Una serie de masacres cometidas en zonas rurales de Colombia están creando conmoción en el país. Desde la tarde del viernes 21 de agosto y en un plazo de 24 horas, se han cometido tres masacres con un resultado de 17 muertos.
Pero no son hechos aislados. En los últimos 11 días se han contabilizado 33 fallecidos en similares circunstancias. La mayoría de los asesinados son jóvenes, algunos de ellos adolescentes de entre 12 y 17 años.
El corresponsal de SBS en Colombia, José Gregorio Pérez, explica que el narcotráfico puede estar detrás de estos asesinatos:
“Uno de los frentes que trabajan las autoridades es que la muerte de estos muchachos se debe a que iban a ser captados a la fuerza por bandas criminales para ser distribuidores de estupefacientes, ellos se negaron, y los mataron”.
Puntos destacados:
- En los últimos 11 días se han contabilizado 33 fallecidos en masacres ocurridas en zonas rurales de Colombia.
- La mayoría de las víctimas son jóvenes, algunos de ellos adolescentes de entre 12 y 17 años.
- El gobierno de Iván Duque achaca las masacres al crimen organizado, disidentes de las extinguidas FARC o el grupo guerrillero ejército de liberación nacional, ELN.
Los episodios se encadenan más o menos de la misma forma: un grupo armado irrumpe y abre fuego en alejadas zonas o se lleva a sus víctimas para luego abandonar los cuerpos.
Pérez señala además que hay una lucha territorial por controlar los territorios donde antes operaban las extinguidas FARC.
“Hay una lucha territorial entre las disidencias de las FARC, el ELN, el cartel del Golfo, y bandas criminales que luchan por el control del narcotráfico, el control de la tierra y el control de las rutas de la salida de la cocaína hacia el Pacífico”.
Los posibles autores
A esta arremetida por el control de puntos estratégicos de la producción y tráfico de drogas se suman los asesinatos de 224 exguerrilleros que firmaron la paz, según el ahora partido de izquierda Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), así como cientos de líderes o activistas de derechos humanos.
Aunque el acuerdo de 2016 redujo sensiblemente la violencia - analistas estiman que por año se han evitado unas 3.000 muertes -, el repunte del narcotráfico y la falta de control efectivo del extenso territorio por parte del Estado han contribuido al regreso a las épocas de terror y plomo.
"Lo que ha sucedido en una semana es algo horripilante. Son cuatro masacres", dijo a la AFP Camilo González, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).
Las mafias del narcotráfico "están aprovechando la situación de la pandemia y la debilidad de la presencia del Estado en (cuanto a) políticas de protección y sociales en esos territorios", dijo.
Una nueva fuerza
Hasta el 17 de agosto Naciones Unidas había documentado 33 masacres en lo corrido del año. Se habla de matanza cuando son asesinadas tres o más personas en el mismo hecho.
Este sábado el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, anunció la creación de una unidad especial para capturar a los responsables de las matanzas.
Los agresores "harán parte del cartel de los más buscados por ser perpetradores de homicidios colectivos", así como de un "programa de recompensas", declaró desde Arauca.
Presionado por las críticas ante el deterioro de la seguridad, el gobierno insistió en su plan para retomar las fumigaciones aéreas contra los narcocultivos, pese a las protestas de los campesinos que alegan falta de alternativas.Nariño y Cauca, dos de los departamentos afectados por las masacres, conectan con la principal ruta para la salida de droga por el océano Pacífico.
(The New York Times) Source: The New York Times
"La presencia de Estado es solamente militarizada", y aun así no se detiene la violencia, comentó el director de Indepaz, al apuntar el retraso o incumplimiento de los compromisos del acuerdo de 2016 que buscaban la "protección de comunidades, de su incorporación a la legalidad y de desarrollo rural".
Colombia, el mayor proveedor mundial de la cocaína que se consume en Estados Unidos y Europa, arrastra un historial de violencias que en seis décadas deja poco más de nueve millones de víctimas, en su mayoría desplazados, además de muertos y desaparecidos.
Con información adicional de AFP
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