A medida que Ómicron, la nueva variante de COVID – 19, sigue extendiéndose por todo el mundo, las autoridades sanitarias y los gobiernos se apresuran a saber más sobre ella.
El descubrimiento de la variante ha ocasionado un nuevo caos en los viajes internacionales. Se han cancelado vuelos y se han cerrado fronteras de forma masiva, a pocas semanas de las vacaciones decembrinas.
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ha criticado que varios países hayan cerrado las fronteras a los países del sur de Africa, después de que compartieran nueva información científica de gran importancia sobre esta variante, que es potencialmente más contagiosa.
En ese sentido ha dicho que las personas proveninetes de estos países no deberían ser penalizadas con prohibiciones de viaje, ya que ómicron ya se ha propagado en varios países.
Agregó que esto podría desincentivar a que otros países compartan información científica, por miedo a que les suceda lo mismo.
Australia está entre las naciones que ha prohibido temporalmente los vuelos hacia y desde el sur de África.
Sin embargo, el ministro federal de Salud, Greg Hunt, afirma que el gobierno considera que la variante ómicron es "gestionable" y que segun la información médica recibida al momento, se trata de una variante menos letal, que ocasiona enfermedad menos grave y síntomas más leves, pero que sí es más transmisible.
No obstante, Australia decidió ayer retrasar la reapertura de sus fronteras para los estudiantes internacionales, y migrantes temporales cualificados, como medida preventiva.
La reapertura parcial de las fronteras estaba prevista para mañana miércoles 1ero de diciembre, pero se ha postergado dos semanas, hasta el 15 de diciembre.
Entrevistado: Diego Silva, profesor de bioética de la Universidad de Sydney.
