Con unos 2.500 casos confirmados de COVID-19, entre ellos 12 muertos, Australia lucha a contrarreloj para frenar el avance de la enfermedad. Casi la mitad de las infecciones se han producido en el estado de Nueva Gales del Sur (NSW, siglas en inglés), muchas de ellas registradas en el crucero Ruby Princess que atracó la semana pasada en Sídney.
A pesar de las medidas restrictivas, el país no se encuentra en cuarentena nacional como Nueva Zelanda, lo que ha motivado a una parte de la población, políticos y científicos a pedir la imposición de las medidas máximas de restricción de movimientos para frenar el avance de la pandemia.
NSW y Victoria abren la puerta a medidas más estrictas
Australia, en donde se ha impuesto el nivel 2 del cierre de negocios no esenciales, aún está en las primeras etapas de la epidemia. Según unos datos estadísticos publicados por la ABC, Australia registró 100 casos 51 y 16 días después de China e Italia, respectivamente.
Si bien la tasa de crecimiento de infecciones no es tan alta como la de Italia, país donde esta tasa se duplica cada tres días, en Australia el número de infectados crece con mayor rapidez que en países como Singapur o Japón.
El jueves por la mañana, la premier de NSW, Gladys Berijiklian, adelantó a los residentes del estado más poblado del país que si la situación recrudece su gobierno se verá obligado a imponer medidas más estrictas, en alusión a una cuarentena total obligatoria.
La víspera, el premier del estado de Victoria, Daniel Andrews, también advirtió que se impondrán restricciones de confinamiento más estrictas dado que su estado ya registraba hoy 520 casos. Anoche murieron tres personas en Victoria, lo que eleva hoy el total de fallecidos a 12.
El primer ministro australiano, Scott Morrison, solo ha pedido a los pobladores a quedarse en casa tras anunciar nuevas restricciones a los negocios que limitan el número de asistentes a bodas y funerales, además del cierre de negocios como los salones de belleza o restricciones a la atención en las peluquerías.
El gobierno australiano anunció que enviará un mensaje de texto por celular a los australianos con información sobre el distanciamiento social y la necesidad de mantenerse sanos durante la epidemia.
Un 80 % de australiano debe quedarse en casa
Un nuevo estudio de la Universidad de Sídney, liderado por Mikhail Prokopenko, destaca la importancia de que 8 de cada 10 australianos debe estar en cuarentena para que se aplane la curva de la propagación, de tal manera que la gran cantidad de infecciones concentradas en un determinado momento no saturen los hospitales ni obliguen a los médicos y enfermeras a dejar sin atención a los pacientes con menos posibilidad de sobrevivir.
El estudio del director del Centro de Sistemas Complejos y el Instituto de Bioseguridad y Enfermedades Infecciosas Marie Bashir, ambos de la Universidad de Sídney, replicaron la población australiana basándose en los datos de la Oficina Australiana de Estadísticas y lo extrapolaron a las características del coronavirus y su propagación con base en lo que se conoce sobre las tasas de transmisión, entre otros elementos.
Así crearon como las restricciones de viaje, la distancia social y concluyeron que se debe imponer mayores restricciones para desacelerar su propagación.
Prokopenko indicó que su modelo reveló que la distancia social debe ser ejercida a rajatabla por el 80 por ciento de los pobladores australianos., los contagios se reducen en unos cien días a menos de mil.
Si el 70 por ciento se queda en casa, la infección aún se propaga en cien días y superará los 6,000.
El modelo descubrió que el cierre de las escuelas retrasaría el pico del brote en unas dos semanas.
"En resumen, el único beneficio tangible del cierre de escuelas, junto con el aislamiento de los casos, es retrasar el pico de la epidemia dos semanas, a expensas de un ligero aumento de la contribución de los niños al pico de incidencia", explicó el experto.
El crucero Ruby Princess, el mayor foco de infección
El desembarco del crucero Ruby Princess, cuatro días después de que el gobierno australiano prohibiera la entrada de estos barcos por 30 días, ha causado indignación en el país. De los 2,700 pasajeros a bordo, más de 130 han sido infectados, entre ellos se incluye un muerto.
Los pasajeros del Ruby Princess viajaron a lugares como Australia Occidental, Queensland e incluso Estados Unidos, al pco tiempo de haber desembaracado.
La Fuerza Australiana de Fronteras culpó al Ministerio de NSW por el desembarco de los pasajeros infectados por el coronavirus del Ruby Princess, pero las autoridades sanitarias de este estado aseguran que los pasajeros no habían mostrado síntomas hasta después del desembarque.
Ahora las autoridades federales junto a las de NSW intentan rastrear a las personas con las que se contactaron las personas infectadas en el crucero y han pedido a los pasajeros del Ruby Princess que se aislen por 14 días.
Los contagios de mochileros en fiestas en la playa Bondi
El diario Daily Mail de Australia publicó esta semana que diez mochileros, entre ellos argentinos y chilenos, se habían infectado de COVID-19 luego de haber asistido hace dos semanas a una multitudinaria fiesta en la playa Bondi, uno de los mayores centros turísticos y de congregación de jóvenes turistas en Australia.
“No estábamos preocupados, no estábamos conscientes de esto, quizá como lo está la gente ahora. Lo vimos como algo lejano. Nadie hablaba de esto”, manifestó la argentina Florencia Barreiro, de 24 años, a ese medio.
La fiesta a la que acudieron unas 200 personas se realizó mucho antes de que el gobierno de Scott Morrison prohibiera las reuniones de más de 500 personas al aire libre.
Según un portavoz del Ministerio de Salud de NSW se cree que las recientes infecciones de mochileros se habrían producido en dos fiestas, la del bar Bucket List y la del Club 77 el pasado 15 de marzo.
Australia vs Nueva Zelanda
Nueva Zelanda ha impuesto cuatro semanas de cuarentena, una medida que la primera ministra, Jacinda Arden, ha calificado como "la restricción más significativa de los movimientos de los neozelandeses en la historia moderna".
Australia tiene aproximadamente cinco veces la población de Nueva Zelanda y más de 10 veces el número de casos de COVID-19, pero las medidas para frenar la epidemia son más leves comparadas al país vecino.
Nueva Zelanda ha impuesto su nivel de alerta más alto, y ha declarado el estado de emergencia, lo que permite que la Policía patrulle las calles. Sólo unos pocos servicios esenciales permanecerán abiertos.
Aunque no ha habido muertes en el país, el número de casos ha saltado a 205.
En contraste, Morrison anunció que se han intensificado las medidas de distanciamiento social, pero que no ha declarado una cuarentena nacional estricta como las que se han aplicado en Gran Bretaña y Nueva Zelanda en los últimos días.
Se han cerrado varias de las llamadas empresas no esenciales, pero se han hecho excepciones; y se permite el funcionamiento de las escuelas primarias y secundarias.
Morrison reconoció que había algunos en la comunidad que pedían un cierre total.