Una chilena hace historia en Bulgaria por lograr que se reconozca el primer matrimonio igualitario

Bulgaria same-sex marriage

Una chilena hace historia en Bulgaria por lograr que se reconozca el primer matrimonio igualitario. Source: Supplied/Getty Images

Aunque en Bulgaria el matrimonio entre personas del mismo sexo es ilegal, el Tribunal Supremo del país ha reconocido la unión de la chilena Cristina Palma y Mariama Diallo que tuvo lugar en Francia, después de una larga batalla judicial.


Cristina Palma y su esposa Mariama Diallo han pasado a la historia como precursoras de los derechos de las personas LGBTI+ en Europa.

En 2018 el Tribunal Administrativo de Sofía dictaminó a favor del matrimonio de la pareja en materia de residencias y movilización, pero el reconocimiento del matrimonio como familia ocurrió recién en julio de 2019 tras la decisión de la máxima instancia legal de Bulgaria.
Cristina es chilena-australiana y Mariama es francesa. Se casaron en Francia en el 2016 y después de más de una década juntas se mudaron a Bulgaria y allí solicitaron la residencia como familia.

Al principio su estatus de familia fue reconocido debido a Mariama, que siendo francesa tiene derecho a la ciudadanía de la Unión Europea. Sin embargo la solicitud de su esposa, Cristina, de nacionalidad australiana, fue rechazada.

El departamento de inmigración declaró que el matrimonio gay no era aceptado por Bulgaria por lo tanto no podía aceptar la solicitud de Cristina para la residencia como parte de una familia, aunque estaba casada con una francesa.

“Nosotras dijimos que no estábamos postulando por reconocimiento de nuestro matrimonio sino que queríamos nuestro derecho como miembros de la comunidad europea a vivir aquí como familia”, dijo Cristina a SBS Spanish.

Bajo la ley europea la unión entre Cristina y Mariama es reconocida, independientemente de las leyes locales de Bulgaria.
El derecho a ser familia es un derecho humano, nosotras somos una pareja como cualquier otra pareja , somos del mismo sexo, es un detalle, pero es un derecho humano y por lo tanto Bulgaria tiene que respetar eso.
La pareja peleo contra la decisión y en junio de 2018 ganaron la demanda para residir en el país, apoyándose en la ley de la unión europea. Pero luego el departamento de inmigración apeló el dictamen.

“Nos dijeron que ellos no iban a aceptar la decisión y por lo tanto apelaban y querían llevarlo a la Corte Suprema, lo cual nosotras aceptamos”, dijo Mariama.
Para nosotras (la apelación) no era una problema. Lo que estábamos pidiendo era nuestro derecho y sabíamos que íbamos a ganar, por eso fuimos a la pelea.
En julio de 2019 el caso se convirtió en un hecho histórico cuando el Tribunal Administrativo de Sofía reconoció el matrimonio a raíz de políticas dictadas en junio pasado por la Unión Europea.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea había extendido el concepto de cónyuge a las parejas del mismo sexo unidas en matrimonio para efectos de conseguir derechos y residencia en todos sus países, incluidos en aquellos que aún no reconocen las uniones entre personas del mismo sexo.
Cristina y Mariama
Cristina Palma y Mariama Diallo Source: Supplied
“La Corte dijo en su declaración que era tiempo de cambiar, que no se podía seguir sin derechos y que el Tribunal aceptaba que nuestro matrimonio tenía que ser reconocido en Bulgaria, algo que tiene muchas implicaciones para todos los países de la unión europea.

“Ellos reconocen que somos una familia y lo que hay detrás de esa decisión es que ahora dos mujeres pueden ser una familia en Bulgaria y eso ha sido muy importante”, dijo Cristina.

Entonces, ¿cómo lograron ganar cuando Bulgaria no reconoce las uniones entre personas del mismo sexo? Cristina explica que se debe a la diferencia entre la ley doméstica y la ley de inmigración.

“Hay una pareja búlgara en estos momentos que está peleando por este mismo derecho pero está apelando a la ley doméstica, que para ellos es mucho más complicado, porque dicha ley dice que no puedes casarte con personas del mismo sexo.

“Parece que quedan dos niveles de ciudadanos europeos; los extranjeros en Bulgaria, que ahora tienen más derechos que los búlgaros en su mismo país. Pero un búlgaro es también un europeo y Bulgaria tiene que entender eso”.
Aunque la noticia fue un gran logro para la comunidad LGBTI y defensores de los derechos humanos, el costo emocional de la experiencia las consumió sicológicamente.
“Hemos vivido en nueve países en catorce años y en todos ellos siempre ha habido algo respecto a nuestra relación. Gracias al apoyo de una organización a la cual nosotras contactamos en Bulgaria este proceso fue menos estresante, sin embargo no deja de ser agotador, porque una vez que sales en los medios sociales no puedes ir atrás .
Cuando ganamos el primer caso estuvimos en todos los medios de comunicación en Bulgaria; estuvimos en la televisión, en la radio, en los diarios, en los medios sociales, la gente nos empezó a reconocer en la calle.
“La gente piensa que Bulgaria es muy conservadora pero en general Bulgaria no es conservadora. Lo que pasa es que hay gente en el poder que tiene estas ideas, como en todas partes del mundo, pero en general la apertura en Bulgaria es bastante grande y por eso nosotras decidimos ir a Bulgaria”, dijo Cristina.

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