Sinopsis:
Australia ha anunciado que aportará 3,5 millones de dólares extras a la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA por sus siglas en inglés) mientras continúa la polémica que ha generado el vertido de aguas residuales nucleares en el océano Pacífico procedentes de Japón.
El país asiático ha generado molestia en la región al decidir realizar un vertido de aguas residuales nucleares tratadas, provenientes de la planta nuclear de Fukushima, lo que ha dividido a los líderes regionales sobre su seguridad.
Algunos líderes de países cuyas costas colindan con el océano Pacífico están preocupados por el impacto de esa agua residual en sus países.
En Corea del Sur, por ejemplo, los pescadores y consumidores de productos del mar están preocupados por las consecuencias del vertido.
China, por su parte, también se ha opuesto sistemáticamente a la liberación de aguas residuales.
Sus embajadas han compartido constantemente editoriales y mensajes en los medios de comunicación estatales sobre su creencia de que el agua no cumple las normas de seguridad.
Su Ministerio de Asuntos Exteriores ha calificado la liberación de aguas nucleares residuales japonesa de "extremadamente egoísta e irresponsable".
Australia no se encuentra entre los países preocupados por el vertido de agua tratada.
En agosto, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio emitió un comunicado en el que afirmaba que Australia confiaba en el proceso que ha conducido a la decisión.
Ahora, Australia ha concedido 3,5 millones de dólares adicionales al regulador atómico mundial.
La ministra de Asuntos Exteriores, Penny Wong, anuncio el apoyo de Australia a la OIEA.
Escucha el informe y la entrevista con el investigador mexicano en interacción de la radiación nuclear con la materia, Pablo Mota, en el podcast localizado en la parte superior del artículo.
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