De acuerdo con la , Australia necesita enfermeras y enfermeros para servicios como la atención de adultos mayores, cuidados intensivos, emergencias, para trabajar en hospitales y para los servicios de salud mental, entre otros.
Sin embargo, una carta firmada por más de 21 mil personas afirma que esa mano de obra podría ya estar en Australia. Pero el retraso en los exámenes de evaluación para obtener el registro como enfermero o enfermera en este país está provocando que miles de profesionales de la salud, que obtuvieron sus acreditaciones en el extranjero, estén atrapados en un limbo administrativo que les impide sumarse a una fuerza laboral que los necesita desesperadamente.
Ese es el caso de Juan*, un latinoamericano que llegó a Australia hace más de 8 años con su título de licenciatura en enfermería y sus más de 12 años de experiencia laboral -que incluyen dos años de trabajo en unidades de cuidados intensivos en un hospital de Europa- pero que, por cuestiones burocráticas, tiene detenido su proceso de homologación que empezó hace más de un año.
Puntos destacados:
- En la lista oficial de ocupaciones calificadas para una migración prioritaria, la profesión de enfermería se menciona hasta seis veces.
- Uno de los exámenes para lograr el registro en Australia como profesional en enfermería se lleva a cabo únicamente en una institución de Adelaide y, debido a las restricciones por la pandemia, muy pocas personas han podido realizar dicho examen.
- Un grupo de enfermeros y enfermeras que obtuvieron sus acreditaciones en el extranjero y que ya viven en Australia piden a al organismo regulador, AHPRA, que encuentre urgentemente una alternativa que permita continuar con el proceso de homologación de su carrera.
Juan inició su proceso para registrarse como enfermero en Australia a finales de 2019. Durante los años anteriores a su proceso de homologación, Juan se dedicó a perfeccionar su inglés, al tiempo que acumuló estudios universitarios en Australia que incluyen una maestría en Salud Pública y diplomados para el cuidado de ancianos.
“Cuando llegó la pandemia y se empezaron a necesitar personas con mis conocimientos, decidí tratar de homologar mi carrera y regresar a trabajar como enfermero profesional. Ya llevo un año tratando, pero no, no se ha podido”, explica Juan a SBS Spanish.
El caso de Juan no es una situación aislada. Actualmente, varios enfermeros y enfermeras que obtuvieron sus acreditaciones en el extranjero y ya viven en Australia tienen su proceso de homologación de carrera detenido debido a las restricciones por la pandemia.
Una sola sede en todo el país para hacer el examen
Desde enero de 2020, la Junta de Enfermería y Partería de Australia (NMBA, por su siglas en inglés) implementó un nuevo modelo de evaluación para otorgar el registro a aquellas enfermeras, enfermeros y parteras con calificaciones relevantes obtenidas en otro país, pero no sustancialmente equivalentes a las que se imparten en Australia.
Bajo este modelo, los candidatos al registro son sometidos una evaluación que consta principalmente de dos partes: la primera es un examen de opción múltiple realizado en computadora.
“Este examen es de hasta 170 preguntas. Y te evalúan sobre todas las materias de enfermería que se ven en la carrera: pediatría, ginecología… mejor dicho, evalúan todo lo de la carrera. Es un examen muy, muy difícil. Para mí, que llevo muchos años trabajando como enfermero en el hospital o en el área de la salud, se me dificultó porque fue muy técnico”, comenta Juan.
Una vez que el candidato aprueba el examen teórico, es tiempo de la evaluación "Objective Structured Clinical Exam (OSCE). Esta prueba se lleva a cabo en las instalaciones del Adelaide Health Simulation (AHS), un lugar diseñado para recrear distintos escenarios médicos a los que el solicitante del registro se puede enfrentar en la vida real.
Sin embargo, los confinamientos y restricciones de viaje debido al COVID-19 están impidiendo que muchos enfermeros y enfermeras, que ya aprobaron el primer examen, puedan continuar con su proceso de homologación de carrera.
La barrera burocrática que ha dejado a muchas personas en el limbo
Para muchos enfermeros extranjeros, la decisión de tener sólo una sede para elaborar la segunda parte de la evaluación para obtener el registro en Australia es una barrera burocrática que está dejando a muchas personas en el limbo, debido a que no todos pueden viajar hasta Adelaide.
