Los mercados bursátiles de Australia y del mundo tiemblan nerviosos ante el COVID-19, que avanza inexorable por Corea del Sur, Oriente Medio e Italia. Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha expresado que el virus, que ha causado unos 2.600 muertos y contagiado a unas 80.000 personas, tiene el potencial de convertirse en una pandemia, “aún” no se declarará como tal.
En Australia hasta el 26 de febrero se han registrado 23 casos, de los cuales 8 provienen del grupo de pasajeros evacuados que estaban en el crucero Diamond Princess, puesto en cuarentena en Japón este mes. El último caso de infección de los pasajeros con COVID-19 del crucero se dio a conocer el miércoles.
“Por el momento no somos testigos de que la propagación del virus no haya sido contenida ni tampoco hemos sido testigos de una gran escala de enfermedades severas o muertes”, dijo la víspera el director general de la OMS, Tedros Adhanom.
El plan COVID-19 de Australia
Ante las alertas mundiales y para prevenir un contagio del nuevo coronavirus originado en China, Australia tiene un plan de emergencia, llamado y que ha sido publicado en la página del Ministerio de Salud el pasado 18 de febrero.
Este plan de emergencia incluye la implementación de clínicas para atender la fiebre, el acelerar las vacunas, y da por hecho que afrontará una fortísima presión en los hospitales, bancos de sangre y morgues, así como en la distribución de fármacos.
El plan de estrategia, que se encuentra en su primera etapa de contención y aislamiento de los casos detectados, contempla tres escenarios de infecciones a gran escala (leve, moderado y alto) y en su extremo incluye que se tomen medidas para cesar actividades que no son claves en caso de un contagio de gran escala.
“La fuerte prioridad que tenga en los hospitales para mantener los servicios esenciales y de la morgue, que estarán bajo una fuerte presión. La demanda de equipos y personal especializado supondrá un reto a la capacidad. La presión en los servicios sanitarios será más intensa y crecerá con mayor rapidez y llegará a su cúspide rápidamente con el alto incremento de la propagación de la enfermedad. El personal sanitario se enfermará o tendrá que cuidar a un familiar enfermo y esto exacerbará las presiones en los proveedores de salud”, de acuerdo al documento.
El plan, activado el 21 de enero cuando consideró que el coronavirus potencialmente puede convertirse en una pandemia, remarca la necesidad de abordar la crisis con un “enfoque precavido”, así como la de modificar las leyes sanitarias para afrontar una crisis global de este tipo y dar facultades al primer ministro para que lidere la lucha para contener la enfermedad.
“El nuevo brote de coronavirus representa un riesgo significativo para Australia”, indica el plan que alerta que tiene “el potencial de causar altos niveles de morbilidad y mortalidad y perturbar a la comunidad social y económicamente”.
Australia ya ha aislado a unas 700 personas evacuadas de China y del crucero Diamond Princess varado en Japón como parte de la respuesta al COVID-19 en Islas Christmas o en la ciudad de Darwin, sometiéndolas a estas personas a un período de cuarentena de 14 días.
Asimismo ha impuesto restricciones de viaje a China, con excepción de sus residentes, ciudadanos o familiares cercanos, y ha hecho algunas excepciones para los estudiantes. La entrada en Australia de los pasajeros provenientes de China deben pasar en un tercer país durante 14 días.
También ha emitido alertas de viaje a China y Japón.
“Australia no ha sido complaciente. De hecho, Australia ha sido muy proactivo con las medidas que se han implementado en relación al coronavirus”, remarcó el martes el primer ministro australiano, Scott Morrison, en una rueda de prensa en Camberra.Si bien, la OMS se muestra cautelosa en declarar el coronavirus como pandemia y solamente ha hecho sonar la emergencia sanitaria del planeta, los investigadores del Imperial College de Londres consideraron el viernes pasado que "unas dos terceras partes de los casos de COVID-19 que salieron de China, no han sido detectados a nivel mundial (...)".
Source: AAP
En otra investigación divulgada el lunes, un equipo anglo-estadounidense estimó que "más de la mitad de las personas infectadas no han sido detectadas".
"Una de las dificultades que plantea este virus, es que hay todo un espectro de manifestaciones clínicas" con formas ligeras y escasos síntomas, explica a la AFP Daniel Lévy-Bruhl, de la agencia sanitaria francesa Santé publique France.
Otra categoría, aún menos detectable, es la de los contaminados que no tienen ningún síntoma, aunque según los científicos su peso en la propagación de la enfermedad es limitado.
"Las investigaciones confirman que en la inmensa mayoría de los casos, son personas sintomáticas las que transmiten" la enfermedad, según el doctor Lévy-Bruhl.
La paliza económica del coronavirus se suma a la de los incendios
El mandatario australiano describió el lunes al brote de coronavirus como una alerta sanitaria mundial y alertó de que su impacto económico ejercerá una fuerte presión en la economía australiana más allá del turismo y la educación.
“Está afectando a la industria de la construcción, está afectando a la industria manufacturera, está afectando a nuestras industrias de exportación”, explicó Morrison, adelantando que es probable que el presupuesto no alcance el primer superávit en diez años.
