Puntos destacados:
- Los expertos definen el dolor crónico como un dolor que dura más de tres meses o que continua mucho después de que una persona se recupera de una enfermedad, accidente o intervención quirúrgica.
- Más mujeres que hombres registran sufrir de dolor crónico en Australia y el mundo, según varios estudios.
- El gobierno de Victoria ha anunciado una investigación para comprender lo que significa el dolor crónico de las mujeres, dado que las mujeres se ven afectadas de manera desproporcionada, según una encuesta.
Sinopsis
Los profesionales de salud definen el dolor crónico como un dolor que dura más de tres meses o que continua mucho después de que una persona se recupera de una enfermedad, accidente o intervención quirúrgica.
Y aunque el dolor crónico afecta a todas las personas, independiente de su edad, tiende a registrarse más en las mujeres que en los hombres, según varios estudios.
Por esta razón, el gobierno de Victoria ha iniciado una investigación para abordar las cuestiones relacionadas con los niveles desproporcionados de dolor crónico entre las mujeres.
Alrededor del mundo, existen más mujeres que reportan dolor crónico que hombres. Según una encuesta a más de 1.750 mujeres en el estado de Victoria, denominada Salud de la Mujer 2023, el 40 por ciento de las mujeres entrevistadas vive con dolor crónico.
Los resultados de esa encuesta, también revelan que en casi todos los niveles de atención médica, el dolor que padecen las niñas y las mujeres a menudo se considera atípico, exagerado e incluso completamente inventado, mientras que los temas de salud y dolor de los hombres se tratan con más seriedad.
*Patricia, un nombre ficticio, debido a que la entrevistada prefiere permanecer anónima, afirmó a SBS News que tuvo que lidiar con varias barreras en el sistema de salud australiano, porque como muchas mujeres jóvenes, sufría de dolores pélvicos recurrentes desde que era una adolescente.
Agrega que le recetaron la píldora anticonceptiva para aliviar sus dolores, pero que esa alternativa no le resolvió su problema. El dolor era tan intenso y continuo, que decidió someterse a una perforación ovárica cuando tenía 19 años.
"Me remitieron a un ginecólogo que era un señor bastante mayor, que me dijo, 'bueno, ¿cuándo quieres tener bebés?' ... yo tenía alrededor de 19 años y eso era lo último que tenía en mente", dijo.
"Él estaba más interesado en preservar mi fertilidad que en controlar los síntomas que me provocaban dolor".
Si bien la salud de Patricia se mantuvo estable por un tiempo, su dolor comenzó a aumentar nuevamente a los 24 años.
Luego el dolor empeoró, porque dejé de amamantar y todo cambió.*Patricia, nombre ficticio, de la entrevistada, que sufre dolor crónico.
En ese entonces veía a una ginecóloga con la que se sentía muy cómoda, y que parecía priorizar el manejo de su dolor.
La laparoscopia exploratoria que realizó el primer especialista redujo parte del grosor del revestimiento del útero, lo que, según Patricia, contribuyó a minimizar temporalmente los dolores pélvicos durante su menstruación.
Pero después de tener su primer hijo, Patricia volvió a experimentar dolores fuertes. Y con eso vino la sensación de que su ginecóloga ya no la quería atender porque no la podía ayudar más, con lo cual Patricia comenzó a cuestionar la existencia de sus propios dolores. Este sentimiento de no ser tomada en serio lo experimentó en varios niveles del sistema de salud australiano.
"Luego el dolor empeoró, porque dejé de amamantar y todo cambió. Además de eso, trabajaba y estudiaba a tiempo completo, así que comencé a pensar que tal vez el dolor tenía que ver con el estrés. Entonces, lo que sucede es que a veces empiezas a cuestionar tu propia sanidad", señaló.
Los factores que impulsaron la investigación del gobierno de Victoria sobre los niveles desproporcionados de dolor crónico que sufren las mujeres provienen de historias como la de Patricia.
La médica de cabecera retirada, Susana Cubas, que trabajó en el sistema de salud australiano por más de tres décadas afirma que “la medicina es docencia, no paternalismo”, y que se necesita mayor evaluación del sistema de salud australiano para resolver la crisis en la que se encuentra en la actualidad.