“Solamente hay una sede y está en Adelaide. Y la evaluación cuesta $4.000. Yo ya los pagué, pero llevo dos meses esperando a que me den una fecha para el examen. Hay gente que lleva 6-8 meses esperando para que les den una fecha de examen, pero por la pandemia y por los confinamientos se han pospuesto. No hay una fecha definitiva de cuándo se van a reactivar estos exámenes”, detalla Juan.
Los promotores de la carta publica están haciendo un llamando al ministro federal de Salud, Greg Hunt, y a los ministros de Salud de los estados, así como a la Agencia Australiana de Regulación de Profesionales de la Salud (AHPRA, por sus siglas en inglés) para que encuentren urgentemente una alternativa temporal que les permita continuar con su proceso de homologación de carrera, a pesar de la pandemia.
“Lo que se pide es que se revalúe el proceso para la homologación de la carrera. Muchos enfermeros ya se encuentran acá, yo no soy el único. Solo que por las demoras en estos procesos no han podido homologar sus estudios. Entonces lo que se pide es que se reevalúe la forma en que ellos están otorgando los registros para que podamos ayudar en esta pandemia”, dice convencido Juan.
Quienes promueven la carta afirman ser más de mil enfermeros y enfermeras listas para hacer el examen, ser evaluados y empezar a trabajar.
Es importante aclarar que lo que piden no es eliminar la evaluación, sino buscar alternativas para que no sea una sola institución la que evalúe a los solicitantes de todo el país.
“Otra posibilidad es que se pueda evaluar las hojas de vida de cada uno y se pueda otorgar el registro a través de un internado o con unas prácticas en un hospital y así poder homologar la carrera”, sugiere Juan.
Frustración por no poder ayudar en esta pandemia
Para Juan, y para muchos de sus compañeros graduados en el extranjero, otra de las posibles salidas de este limbo burocrático es volver a la universidad y comenzar de nuevo, con la opción de que la universidad considere parte de sus estudios anteriores.
Otro plan que AHPRA permite es que se estudie la carrera otra vez. Yo ya he estudiado 7 años de enfermería. Yo creo que ya es suficiente. Y un curso para estudiantes internacionales puede costar hasta $40,000 al año, y son tres años.
SBS Spanish contactó a Ahpra para conocer su posición sobre esta situación y un portavoz de esa organización y de la Junta de Enfermería y Partería de Australia, señaló que el organismo está al tanto de las demoras que enfrentan algunas enfermeras, enfermeros y parteras calificadas internacionalmente que desean obtener el registro para trabajar en Australia, debido a las restricciones de COVID-19.
Sin embargo, “es una parte importante de la función de la Junta de Enfermería y Partería de Australia garantizar que todas las enfermeras y parteras registradas en Australia cumplan con el nivel de capacitación y calificación que espera el público australiano. Es una cuestión de seguridad pública”, afirma el comunicado.
La NMBA aseguró que seguirán proporcionando las fechas de la evaluación OSCE para los enfermeras y parteras calificadas internacionalmente, siempre que sea posible.
“La NMBA y la Ahpra están monitoreando de cerca la situación de COVID-19 y están adaptando nuestros requisitos regulatorios para satisfacer las necesidades de servicios de salud de emergencia y apoyar la prestación de servicios de salud mientras se continúa protegiendo al público”, señaló la organización en el comunicado.
Las últimas noticias que Juan ha tenido sobre su caso es que tal vez en diciembre de este año le llamen para darle una fecha de examen. Pero le advirtieron que éste seguramente se llevará a cabo a mediados del 2022.
Mientras tanto, a Juan no le queda otra opción más que sentarse en su sofa a ver la crisis de salud en la cual no puede ayudar.
“Es una frustración muy fuerte saber que uno tiene los conocimientos, que puede ayudar a personas, pero estoy sentado en casa, viendo como las personas se pueden estar muriendo ahora. Es una impotencia inmensa, no puedo hacer nada”, expresa Juan con frustración.
*Su nombre real ha sido cambiado por privacidad.