Fin de Jobkeeper “puñalada” contra trabajadores vulnerables y empresas turísticas australianas

Chilean leading tour guide, Ronald Ferrer, leading a group of tourists around Uluru, in Central Australia.

Chilean leading tour guide, Ronald Ferrer, leading a group of tourists around Uluru, in Central Australia. Source: Supplied

JobKeeper llegó oficialmente a su fin, dejando a cientos de miles de empresas en vilo y a un millón de trabajadores australianos vulnerables sin pago. El problema es aún más grave en los sectores más golpeados por la pandemia, como la industria del turismo, y para los trabajadores migrantes.


A pesar de que la economía australiana se ha recuperado más rápido de lo esperado, cientos de miles de empresas y sus empleados australianos ahora se enfrentan a un futuro incierto, ya que aún dependían del subsidio conocido como Jobkeeper.

El gobierno australiano afirma que Jobkeeper logró su cometido de salvar puestos de trabajo, ya que preservó las relaciones laborales entre las empresas y sus emplados durante el período más oscuro de la pandemia, pero insiste que ahora el subsidio debe terminar, porque solo era un salvavidas con fecha de expiración.

Según las estimaciones, Jobkeeper ayudó a mantener alrededor de un millón de empresas operando y a casi 4 millones de australianos en un puesto de trabajo en el punto álgido de la pandemia.

Unas 2,7 millones de personas y 680.000 empresas había prescindido ya del pago, lo que representa un indicio de la recuperación económica del país. El Banco de la Reserva de Australia afirma que el subsidio salarial salvó más de 700.000 puestos de trabajo.

Sin embargo, el líder laborista, Anthony Albanese dice que, si bien admite que JobKeeper debía llegar a su fin en algún momento, considera "imprudente" que se retire el apoyo a las industrias y empresas que todavía están adversamente afectadas por la pandemia, ya que no hay suficientes empleos aún.

“Hay muchas más personas desempleadas que vacantes. Ese es el hecho. Hay dos millones de australianos que están desempleados o quieren horas adicionales”.

No obstante, el Primer Ministro, Scott Morrison, afirma que la tasa de desempleo actual de 5,8 por ciento no aumentará necesariamente tras el término de Jobkeeper. Las cifras oficiales sitúan las pérdidas de empleo entre 100.000 y 150.000 puestos.

Sin embargo, muchos sindicatos, ONGs y grupos empresariales critican también la decisión del gobierno de acabar con Jobkeeper, especialmente la misma semana en que se acaba además el pago del suplemento de coronavirus que recibían las personas desempleadas con el programa de Jobseeker.
Estas organizaciones temen que el final de Jobkeeper signifique despidos masivos, y que esas personas luego tengan que depender de pagos de Jobseeker reducidos a poco más de $300 por semana.

El Consejo Australiano para el Servicio Social (ACOSS, por sus siglas en inglés), es uno de los que ha condenado enérgicamente la decisión del gobierno de acabar con los subsidios.

“Muchas de esas personas pasarán a recibir Jobseeker, pasando de un pago de $500 dólares por semana a unos escasos $ 314.00 por semana, o solo $44 por día,” dijo la CEO de ACOSS, Cassandra Goldie.

Gabriel Daín, del Centro de Trabajadores Migrantes de Victoria dijo a SBS Spanish que su sindicato se sentía decepcionado por la decisión.
Más de un millón de trabajadores pierden hoy los pagos de JobKeeper.
"Es probable también que cientos de miles más pierdan sus horas turnos y sueldo, y a estos trabajadores también se unen al millón de trabajadores migrantes que nunca recibieron ayuda del Gobierno durante los lockdown (confinamientos)”.

Daín alertó que esta decisión del gobierno podría provocar un aumento en la explotación laboral en Australia y perjudicar aún más a los trabajadores más vulnerables y los trabajadores migrantes que nunca recibieron ayudas del gobierno durante la pandemia.

“Está empujando a cientos de miles al desempleo y el subempleo, creando una subclase de trabajadores vulnerables a la explotación”, añadió.  

