El primer ministro en funciones de Australia y líder del Partido Nacional, Michael McCormack, dijo que el asalto al Capitolio es un incidente “desafortunado” y que es “similar a las revueltas raciales que hemos visto en ese país el año pasado” porque se han producido actos violentos, al referirse antiracistas de Black Lives Matter, en declaraciones el lunes y el martes a medios locales.
Al referirse a la negativa del presidente estadounidense Donald Trump de aceptar la victoria del demócrata Joe Biden y presuntamente incitar el violento asalto, McCormack recalcó que “los comentarios en Twitter fueron desafortunados. Es desafortunado que no haya aceptado la decisión del pueblo estadounidense”, señaló a la emisora ABC el lunes.
McCormack también indicó el lunes que creía que los cuatro años de Trump en el cargo se verían ensombrecidos por los acontecimientos de la semana pasada, así como acusó a Twitter de "censura" por suspender permanentemente la cuenta de Trump debido a los temores de que provoque más actos de violencia.
En una entrevista con la ABC el martes, McCormack, que sustituye a Scott Morrison mientras está de vacaciones se reafirmó en sus comentarios al señalar que que "cualquier forma de violencia, cualquier forma de protesta que termine en muerte y destrucción es abominable".
"Sé que esto es muy difícil para los Estados Unidos, ya que está atravesando un gran cambio, pero cualquier forma de protesta, ya sea una protesta por los derechos raciales o, de hecho, lo que hemos visto en el Capitolio en los últimos días, es condenada y aborrecida", dijo el mandatario en funciones.
Puntos destacados:
- El primer ministro en funciones de Australia y líder del Partido Nacional, Michale McCormack, comparó el asalto al Capitolio estadounidense de la semana pasada con las protestas antiraciales por la muerte del afroamericano George Floyd por considerar que hubo violencia.
- Amnistía Internacional y organizaciones indígenas criticaron los comentarios de McCormack.
- Políticos conservadores como Craig Kelly y George Christensen, que son muy populares en Facebook, piden que se recorte los poderes de las redes sociales de prohibir las publicaciones de sus usuarios.
Tras estos comentarios, Amnistía Internacional demandó a McCormack que retire inmediatamente sus comentarios "profundamente ofensivos" en los que compara los recientes disturbios en el Capitolio con las protestas de Black Lives Matter del año pasado.
Cientos de manifestantes pro-Trump se agolparon en el edificio del Capitolio el jueves de la semana pasada, mientras una sesión conjunta del Congreso trabajaba para certificar los resultados de las elecciones del 3 de noviembre. El disturbio provocó la evacuación de los políticos del piso del Senado, resultó en cinco muertes, y detuvo temporalmente el proceso democrático.
En cambio, las protestas de Black Lives Matter se desencadenaron con la muerte de George Floyd, un hombre negro que fue asesinado después de que un policía de Minneapolis le pusiera la rodilla en el cuello en mayo del año pasado.
"Llamar al movimiento Black Lives Matter 'disturbios raciales' prueba que el primer ministro en funciones ignoró el mensaje increíblemente importante que compartía", dijo el líder de los derechos indígenas de Amnistía Internacional, Nolan Hunter.
"Aquí, los australianos están hartos de que las vidas indígenas no importen como las vidas de los blancos, los australianos están hartos de que los indígenas mueran más jóvenes que los australianos no indígenas, los australianos están hartos de que los indígenas sean encerrados".
El Servicio Legal para Aborígenes también criticó los comentarios de MacCormack en un tuit "Es una decepción (por decir lo menos) ver al primer ministro en funciones malinterpretar nuestra lucha por la justicia como 'disturbios raciales'.
"Nuestra demanda de que las vidas de los negros sean valoradas y defendidas contra la violencia del Estado no es comparable con los intentos de derrocar violentamente una elección".
Las críticas a Twitter y pedidos para evitar censuras en las redes sociales
McCormack también cuestionó las decisiones de las empresas que gestionan las redes sociales de suspender las cuentas de Trump, al insistir en que Twitter tiene doble estándar.
"Ha habido mucha gente que ha dicho y hecho muchas cosas en Twitter anteriormente que no han recibido ese tipo de condena o incluso censura. Pero yo no creo en ese tipo de censura", dijo McCormack, quien después exigió a Twitter a retirar el polémico tuit publicado por un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de China para criticar a Australia.
En esa imagen creada digitalmente aparece un soldado australiano degollando a un niño en Afganistán. Twitter había marcado esa imagen como un medio sensible después de una protesta del gobierno australiano en noviembre.
"Les digo a los dueños de Twitter que si van a quitar los comentarios de [la persona] que sigue siendo el presidente estadounidense, tienen que pensar también en la foto, la foto adulterada, la imagen adulterada", dijo McCormack a los periodistas el lunes.
