Líderes mundiales, presidentes y primeros ministros se han reunido para despedir a la reina Isabel II en su funeral de Estado después de sus 70 años de reinado.
El servicio histórico en la Abadía de Westminster incluyó conmovedores homenajes de dignatarios y siguió una de las procesiones más grandes de la historia moderna. Además, fue el primer funeral de un monarca británico a color, televisado, y de amplia difusión mundial.
El doctor en Relaciones internacionales del London School of Echonomics y profesor de la Universidad del Rosario en Colombia, Óscar Palma, cree que el evento mostró a grandes rasgos las relaciones entre los países democráticos y dejó un mensaje claro a los países que se quedaron por fuera, tales como Rusia, Venezuela o Siria.
Asímismo, considera que la muerte de la monarca plantea una reflexión sobre el futuro de las monarquías en el mundo, aunque esto no necesariamente significa que van a extinguirse.
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"La institución de la monarquía en el Reino Unido seguirá vigente. Uno encuentra que las personas aún se identifican mucho, no solo con Isabel II sino con la institución como tal, y eso lleva a siglos de historia. Difícilmente podría uno pensar que va a terminar", opina el experto, quien se encuentra en Londres y ha presenciado las dinámicas en la ciudad en los últimos días, tras la muerte de la Reina.
Palma de todas formas considera que el nuevo Rey tiene grandes retos para conectar con las nuevas generaciones, que han crecido con unos valores "antimonárquicos por naturaleza".
"Son generaciones que ven en la monarquía un sentimiento de culpa por un pasado imperalista, colonialista, y que a medida que hemos avanzado en esos valores, han crecido esos sentimientos de reconocer que la monarquía tuvo la culpa de una cantidad de atrocidades", puntualiza el experto.