El gobierno de la coalición Liberal-Nacional había prometido un superávit de 7.100 millones de dólares para el año fiscal 2019-20, aunque lo rebajó en diciembre pasado a 5.000 millones de dólares, poco antes de que los incendios forestales del “Verano negro”, que han arrasado 18.000 kilómetros cuadrados de terrenos, matado a 33 personas y quemado unas 300 viviendas, así como del brote del COVID-19.
Morrison advirtió que el gobierno tiene opciones "limitadas" para apuntalar la economía a través de la actividad interna.
"La economía australiana dependerá mucho más de sus elementos internos y no tendrá el mismo impacto de los componentes externos debido a la interrupción de las cadenas de suministro yel impacto del comercio y el movimiento de personas", comentó Morrison.La semana pasada, la cadena australiana ABC publicó que las empresas australianas que cotizan en la bolsa y los grandes minoristas que se apoyan en suministros de China u operan en ese país ya están sintiendo el impacto de la crisis del coronavirus. Por ejemplo Harvey Norman y JB Hi-Fi creen que se producirán demoras en los envíos de China a Australia de productos electrodomésticos o electrónicos, entre otros.
Scott Morrison. Source: AAP
Por su lado, el jefe de la Oficina del Tesoro de Australia, Josh Frydenberg, explicó en esa rueda de prensa que el Ministerio que dirige no ha terminado de analizar el impacto económico del coronavirus.
Pero “el mensaje es muy claro, el impacto será más fuerte que el de los incendios y se sentirá con mayor amplitud en toda la economía australiana”, precisó Frydenberg, en una jornada en la que las bolsas ya habían sumado pérdidas de más de 110 millones de dólares australianos en dos días de operaciones tras conocerse los contagios en Italia.
El mundo no está preparado para contenerlo
El nuevo coronavirus avanzaba este martes inexorable pero el mundo "simplemente no está preparado" para hacerle frente, advirtió un experto de la OMS.
Corea del Sur, Italia e Irán registraron un drástico aumento en las infecciones y las muertes por el coronavirus, que se ha extendido también por Austria, Croacia, España y Francia, además de varios países de Oriente Medio.
El mundo "simplemente no está preparado" para hacer frente a la epidemia del coronavirus, declaró el martes el experto que dirige la misión conjunta OMS/China, e instó a los países a aprender de la experiencia china
"Tienen que estar preparados para gestionar esto a mayor escala y se tiene que hacer rápidamente", dijo a la prensa Bruce Aylward, elogiando el trabajo realizado por las autoridades chinas para frenar la epidemia.
En Europa, Italia es el país más afectado por el nuevo coronavirus con 11 muertos y al menos 322 contagiados.
Sendos hoteles en la isla canaria de Tenerife (España) y en Innsbruck (Austria) están en cuarentena después de detectarse un caso (en Innsbruck) o la presencia de un italiano que podría ser portador del virus (Tenerife).
Tres nuevas regiones italianas, Toscana (centro), Sicilia (sur) y Liguria (noroeste) han registrado casos, según Protección Civil, por lo que son ya ocho regiones con enfermos de neumonía COVID-19, mientras que 21 están bajo observación.
En Irán, la misión de un equipo de expertos de la OMS se ha atrasado, aunque sigue prevista.
Teherán anunció el martes tres nuevos muertos, con lo que ya son 15 las personas que han sucumbido al coronavirus, muy letal entre las personas mayores con otras patologías.
Los Emiratos Árabes Unidos suspendieron todos los vuelos hacia y de Irán, una decisión que afecta al aeropuerto de Dubái, el mayor del mundo por presencia de pasajeros extranjeros.
Varios países de la región anunciaron contagios de personas procedentes de Irán.
A diferencia de Europa, con su política de fronteras abiertas, varios países vecinos de Irán han bloqueado las entradas desde este país pero el virus ya llegó a Afganistán y a otros países de la región.
La estrategia de contención de la epidemia que ha implementado la comunidad internacional es cada vez más difícil a medida que aumenta el número de países afectados.
Si esa contención no puede realizarse, las autoridades sanitarias deberán revisar a la baja sus ambiciones: en lugar de frenar la epidemia, cada país deberá atenuar sus efectos.
En los países desarrollados, esta política afecta a los sistemas de salud.
"El 85% de las personas infectadas no desarrollan una forma grave de la enfermedad, sino formas menores" destaca el profesor Yazdan Yazdanpanah, experto francés de la OMS. Y precisa que "las formas graves lo son más que una gripe".
Si los casos se multiplican será pues necesario "hospitalizar a la gente que desarrolla formas graves" de la enfermedad, aunque sin olvidar "a los demás" en términos de atención en hospitales.
Pero estos problemas se multiplican por diez en los países pobres donde los sistemas de salud son deficientes.
En fin, la paradoja del COVID-19 es que es mucho menos cruento que una enfermedad como el Ébola, pero también es más difícil de contener puesto que los casos son más difícilmente detectables.
Con información de la AFP