"Ahora bien, eso no se ha quitado, y eso está mal. Si vas a quitar el Twitter de Donald Trump, entonces piensa muy cuidadosamente y de cerca en quitar también esa foto, que debería haber sido quitada hace semanas".
Por otro lado, políticos como Craig Kelly y George Christensen, con más de 86.000 y 70.000 seguidores respectivamente en sus páginas de Facebook. se quejaron de las medidas adoptadas por las redes sociales contra Donald Trump por el asalto al Capitolio.
"LA PURGA HA COMENZADO", Kelly publicó en Facebook el domingo, un un mensaje que tuvo el séptimo nivel más alto de interacción con el público entre los que divulgaron los diputados y senadores australianos en Facebook en los últimos siete días.
La publicación de Facebook tuvo con 5.900 reacciones, 4.000 comentarios y 1.800 acciones, según el diario The Guardian.
Christensen, quien criticó fuertemente en Facebook la fiabilidad de las elecciones estadounidenses, comenzó una campaña para pedir al ministro de Comunicaciones que restrinja los poderes de las empresas que gestionan las redes sociales de censurar a sus usuarios.
“¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que las redes sociales interfieran fuertemente en la política australiana? Es hora de reinar sobre ellos”, escribió Christensen en su cuenta de Facebook el domingo, al insistir en que el voto en Estados Unidos se cometió “fraude”.
Asimismo Christensen compartió un enlace de un blog conservador que argumentaba que el asalto a Estados Unidos fue realizada bajo “la bandera falsa” de los izquierdistas y publicó una fotografía con una gorra de béisbol roja que decía “‘Make Australia Great Again” (Hacer a Australia grande de nuevo).
Christensen también publicó en Facebook - a sabiendas, sin querer o a medias - un meme antisemita que presentaba de manera prominente una imagen del sobreviviente del Holocausto judío y multimillonario George Soros, quien, a pesar de su riqueza, es conocido por su apoyo a las causas progresistas. (La campaña presidencial de Trump en 2016 presentó imágenes de Soros similares a las de los políticos húngaros de extrema derecha).
"No dejes que las elites globalistas presionen el botón de 'Gran Reajuste'. Defiende a Australia y suscríbete al boletín 'La Nación Primero'", indicaba en ese post.
El primer ministro, Scott Morrison, la semana pasada se negó a condenar a Christensen por publicar información errónea en su página de Facebook sobre las elecciones de EE.UU., declarando que había libertad de expresión en Australia.
La popularidad de los políticos conservadores australianos
Según el diario The Guardian, el hecho que el gobierno australiano no haya condenado las publicaciones de Facebook de Kelly y Christensen podría indicar un apoyo tácito a eso mensajes por temor a la potencial fuga de votantes de los partidos Liberal y Nacional a One Nation y otros partidos de extrema derecha.
Los datos de CrowdTangle muestran que lejos de ser un lugar donde se censura el discurso de la derecha, siete de los 25 principales puestos de los políticos federales australianos fueron de la página de la líder de One Nation, Pauline Hanson, lo que hace de Facebook una valiosa plataforma para políticos como Kelly y Christensen que tratan de aumentar su perfil.
Nick Dyrenfurth, director ejecutivo del Centro de Investigación John Curtin, dijo en un artículo de opinión en el Sydne Morning Herald que gran parte de la identidad de la derecha australiana era una pálida imitación de la "estrategia sureña" estadounidense que corteja a los votantes blancos del sur, a menuda de la clase trabajadora y apela a sus temores raciales.
“Fue el candidato presidencial republicano Barry Goldwater el primero en aplicar esta estrategia en 1964. Richard Nixon la perfeccionó en 1968 y 1972, transformando un Sur firmemente demócrata en un bastión del republicanismo. Ecos de esta estrategia se escucharon en el exitoso llamamiento de Donald Trump a cohortes similares de votantes en los estados del cinturón de oxidación en 2016”, explicó Dyrenfurth.
El politólogo también recordó que el gobierno de Scott Morrison “, como su predecesor Malcolm Turnbull, es a menudo rehén de los elementos de extrema derecha de la Coalición - ninguno más que George Christensen”.
A él le atribuye lo que calificó como la "estrategia del norte" para apelar a los votantes del norte regional de Queensland que aparentemente se han quedado rezagados en el desarrollo
¿Cómo puede Morrison, el líder liberal adjunto y tesorero Josh Frydenberg, o los amigos de la comunidad judía australiana como Tim Wilson y Dave Sharma, o cualquier diputado liberal decente mantener el shtum? Se puede decir que Christensen no es apto para sentarse en el Parlamento Federal. Como mínimo, el Primer Ministro debería reprender su retórica divisiva y peligrosa”, se preguntó Dyrenfurth, autor o editor de 10 libros, incluyendo el más reciente The Write Stuff: Voces de Unidad sobre el Futuro del Trabajo (editado con Misha Zelinsky).