“Hemos visto una y otra vez como los jefes explotadores se pueden aprovechar de los trabajadores desesperados porque saben que el trabajador no puede arriesgarse a perder o dejar el trabajo.”

El turismo continúa “con los crespos hechos”

En la industria del turismo, una de las más golpeadas por la pandemia, se han perdido miles de trabajos, aunque se desconocen las cifras precisas, porque la naturaleza dinámica de la industria significa que su dimensión e impacto es difícil de cuantificar.

Sin embargo, el Consejo Australiano de la Industria de Turismo estima que el sector ha sufrido de una caída del 35 por ciento en las reservaciones a futuro, y afirma que al menos un tercio de los operadores ha dicho que tendrá que cerrar o despedir a una parte de su fuerza laboral si el gobierno no brinda más ayuda.

En Victoria solamente, casi un 60 por ciento de las empresas turísticas ha dicho que dependía aun de Jobkeeper, y que el fin de esta ayuda supone que tendrán que despedir más personal.

A pesar de que el gobierno ha intentado brindar paquetes de ayuda específica adicional para el sector, y afirma que habrá más ayuda y también subsidios por venir, algunas de las iniciativas anunciadas hasta el momento han sido criticadas por ser consideradas como insuficientes. Entre éstas se encuentra la oferta de vuelos baratos para fomentar el turismo dentro de Australia, una iniciativa que ha sido bienvenida pero también reprochada, ya que beneficia más a las grandes compañías de aviación, que a los operadores locales.
Ronald Ferrer worked as a tour guide and was a Jobkeeper recipiet, until his company decided to let all staff go.
Ronald Ferrer worked as a tour guide and was a Jobkeeper recipiet, until his company decided to let all staff go. Source: Supplied
Ronald Ferrer, un chileno que lleva más de una década trabajando en el sector del turismo, se desempeñaba como guía líder en una empresa de turismo de aventura en Australia. Antes de la pandemia se dedicaba a viajar por todo el país, llevando grupos de turistas a visitar los destinos más icónicos de Australia, desde Uluru en el centro y Kakadu al norte, hasta la Gran Barrera de Coral y los viñedos de varios estados del país. Todo eso cambió con el cierre de fronteras y las restricciones de viaje.

Ronald estuvo por meses sobreviviendo el desempleo gracias al pago de Jobkeeper, pero se vio obligado a buscar trabajo a destajo en otras áreas, después de que su empleador decidiera despedir a todo su personal, cuando la incertidumbre de cara al futuro venció con creces la esperanza de una posible reanudación del turismo a mediano plazo.

“En noviembre del año pasado recibí la mala noticia,” lamenta.

“Jobkeeper ayudó muchísimo a mucha gente que trabajamos en este sector, no solamente a mí, a muchos compañeros de trabajo. Ha habido mucha incertidumbre, y angustia. Lo he vivido yo, pero no puedo imaginar (cómo van a hacer) otras personas que tienen familia, que tienen quizá muchas más deudas que yo”.

Ronald explica que la capacidad de “reinvención” de los trabajadores del turismo y los operadores es tanto complicada, como limitada.
Reinventarse es más que una palabra. Tener que reinventarse es tener que prácticamente empezar de nuevo, especializarte en otras cosas, y empezar de cero, una nueva carrera.
Además, Ronald explica que las empresas de turismo no están en una posición de poder planificar dada la incertidumbre. Asimismo, explica que incluso, tras la pandemia, la dinámica y las prácticas interactivas y la experiencia del turismo tendrán que cambiar.

“Lo veo súper difícil de que en este año se pueda restablecer todo el tema del turismo internacional y que vuelva todo a la normalidad.”

En ese sentido, su deseo es que el gobierno se ocupe de estas preocupaciones.

“Deberían ponerse un poco más la mano en el corazón, con los operadores turísticos más pequeños. Aquí hay familias que realmente necesitan ayuda.

“Que lo vean bien, que lo analicen muy bien, porque es angustioso y ahí va a haber un tema de salud mental increíble”.

Escucha el informe completo presionando sobre la imagen principal.

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