Un vídeo auspiciado por el gobierno australiano muestra las sombrías imágenes de una joven entubada y que está sumamente angustiada porque no puede respirar. Después aparece el mensaje: "la covid-19 puede afectar a todos. Reserva tu cita para vacunarte".
Este video- que se dirige especialmente a los jóvenes, en un contexto en que se vive una crisis por el brote de covid-19 en Sídney, ciudad que está confinada desde el 26 de junio y en donde la variante delta se propaga en una población que no ha sido inmunizada- ha detonado una lluvia de críticas al gobierno por su falta de sensibilidad, promover el miedo, entre otros defectos.
Pero el teniente general John Frewen, jefe del grupo nacional para la vacunación COVID, expresó a la ABC que el anuncio es "efectivo" y su intención es alertar que "la situación en Nueva Gales, y en Sídney es muy grave", mientras que el primer ministro, Scott Morrison, remarcó a Sky News, que "lo importante es que la gente entienda cuán crítico es esto ".
Puntos destacados:
- La campaña "Ármate" se produjo ante los pedidos de diverso sectores para reforzar la necesidad de vacunarse y las críticas al anterior anuncio publicitario calificado de mediocre.
- Las críticas a la nueva campaña publicitaria apuntan a que genera miedo y refuerza el mensaje de la mititarización en lugar de la solidaridad.
- El primer ministro australiano, Scott Morrison, experto en mercadeo, señala que siempre este tipo de mensajes generan críticas y que lo importante es superar la crisis.
¿Por qué usan a una persona joven en su anuncio atemorizante y les advierten que pueden enfermar gravemente con la covid cuando una persona joven no puede ser vacunada porque nuestro gobierno ha hecho una chapuza monumental con la implantación de la vacuna?", dijo Jill Stark, activista por la salud mental, en Twitter, donde tiene más de 21.000 seguidores.
Según el cronograma se pueden inmunizar a los pobladores que tengan 40 años o más en Australia, país que ha vacunado a un 9 por ciento de la población con las dos dosis de AstraZeneca o de Pfizer, la primera producida localmente y la segunda, escasa porque depende de las importaciones.
Además el organismo regulador ha dicho que las vacunas AstraZeneca se recomiendan para los mayores de 60 años debido al riesgo mínimo de que se produzcan coágulos y las de Pfizer para el resto de la población.
La campaña publicitaria había sido realizada en respuesta a los llamamientos de los expertos en salud pública y la oposición federal para aumentar las tasas de vacunación en medio de la preocupación por la creciente indecisión de la comunidad, la complacencia y la confusión sobre cuándo y dónde están disponibles las vacunas.
Y es que la antigua campaña en la que aparecía el antiguo subdirector médico, Nick Coatsworth, se habían tachado de mediocres frente a otras realizadas en el extranjero.
Desde el punto de vista de la estrategia de comunicaciones, un grupo de académicos de mercadeo de la Universidad RMIT consideró que el anuncio no supone un llamamiento eficaz, ni emocional ni racional y ofrece poca información más allá de un eslogan de batalla metafórico, según un artículo en The Conversation.
"Se trata de otra oportunidad perdida para aliviar los temores y alinearse con el mensaje más amplio de la pandemia sobre el espíritu de comunidad y la solidaridad para fomentar una alta aceptación de la vacuna por parte de los australianos de todas las edades".
Acusaciones de contradicciones
La periodista Amber Shultz dijo en la revista política Crickey que poco después de que Morrison remarcara que abordaría el tema de la falta de vacunas con los jóvenes con "sensibilidad", su gobierno lanza este video, al recordar los múltiples mensajes del mandatario que consideró contradictorios.
Así recordó a Morrison publicando durante la pandemia en las redes sociales preparando un curry casero o construyendo un corral para pollos o visitando una playa en Reino Unido a donde viajó como invitado para la cumbre del G7. También mencionó los mensajes confusos y contradictorios sobre la vacunación, entre otros ejemplos.
"Las palabras de Morrison rara vez coinciden con las acciones de su gobierno, y lo que es peor, a menudo faltan a la verdad y se contradicen con otros mensajes, alimentando las dudas y la confusión sobre las vacunas", recalcó Shultz.
