encuentren con la policía, y cómo comportarse en un espacio público para protegerse del racismo.
“Lamentablemente somos diferentes aunque seamos educados y tengamos profesiones universitarias y un buen empleo”, dijo a SBS Spanish Marisol Pérez, quién tuvo que conversar con su hijo Alejandro sobre esta problemática a pesar de que vive en un barrio diversamente cultural de la zona metropolitana de Washington DC, una de las ciudades más afectadas por las protestas, actos vandálicos y la represión de las autoridades contra la población.
Puntos destacados:
- La muerte de George Floyd en manos de la Policía ha desatado una serie de protestas contra la discriminación racial y la brutalidad policial.
- Muchos padres afroamericanos realizan lo que se llama “la conversación” para explicar a sus hijos cómo protegerse del racismo.
- Marisol Pérez, una venezolana en Washington DC, tuvo que alertar a su hijo, quien tiene piel oscura, sobre el comportamiento que debe adoptar para evitar ser discrimindo.
Marisol, especialista en comunicaciones, contó a SBS Spanish que tuvo que explicarle a uno de sus hijos, que tiene “una piel más oscura que la aceptable para sentirse seguro” de que debía cuidarse de posibles ataques o conductas racistas. Ella le dijo a Alejandro que cuando interactúe con la Policía tiene que “bajar la cabeza, hacer lo que te digan y no bajarse del carro a menos que te lo pidan”.
Su hijo no se había dado cuenta de su condición hasta que un día la Policía lo detuvo porque su coche tenía un problema en uno de los faros.
A este joven universitario de 19 años, no solamente lo hicieron comparecer ante un tribunal, sino también lo obligaron a regresarse a pie.
“No es algo que se aplique al cien por ciento, pero con que te toque el policía malo ya es suficiente”, aclaró Marisol Pérez en conversación telefónica desde la capital estadounidense.
Una ira contenida
Más de una semana después del fallecimiento de George Floyd, un hombre negro de 46 años que murió asfixiado por un policía blanco que lo inmovilizaba en Minneapolis, las protestas se extendieron de costa a costa. Desde el domingo, las protestas derivaron en disturbios generalizados y en saqueos.
Marisol Pérez cuenta que en medio de este caos abundan las noticias falsas y la desinformación, una situación a la que a su parecer también ha contribuido el presidente estadounidense, Donald Trump, quien ha desprestigiado a medios tradicionales serios como el Washington Post o el New York Times por ser críticos a su gestión.
“Hay bastante preocupación y sí hay cierta segregación dentro de las zonas. Están explotando las redes sociales y no sabes qué creer”, precisó la venezolana.
Asimismo, Pérez señaló que Trump “maneja de manera magistral” a las redes y los medios que están a su favor, por lo que “ha encontrado una manera de comunicarse “con cierta parte de la población blanca que ahora se siente “impune”.
“Creo que el presidente Trump, con su increíble manera de ver la vida, es en parte responsable de lo que está pasando. No ha demostrado ser un líder, no ha demostrado tener empatía con sus conciudadanos”, enfatizó.
En un momento en que el descontento y el malestar se dispara, Trump prometió restaurar el orden en Estados Unidos.
Trump anunció que iba a enviar tropas a las calles de Washington DC y amenazó con desplegar soldados en el resto de los estados si no cesa la violencia.
Actores externos
Tanto activistas y académicos han destacado algunas diferencias respecto a las identidades raciales de los involucrados en éstas protestas, y la ubicación de las mismas, comparativamente con otros estallidos sociales del pasado.
Si bien las zonas mayoritariamente negras en el sur de Los Ángeles fueron el foco de la violencia en los disturbios de 1992 y 1965, éstas han permanecido tranquilas en los últimos días.
Los saqueos y enfrentamientos se concentran ahora en puntos turísticos como Hollywood y en zonas prósperas como Beverly Hills y Santa Mónica.
Éstos cambios han dado pie a diferentes teorías o rumores sobre supuestos agitadores infiltrados que están incitando a la violencia en protestas, que son en su mayoría pacíficas.
El Presidente Trump ha culpado a grupos de la izquierda radical ANTIFA (Anti-Fascist, siglas en inglés) de generar caos. Sin embargo, otros señalan a grupos de supremacistas blancos de extrema derecha de estar detrás de la violencia y saqueos.
John Jones III, un líder comunitario en Watts, zona del sur de Los Ángeles, explicó que jóvenes de su comunidad se han trasladado a otras áreas como el centro para protestar. Sin embargo, aclaró que no puede estar "100% seguro" de que ninguno esté involucrado en saqueos u otros crímenes allí.
No obstante, el "periodismo de los teléfonos inteligentes" actuales permite mostrar "más de una cara en los saqueos", dijo Allissa Richardson, autora de "Bearing Witness While Black" y profesora adjunta de periodismo de la USC.
"Con los disturbios de Watts o los de Rodney King, se veía a gente de color haciendo la mayor parte del daño (a infraestructura) en su propia comunidad", recordó. "Ahora estamos viendo (...) activistas blancos que llegan, destruyen y desfiguran la propiedad".
Por su parte, Marisol Pérez, explicó que identificó “a una persona relacionada con la organización Code Pink", que aglutina a feministas y simpatizan con el chavismo en las protestas en Washington.
Las razones para protestar
Las protestas de Los Ángeles por la muerte de George Floyd traen dolorosos recuerdos de otros trágicos disturbios en la ciudad contra la brutalidad policial hacia ciudadanos negros.
