El estudiante colombiano Juan Manuel Jiménez describe su vida actual como la de “un niño” que no puede pasar tiempo solo.
No puede conducir, ni trabajar, ni comer una dieta normal. Tampoco controla sus emociones.
El estudiante de 25 años quedó severamente afectado tras haber sobrevivido a un accidente grave de trabajo en Melbourne que estuvo a punto de costarle la vida.
“No estoy en condiciones de hacer una vida normal”, detalla Juan a SBS Spanish.
Juan sufre las secuelas de una rotura de cráneo que le causó tres hemorragias cerebrales. El accidente también le produjo la fractura de un hombro y un pulgar.
“Vuelves a ser como un niño porque la sociedad no te deja manejar, no te deja ir solo al parque y lo entiendo, soy un riesgo al volante porque mentalmente no estoy bien físicamente tampoco".
Su vida dio un vuelco el 17 de diciembre de 2020 mientras trabajaba manejando una máquina para limpiar y pulir el piso.
Ese día, Juan fue enviado a limpiar en el aparcamiento de un edificio, a pesar de que el día anterior, le había comunicado a su jefe que a la máquina le estaban fallando los frenos.
Le dije a mi jefe que la máquina estaba teniendo muchos problemas y que incluso me estaba fallando el freno de emergencia.
Pero Juan dice que por la premura del trabajo “necesitábamos acabar lo más pronto posible” y que se le informó que después la “máquina se mandaría a revisar”.
Al día siguiente, Juan volvió a utilizar la máquina.
“Estaba en unas rampas de un aparcamiento y entonces los frenos empezaron a fallar. Me estrellé contra un muro de cemento y se quebró mi cráneo en tres partes”.
La mujer de Juan, Vanessa, estaba ese día acompañándole para ayudarle, y en cuanto escuchó los gritos, acudió en su auxilio.
Juan fue sometido inmediatamente a una cirugía cerebral de urgencia y fue puesto diez días en coma.Desde entonces está pasando por un largo proceso de rehabilitación mental y física que puede extenderse durante un año, lo que incluye un tratamiento con antidepresivos.
Estudiante colombiano Juan Manuel Jiménez ingresado en el hospital tras sufrir un grave accidente de trabajo. Source: Provided (Juan Manuel Jiménez)
Juan afirma que los médicos le han indicado al menos doce meses de reposo. No le permiten conducir porque presenta altos riesgos de sufrir de ataques epilépticos debido al daño neuronal que sufrió, por lo que tampoco puede pasar mucho tiempo solo.
También ha perdido el sentido del olfato, su sistema digestivo no tolera algunos alimentos, lo que le produce vómitos frecuentes.
Sin seguro de trabajo
A pesar de agradecer el seguir con vida, Juan y su esposa enfrentan ahora una situación de indefensión por no tener un seguro que le cubra a Juan los costes médicos y de rehabilitación.
Juan alega que la compañía donde trabajaba no le ha ofrecido apoyo alguno.
Juan dice que no estaba inscrito en el seguro laboral de la compañía como empleado. Él trabajaba de forma autónoma con un número de ABN y le facturaba a la compañía por las horas que trabajaba, en jornadas a tiempo completo.
Juan explica que el incidente no fue reconocido como accidente laboral. Él no tenía ningún otro tipo de seguro como trabajador autónomo.
Acorde al testimonio de Juan, a él y su mujer se les comunicó que Juan “no estaba cubierto por el seguro de trabajo”, por lo que debían reclamar al seguro de estudiante, a pesar de que el accidente había ocurrido durante la jornada laboral.
Ambos se sintieron abandonados por la falta de interés de parte de la compañía.
“(El apoyo) desapareció al enterarse del accidente”.
“(Hubo interés) hasta el momento que yo estuve en coma, y después no volvió a aparecer”, lamenta Juan.
Matt Kunkel, director del Centro de Trabajadores Inmigrantes de Victoria, explica que los estudiantes internacionales se encuentran a menudo desprotegidos en casos de accidentes laborales.
“Hay muchos empleadores sin escrúpulos quienes a pesar de saber que tienen que pagar los salarios apropiados y bajo las condiciones apropiadas a sus empleados, les fuerzan a inscribirse con un ABN y así evitan sus responsabilidades empresariales”, explica.
