Sinopsis:
El COVID-19 ha estado fuera del centro de atención en la vida de muchos desde que las restricciones se aliviaron en Australia, pero una nueva investigación sugiere que la enfermedad aún representa una amenaza significativa.
El análisis publicado por el Instituto de actuarios, una organización que analiza datos y evalúa el riesgo para una amplia gama de sectores, muestra que el coronavirus ha sido en 2022 la tercera causa principal de muerte en Australia.
La primera es la Cardiopatía isquémica y la segunda causa de muerte, la demencia.
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El Grupo de Trabajo de Mortalidad COVID-19 del Instituto de actuarios analizó datos de la Oficina Australiana de Estadísticas para desarrollar su investigación.
Encontró que 10,300 personas murieron por el coronavirus en 2022, eso es 7.5 veces las 1,400 muertes registradas para 2021.
En solo 12 meses, COVID-19 pasó de ser la 34ª causa principal de muerte a la tercera.
Según la investigación, la enfermedad se cobró más vidas que el accidente cerebrovascular, el cáncer de pulmón y colon y la diabetes.
Estas estadísticas han provocado un debate entre los profesionales de la salud sobre cómo nos protegemos de la enfermedad en un mundo posterior al confinamiento.
El doctor Lucas de Toca, Líder del programa nacional de vacunación contra el COVID, dijo a SBS Spanish que, aunque se estén produciendo muertes por el COVID, el nivel de inmunidad de la población en general es alto.
Por otro lado, Australia ya ha registrado más de 21,000 casos de gripe en lo que va de año, mucho más que durante la pandemia. La directora de salud de NSW, Kerry Chant, dijo hace unos días que la temporada de la gripe podría adelantarse y algunos especialistas hablan de una triple pandemia, que incluiría el COVID, la gripe y otros virus respiratorios que circulan, como el RSV.
Lucas de Toca destaca que lo mejor es minimizar el impacto de las múltiples enfermedades respiratorias que pueda haber al mismo tiempo, recomendando recibir el refuerzo de la vacuna contra en COVID y también recibir la vacuna contra la gripe lo antes posible, sobre todo para los niños menores de cinco años y las personas mayores.