Para la columnista de The Guardian Amy Remeikis, "lo peor" de la campaña "es que se continúa con la militarización de la respuesta de Australia a la pandemia. No se trata de ayudar a otros sino a uno mismo", según su cuenta Twitter con más de 44.400 seguidores.
Morrison dijo a la cadena Sky News que "siempre hay críticas a cualquier publicidad. Lo sé, y hace sólo unas semanas nuestros mismos críticos decían que la publicidad tenía que ser más fuerte, mucho más fuerte, incluso haciendo referencias a las parcas".
"Pero lo importante es que necesitamos que la gente entienda cómo y cuán crítico es que sigan los consejos que hay ahora en Nueva Gales del Sur. En Nueva Gales del Sur teníamos grandes problemas de cumplimiento",m indicó Morrison, al explicar que : "hay dos maneras de protegerse, por supuesto, quedarse en casa. Y así te mantienes a ti mismo, a tu familia y a tu comunidad a salvo, pero en segundo lugar, por supuesto, cuando eres elegible para esa vacuna, entonces animamos a la gente, en particular a las personas mayores, a ir y conseguirla porque son los más vulnerables".
La supuesta intervención de Rudd
A la polémica en torno a las vacunas se añade la información que reveló la cadena ABC el domingo que apunta que el ex primer ministro laborista Kevin Rudd se reunió con los responsables de Pfizer para ver si Australia podía conseguir dosis adicionales de la vacuna.
Según la información que ha negado el gobierno australiano, Rudd se reunió con ellos el miércoles, 30 de junio, a través de Zoom tras las acusaciones de altos cargos empresariales de que Morrison no había hablado con los jefes de Pfizer, dejando el trabajo en su lugar a burócratas subalternos que se comportaban de forma "grosera, despectiva y mezquina".
Por su lado, Pfizer señaló en un comunicado que "todos los acuerdos y arreglos de suministro, incluyendo la planificación de dosis, se hacen exclusivamente con el gobierno federal, y los detalles del acuerdo y las discusiones son confidenciales".
"Todas las discusiones sobre el suministro y la adquisición con el gobierno federal son dirigidas por los representantes de Pfizer en Australia".
. Rudd se puso en contacto con Pfizer ante la insistencia de altos dirigentes empresariales australianos con sede en Estados Unidos.
Les preocupaba que el Primer Ministro Scott Morrison no estuviera presionando lo suficiente y que pudiera haber ofendido a Pfizer enviando a funcionarios de menor rango a las negociaciones.
Rudd se reunió virtualmente con el jefe mundial de Pfizer el 30 de junio y le preguntó si se podía adelantar la entrega de las dosis de Australia.
El jefe de la farmacéutica accedió a investigar qué se podía hacer.
A continuación, Rudd escribió una carta a Morrison para informarle de las conversaciones, y ocho días después se anunció el acuerdo.
Pfizer se ha comprometido a entregar más dosis a Australia antes de lo previsto, con un millón de dosis que se distribuirán cada semana a partir de mediados de julio.
El ministro de Sanidad, Greg Hunt, dijo que se rió cuando leyó los informes sobre la participación del Sr. Rudd en el resultado.
"Recibimos una carta del individuo en cuestión... y nos dijimos: 'Bueno, sin duda esto se dará a conocer cuando se anuncien públicamente nuestras negociaciones actuales'. Eso es exactamente lo que ocurrió", dijo.
El ministro de Defensa, Peter Dutton, arremetió contra Rudd por su acercamiento a los ejecutivos de Pfizer y los informes de los medios de comunicación que siguieron.
"Sospecho que no haría falta nuestro mejor detective dentro del Servicio de Policía de Queensland para identificar a quien filtró esa carta autocomplaciente", dijo Dutton a la radio 4BC.
"Kevin se atribuye el mérito de muchas cosas, eso volvía locos a sus colegas laboristas".
El ministro de Defensa sugirió que Rudd se estaba metiendo en el debate público porque estaba "aburridísimo en su retiro".
El ex primer ministro dijo que su carta era coherente con las declaraciones públicas de Pfizer.
"El Sr. Rudd no ha reclamado la responsabilidad de las decisiones de Pfizer y -como dejó claro al Sr. Morrison- todos los poderes de negociación correspondían al gobierno federal", dijo un portavoz.
"El Sr. Rudd definitivamente no trataría de asociarse con el programa de adquisición de vacunas integralmente chapucero del gobierno australiano".