Estoy por preparar un viaje, cortito nomás, pero siempre me atropellan todos los temores. No porque pueda perder el vuelo, ¡que no! , aunque ya me pasó, sino porque soy la sospechosa de siempre. Parece que tengo la apariencia de “burrier”, de “mula” de “camello” o como se diga a aquellas personas que transportan droga. No hay aeropuerto en el que no se haya demorado un vuelo, o dicho, “pase por aquí que le queremos revisar”.
La peor situación la pasé cuando tuve que hacer escala después de un caos en el aeropuerto de mi país de origen. ¡Todo por un fallo en el sistema! Tenía que salir en la siguiente escala para recoger mi maleta y volver a ir a chequear mi billete y el equipaje de nuevo. Normalmente van directo a Australia sin tener que salir y entrar de los aeropuertos. Para colmo, esa vez, Pepito y Miki se iban a ver al padre a un tercer país y yo me quedaba con las tablas de surf que habíamos llevado para las vacaciones. Como todo se hizo muy rápido en el primer aeropuerto yo no sabía bien con qué pasaporte entrar y salir del aeropuerto de tránsito y estaba nerviosa por perder el otro vuelo que me llevaría de vuelta a casa. Parece que todo ese nerviosismo generó sospecha y lo peor, ese día no se me ocurrió ser más discreta ¿lucía un pantalón rojo!
Tan pronto pasé el control de inmigración del aeropuerto de tránsito ya me esperaba un policía. Señora acompáñeme por acá. Me escoltó al cinto para recoger mi equipaje y las tablas de surf. Yo las miraba pasándome la película en mi cabeza de lo que iba a pasar y pasó, directo a la zona de control. No se si por suerte, pero digamos, ya me sabía la rutina: una habitación con ocho policías hablando bajito, vigilando cada movimiento. Me hicieron pasar varias veces por máquinas de rayos X, ¡me revisaron hasta la tos! . Las maletas fueron vaciadas ante mi rubor por la ropa interior sucia. Nada, absolutamente nada en el equipaje. Tampoco en las tablas de surf. Los ojos de lince habían fallado (se equivocaron señores, mi apariencia encajará con el perfil de sospechosos, pero no cometo nada ilegal).
Ya los agentes frustrados comienzan a moverse inquietos y a mirarme nuevamente. Uno de ellos se atreve a decirme :
-Señora, ¿por qué tiene tablas?
- Porque son de mis hijos.
- ¿Y dónde están sus hijos?
- En otro avión camino a ver al padre para seguir con sus vacaciones. Acabamos de ver a la abuela.
- Ah…la abuela. Mucha fiesta ¿no?
- La verdad que no he dormido porque mi vuelo salió temprano, mi avión estaba lleno y de entrada me cambiaron los planes de vuelo.
- Mmmmm…..(ojalá pudiera ver los ojos detrás de las gafas oscuras)….
-¿Y usted no practica el surf?, pregunta otro.
- No, le respondí de forma escueta y fastidiada.
- Revisen las tablas de nuevo, dice el jefe.
- Pero si ya las revisaron, voy a perder mi vuelo. Estoy aquí porque la aerolínea tuvo problemas en el sistema y me ha obligado a hacer escala.
- Revísenla de nuevo, ordenó el agente ignorando mi comentario.
- ¿Qué quieren encontrar, droga? ¡Pues no llevo droga!. Siempre con lo mismo.
- Señora, ¿por qué lleva tablas?
- Porque son las tablas de mis hijos y las llevo de regreso a casa. Mis hijos se van a la montaña.
-Pero sus hijos no están consigo, acotó el agente.
- Ya le dije que se van a ver al padre.
- Pero eso no es normal….usted no hace surf. ¿Por qué lleva tablas de surf?
- Ya cansada, digamos con jet lag, mala noche, malhumor por el problema con la aerolínea, y una conversación de hastío, le espeté - Oiga señor, ustedes nunca han oído de un mal divorcio.
Ahhh…ehhhhh…..¿Usted es divorciado? ¿Como que no han tenido alguno de ustedes problemas?
Todos se miraron entre sí, avergonzados. Al que yo miraba fijo a los ojos buscando una respuesta sabiendo que los argumentos estaban de mi lado, ese me bajaba la mirada. Uno por uno miraba el piso, a la punta de su zapato.
- Déjenla ir, todo en orden señora Pepi, dice el jefe, que por fin se dignó a decir mi nombre.
Mañana abordo un vuelo y me pongo nerviosa. Siempre busco algún detalle que no me cause problema, si no es el paraguas, son los zapatos y si no, mi maleta. Al marido de mi amiga la Betty Boo lo revisan siempre en los aeropuertos de ese país del norte A ver qué me pasa mañana por ser siempre, la sospechosa de siempre.