Kunkel señala también que los bajos salarios que suelen pagar algunos empleadores a los estudiantes internacionales y otros migrantes, apenas les permite cubrir sus gastos por lo que “si no tienen suficiente para vivir, no va a ser posible para ellos pagarse cosas adicionales como el seguro de trabajo o de jubilación (superannuation)”.
“Es un problema que se repite por todo el país y el gobierno tiene que hacer algo, porque está costando a la economía y a gente, como Juan, de esta manera”.
El apoyo de la comunidad hispana
Vanesa, la mujer de Juan, llegó también a Australia con visa de estudiante en 2020 y ahora cursa un certificado de trabajo social con discapacitados.
Tras el accidente, ella tuvo que asumir toda la carga económica para mantenerse y pagar los gastos médicos de Juan, pero sus ingresos no les alcanza.
La desesperación los llevó a organizar una campaña de recaudación de fondos en línea (GoFundMe) para poder cubrir los gastos más inmediatos.
Juan cuenta que le costó mucho emocionalmente el dar este paso. Él era un profesional ambicioso y en Colombia trabajaba como jefe de producción en grandes multinacionales. Para él no es fácil tener que pedir ayuda.
Pero gracias a la generosidad de muchos, consiguieron recaudar algo más de $11.000 dólares.
“Nos fue muy bien, recaudamos un poco más de lo que presupuestamos y nos ayudó mucho porque pudimos cubrir la mayor parte de los gastos médicos”.
Con el tiempo, los abogados de Juan consiguieron que el seguro de estudiante le pagara un 60 por ciento de los gastos médicos generales. Sin embargo, esta ayuda no fue suficiente para cubrir todas las facturas, y el dinero recaudado se agotó en tres meses.
“Melbourne es muy costosa, la renta… mi esposa me tiene que pagar Uber para que me vaya a la doctora porque no puedo manejar y no puedo ir solo”.
Sin embargo, la pareja no tienes planes de recaudar más dinero en línea.
Ahora, con la ayuda de sus abogados, la intención es reclamar que su jefe le cubra a través de su seguro de responsabilidad pública o public liability.
Juan hace hincapié en la necesidad de que los estudiantes se informen bien para no quedarse desprotegidos.
“A veces en el afán que tenemos y la necesidad de trabajar, de enviar dinero a Colombia y pagar nuestros estudios, se nos olvida que nuestra seguridad es primero y hay mucha gente que se está aprovechando de ello para ganar dinero a costa de nosotros”.Matt Kunkel insiste en que, si un empleador ofrece un trabajo y exige inscribirse con un ABN, esto debería ser una señal de alarma.
Juan and Vanessa before the accident. Source: Provided (Juan Manuel Jiménez)
“Si esto ocurre es bastante probable que se trate de una contratación falsa”.
La contratación falsa, conocida ampliamente en inglés como un sham contracting es una práctica ilegal que prolifera aun en Australia y afecta principalmente a trabajadores migrantes y aquellos que desconocen la ley laboral australiana.
Kunkel advierte que hay indicios claros que pueden alertar a un trabajador que podría estar siendo víctima de esta maniobra, bajo la cual un empleador contrata a destajo y exige un número de empresa australiana (ABN, siglas en inglés), con el fin de evadir el pago de los seguros y de jubilación que corresponden a una relación formal de empleo.
“En la mayoría de estos acuerdos, donde una persona va a trabajar para un jefe, usando su equipo, representando su empresa o llevando su uniforme, esa persona debería ser considerada un empleado y el jefe es el responsable de pagar todos los seguros”.
Kunkel aconseja a las personas que se encuentren en estas situaciones de posibles contrataciones falsas que “guarden bien todos los documentos y pruebas del trabajo que se está haciendo, porque es posible probar que se es un empleado y si esto se prueba, tiene derecho a todas las condiciones y pagos a los que no está teniendo acceso”.Juan y Vanessa planean ahora trasladarse a vivir a Perth, donde el costo de vida es menor que en Melbourne.
Source: Provided (Juan Manuel Jiménez)
Si bien la situación de ellos es dura y dramática, él explica que el haber estado al borde la muerte también le ha cambiado en lo personal y a pesar de todo, ve la vida con optimismo.
“Salí de un accidente que por poco me arrebata el estar con mi familia y el estar en paz, por lo que yo le quiero decir a la gente que disfruten cada segundo y no le hagamos mal al otro, hagamos las cosas correctas, ayudemos a la naturaleza, ayudemos a que todo fluya de una forma y el mundo va a cambiar para bien”.
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