Las universidades australianas adoptarán nuevas pautas para tratar de combatir lo que ya se considera una amenaza "sin precedentes" de interferencia extranjera dirigida al sector de la educación superior.
Una directiva del gobierno federal trata de dar respuesta a las preocupaciones sobre la influencia de China en Australia y a la alerta que se produjo tras un ciberataque que sufrió la Universidad Nacional de Australia (ANU) en 2018.
Bajos estos cambios, se tendrán que analizar cuidadosamente los proyectos de investigación de las universidades en los que estén involucrados instituciones o empresas extranjeras.
De esta manera, se supervisarán los lazos políticos de los colaboradores de la investigación, el objetivo final de la investigación y los objetivos de los gobiernos extranjeros.
El ministro de Educación, Dan Tehan, dijo que las directrices proporcionarían a las universidades un marco para impulsar las protecciones de ciberseguridad a través de una cooperación más fuerte con las agencias de seguridad."El ciberataque que ocurrió en la ANU fue una llamada de atención de este nivel de amenaza, para todos nosotros, pero en particular para el sector de la educación superior", dijo.
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"Estas pautas tratan de establecer el marco que queremos que nuestras universidades adopten para garantizar que se enfrentan a esta amenaza extranjera".Las universidades también tendrían que revisar los derechos de propiedad intelectual y si organizaciones militares extranjeras podrían beneficiarse.
Australian National University leads the Aussies to come in 29th in the QS World University Rankings. Source: Wikimedia Commons
Las nuevas reglas fueron elaboradas por universidades y expertos en inteligencia del Departamento del Interior y la Organización Australiana de Inteligencia de Seguridad.
Según las pautas, que se implementarían de forma voluntaria, las universidades deberán considerar también el "doble uso" de sus investigaciones.
"También se establecen métodos para que nuestras agencias de inteligencia y agencias gubernamentales, cooperen con nuestra educación superior", dijo el Sr. Tehan.
China, el elefante en la habitación
El documento de directrices no menciona específicamente a China y Tehan se ha negado a especificar que la amenaza de interferencia extranjera provenga de un actor estatal en particular.
"No identificamos a ningún país cuando se trata de quién interfiere en Australia", dijo.
"Lo que estamos tratando de hacer es establecer un marco para que sepamos si proviene de algún país en el que estemos en la mejor posición... para lidiar con esto".
A principios de este año, se descubrió que un grupo de investigadores de la Universidad de Queensland estaban colaborando en desarrollar tecnología de reconocimiento facial utilizada por el gobierno chino para vigilar a los miembros de la etnia uigur.
Las pautas del gobierno no solo están dirigidas al personal, sino que las universidades deben recordar también a los estudiantes sobre los riesgos de interferencia extranjera.Las agencias de inteligencia trabajarían además con las universidades para ayudarlas a identificar riesgos y poder responder.
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También se requerirá que las universidades entreguen listas detalladas de sus colaboradores.
Ciberataques contra instituciones del gobierno
En febrero, y a tres meses de las elecciones generales, un ciberataque alcanzó al Parlamento australiano. Los autores accedieron a documentos de materia tributaria y diplomática, además de a correos electrónicos de legisladores.
Según revela ABC, las agencias de seguridad investigaron si China estaba detrás del ataque, pero el gobierno no ha revelado detalles sobre los responsables, bajo el argumento de proteger la seguridad nacional.
El mismo medio revela que hubo otro intento de ciberataque al parlamento hace quince días.
Se envió un correo electrónico a los usuarios el 31 de octubre, informando que se había detectado un malware troyano Emotet en el sistema, similar al descubierto en los sistemas de salud de Queensland y Australia del Sur.
El malware bloqueó temporalmente el acceso de los usuarios a cuentas de correo electrónico personales desde el sistema parlamentario. No se ha desvelado la autoría del ataque y los sistemas de seguridad evitaron que el ataque tuviera mayores consecuencias.
Aunque el gobierno evita apuntar directamente a China como responsable de estas interferencias, hay preocupación por los posibles lazos del Partido Comunista Chino con políticos australianos.
El último caso tuvo como protagonista a la diputada Gladys Liu, de la coalición, a la que se cuestionó por ser miembro de organizaciones asociadas al Partido Comunista Chino.
Hace dos años, el senador laborista Sam Dastyari por sus nexos con el empresario chino Huang Xiangmo, vinculado a Pekín e involucrado con una supuesta donación ilegal en 2015 de 100.000 dólares australianos los laboristas de Nueva Gales del Sur.
Las autoridades australianas cancelaron la residencia permanente de Huang, y sus activos fueron congelados por una presunta evasión fiscal.