Diferentes escándalos que han sacudido los liderazgos políticos en tres estados: en Nueva Gales del Sur, Victoria y Queensland.
En Nueva Gales del Sur, la premier Gladys Berijiklian, ha sido fuertemente cuestionada por haber tenido una relación sentimental con un expolítico vinculado a presuntos actos de corrupción.
Berejiklian reveló ayer en la Comisión Independiente contra la Corrupción (ICAC) que había mantenido una "estrecha relación personal" durante cinco años con el ex diputado Daryl Maguire.
Berejiklian ha negado conocer o hacer la vista gorda a los intereses financieros de Maguire que están siendo objeto de escrutinio, y los que obligaron a su dimisión del Parlamento en 2018.
Mientras tanto, en Victoria, el premier Daniel Andrews continúa recibiendo fuertes críticas por su gestión frente al programa de cuarentena en hoteles, origen de la segunda ola de COVID-19 en Melbourne.
Recordemos que el secretario de la oficina del premier y del gabinete del estado, Chris Eccles, dimitió, así como lo hizo también hace semanas la ex ministra de salud del estado, Jenny Mikakos.
La comisión que investiga el programa ha escuchado que guardias mal entrenados y mal equipados sembraron la segunda ola de COVID-19 en el estado, extendiéndola desde los hoteles de cuarentena a la comunidad.
La dimisión de Eccless, la mano derecha del premier laborista Daniel Andrews, da después de que los registros telefónicos detallados solicitados por la Junta de la Investigación de Cuarentena del Hotel mostraron que el exsecretario llamó al ex jefe de policía Graham Ashton a la 1.17pm el 27 de marzo.
Pero Andrews nuevamente se distanció de la controversia, al igual que lo hiciera anteriormente cuando renunció la ex ministra de salud del estado, Jenny Mikakos.
En el norte, en el estado de Queensland, la líder de la oposición, Deb Frecklington, ha sido remitida a la comisión electoral por su propio Partido Liberal Nacional por preocupaciones legales en torno a donaciones políticas.
El partido remitió a su propia candidata en las elecciones estatales de fin de mes, por la preocupación de que una serie de eventos de recaudación de fondos podría haber violado las leyes destinadas a frenar la influencia política de los promotores inmobiliarios.
Frecklington declaró que no hizo el evento para recaudar fondos e insiste en que no ha hecho nada malo, diciendo que los políticos se mezclan con todo tipo de gente de negocios.
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