El asesinato del poderoso general iraní Qasem Soleimani ordenado por Donald Trump y la posterior respuesta de Irán con el bombardeo sin víctimas del martes contra bases militares estadounidenses, forman parte de un conflicto muy medido y calculado, que según explica el analista internacional Mariano Aguirre, busca servir los intereses de la política doméstica de Trump.
Sus prioridades son “tratar de que ocurran otras cosas que tapen la posibilidad de que le hagan un juicio político, y por otro lado, ganar las elecciones este año, para lo que le viene bien tener un enfrentamiento donde él se maneja bien, y a la vez tener mucho cuidado de preservar los votos de su base política, los 40 millones que le votaron, un gran número de gente de clase media baja que no quieren las guerras infinitas que nunca acaban. Él tiene que mantener un nivel de lucha pero no mandar soldados estadounidenses a la guerra.”
Aguirre explica que en caso de escalar un conflicto sería con el uso de misiles de medio y largo alcance, drones o ciberataques.
Aunque parece que el conflicto militar no vaya a ir a más, sin embargo las milicias pro iraníes que coordinaba en la región el general asesinado Soleimani, podrían tomarse la justicia por su mano y atacar intereses de los Estados Unidos y de sus aliados en la zona. Un riesgo de consecuencias imprevisibles.
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