Como en las actuales manifestaciones, los episodios de Rodney King en 1992 y en el barrio humilde de Watts en 1965 fueron impulsados por la violencia policial contra hombres negros.
Decenas de miles de personas de todos los grupos étnicos y demográficos han tomado las calles a través del país para exigir el fin de la brutalidad policial.
Algunos de ellos explican con sus propias palabras por qué están manifestando y lo que esperan lograr en las mayores protestas civiles en Estados Unidos en muchos años.
La estudiante en el frente
Kayla Junaye Johnson es una estudiante negra de derecho penal de 21 años en la Universidad Grambling State de Louisiana.
Se sintió "mal del estómago" cuando vio el video de la muerte de Floyd luego de que el oficial Derek Chauvin le apretara el cuello con su rodilla durante casi nueve minutos, y se sumó a las manifestaciones en Minneapolis.
"Vimos un asesinato en vivo, no hay vuelta. Es perturbador. Es horrible, y cada agente [involucrado] debe ser inculpado con los máximos cargos", dijo.
"En la primera protesta llegué hasta el frente de rodillas, gritando 'Manos arriba, no disparen'. Salté y esquivé al menos un par de granadas aturdidoras con la cabeza. Fue aterrador por momentos", dijo.
"Cuando no vi llegar una de estas granadas, me golpeó en el brazo. Terminé con una quemadura de segundo grado del departamento de policía de Minneapolis".
"Personalmente no me siento cómoda cerca de policías. Odio decirlo pero tienen tanto poder en el mundo ahora que da miedo, puede pasar cualquier cosa".
"Nunca esperé que sucediera esto esta semana pero no estoy sorprendida. Ser negro en Estados Unidos provoca esto. Así es como nos afecta. Es triste, pero es así".
La madre que educa a sus hijos
Michelle Evans, una mujer blanca de 40 y pocos años que trabaja en marketing, llevó a sus hijos de dos y cuatro años a la escena de la muerte de Floyd, y los abrazó en medio de un mar de flores.
Temiendo que las protestas, que se tornaron violentas, fueran "demasiado peligrosas", expresó su solidaridad e ira en el lugar que se ha convertido en un memorial a Floyd.
"Mis hijos, solo por ser quienes son, necesitan saber que tienen privilegios, y que precisan ser parte de la solución al crecer", dijo a la AFP.
Llorando, denunció el racismo "estructural" en Estados Unidos.
"Es como nuestro país fue fundado, y necesita ser destruido y reconstruido en una manera que traiga igualdad e inclusión para todos".
El músico que no será silenciado
Tyqaun White, un estudiante de música de 20 años de Brooklyn, ha manifestado en las calles de Nueva York.
"Llegamos a un punto en que los negros pedimos que no nos maten. Es ridículo (...) Esto tiene que parar", dijo.
"Estamos en tiempos modernos, pero tenemos una mentalidad enraizada en la esclavitud", añadió.
"Estamos enojados. La gente aquí está muriendo y viven en la pobreza cada día. ¿Y nos quieren matar y luego simplemente decirnos que nos quedemos quietos? ¡No! Tenemos que salir", explicó.
"Comprendo por qué la gente puede quebrar el toque de queda y protestar de la manera que quiere protestar".
Pretenden "domarnos y controlarlos, porque somos su propiedad". Somos "tratados como animales, así es como han sido tratadas las personas negras durante años y años".
"Creo que esta protesta continuará el resto de mi vida (...) Necesitamos protestar para siempre, hasta que este sistema sea totalmente revertido y cambiado y construido sobre la igualdad y la libertad verdaderas. Voy a seguir luchando tanto como sea necesario".
Privilegiados en los suburbios
Jeff Austin, un antropólogo cultural de 62 años y su hija Lily Henry-Austin, de 17, manifestaron juntos en Bethesda, un suburbio rico de Washington DC.
Las manifestaciones grandes son raras en este barrio mayoritariamente blanco, uno de los más ricos del país y donde viven altos funcionarios del gobierno.
"Sentimos que ya basta, y que realmente tenemos que trabajar para cambiar nuestras políticas, precisamos cambiar la actitud de nuestra sociedad hacia la raza", dijo Jeff.
"Hemos tenido siglos para solucionar esto. Ni siquiera nos acercamos aún, pero seguiremos tratando".
"Cuanto más gente se involucre en tratar de contrarrestar las actuales actitudes racistas de la nación, mejor. Cada uno tiene un papel que jugar", afirmó.
"Como mujer blanca, tengo una inmensa cantidad de privilegio", dijo Lily.
"Me duele tanto ver a personas que son humanas no ser tratadas como humanos. Simplemente no podía quedarme en casa y no hacer nada. Estaré aquí afuera hasta que algo cambie. No me iré".
El ex-marine latino
Hipólito Arriaga, un puertorriqueño de 36 años que creció en el Bronx y fue marine estadounidense en Irak, habló con la AFP durante una marcha en Miami.
"Al servir en el ejército, pensé que éramos enviados al extranjero para proteger la libertad de la gente aquí, pero mientras tanto la policía aquí nos está tratando como si estuviésemos en una zona de guerra", dijo.
"Eres entrenado para ver a la gente en Irak, en Afganistán, como si fueran animales, como si fueran salvajes".
"De la misma manera ahora aquí en este país nos llaman delincuentes. El presidente quiere calificarnos de terroristas por acceder a nuestro derecho a hablar, un derecho humano fundamental que es nuestro", afirmó.
"Se olvidan de que el país fue fundado con una revolución".
Con información adicional de AFP.