La Oficina Australiana de Estadística acaba de publicar los datos del índice de precios al consumo correspondientes al trimestre de junio, momento en el que los consumidores sintieron el fuerte aumento de los precios de los comestibles.
La inflación del año hasta junio alcanzó el 6,1 por ciento, el nivel más alto en 31 años, desde que se introdujo el GST.
El índice de precios al consumo de la Oficina Australiana de Estadística muestra que los precios subieron un 1,8 por ciento en el trimestre de junio, ligeramente por debajo de la tasa de inflación del trimestre de marzo, que fue del 2,1 por ciento.
A pesar de esto, el nuevo gobierno laborista de Anthony Albanese sigue afirmando que no va a cambiar sus promesas electorales.
El tesorero federal Jim Chalmers ha advertido de que las cifras de inflación seguirán aumentando, ya que las cifras del trimestre de junio no incluyen la subida de la electricidad que se produjo este mes.
Chalmers acaba de declarar que espera que haya un crecimiento de los salarios reales en esta legislatura.
Esto se da cuando la economía mundial se encuentra en un territorio "sombrío e incierto", ya que las subidas de tipos de interés y la inflación afectan a países como Australia, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La institución financiera internacional ha revisado su previsión de crecimiento al 3,2 por ciento este año y al 2,9 por ciento el próximo.
Esto supone una rebaja del 0,4 por ciento y del 0,7 por ciento respecto a las previsiones de hace unos meses.
El FMI realiza estas proyecciones en un momento en que el malestar de las condiciones económicas afecta a las principales economías, como China, Estados Unidos y la UE.
Según el informe del FMI, estos descensos, unidos al conflicto en curso en Ucrania, a un aumento de la inflación más rápido de lo previsto y al endurecimiento de la política monetaria en todo el mundo, han seguido fracturando la ya frágil economía mundial.
Los economistas advierten que la inflación en Australia puede no haber tocado techo todavía, pero quizás se esté acercando a la cima y no llegue a los niveles que ya se observan en Estados Unidos o el Reino Unido.
Entrevistado: Sydney Demaria, economista.