Parque Paronella: La historia del inmigrante español que construyó un castillo en Queensland por amor

Paronella Park

Source: Supplied by Paronella Park

José Paronella, un catalán que llegó a Australia en 1913, trabajó por varios años en los sembradíos de caña de azúcar hasta lograr juntar el dinero necesario para cumplir su sueño: construir un castillo en mitad de los bosques tropicales australianos. Hoy en día, el Paronella Park es una de las atracciones turísticas más grandes del norte de Queensland.


Puntos destacados:
  • José Paronella dejó en España a su prometida y se embarcó en una aventura trasatlántica con rumbo a Australia en 1913.
  • Después de muchos años de trabajo intenso, en 1929 José compró 13 acres de matorrales vírgenes junto a las cascadas del Mena Creek para construir un castillo. 
  • En 1935 los Paronella abrieron su castillo al público, convirtiéndose en uno de los salones de baile y de cine más populares de la región.
Al catalán José Pedro Enrique Paronella su destino le fue revelado en un anuncio de periódico que decía: “Se solicitan trabajadores para laborar en la construcción de las vías del tren en Australia”.

Era 1913 cuando ese joven de apenas 25 años se subió a un barco con la esperanza de trabajar duro, hacer dinero y regresar a España a cumplir su compromiso matrimonial con su amada Matilda. Pero Australia tenía otros planes para él. 

Las verdes y fértiles tierras del norte de Queensland sedujeron a este catalán, quien después de unos años comenzó la construcción de su propio castillo junto a las cascadas del Mena Creek, en la tierra aborigen del pueblo Dyirbal, en medio de un bosque húmedo, lo que le da al lugar un halo de misterio y ensueño.

José Paronella llegó a Sídney el 24 de julio de 1913. Primero probó suerte trabajando en las minas. Varios hombres que viajaron con él en el barco le habían dicho que ahí se hacía mucho dinero y rápido. Pero lo que no le dijeron fue el precio que se tenía que pagar. 

Largas y extenuantes jornadas de trabajo bajo un clima inclemente, hicieron que José renunciara a trabajar en las minas y se moviera hacia el norte de Queensland, donde se unió a los ejércitos de inmigrantes españoles e italianos que trabajaban en los campos de caña de azúcar, en el área de Innisfail.

Allí trabajó durante 11 años cortando caña, limpiando cultivos y después comprando, mejorando y revendiendo fincas de caña. Cuando juntó el dinero suficiente, José se embarcó de regreso a España para reencontrarse con su prometida Matilda, cumplir su compromiso de matrimonio y traerse a Australia a la que se convertiría en su esposa. 

Sólo que José olvidó escribir a su prometida durante los años que estuvo en Australia. ¿Su excusa? José odiaba escribir cartas, según cuenta Dena Leighton, autora del libro The Spanish Dreamer. Esto dio pie para que Matilda se casara con otro hombre y renunciara al compromiso que tenía con José.

Margarita, la hermana de Matilda, hace frente al compromiso de casamiento

Pero fue cuestión de horas que la mamá de Matilda encontró la solución al compromiso roto. Margarita, la hermana menor de Matilda, se encargaría de cumplir con la promesa de casamiento con José.

En 1925 Margarita Soler y José Paronella contrajeron nupcias en España. Como parte de su luna de miel viajaron un tiempo por Europa visitando edificios y jardines, con el fin de darse una idea de lo que más adelante construiría José en Queensland.

De regreso a Australia, la pareja vivió por un tiempo en un campo de caña de azúcar. Cuatro años después, José Paronella compró algunas hectáreas de bosques tropicales para comenzar a construir su sueño: un castillo en medio de los bosques tropicales.
José Paronella comenzó la construcción de este castillo en 1929.
José Paronella comenzó la construcción de este castillo en 1929. Source: Paronella Park
“Estoy muy conmovida por todo esta [historia]. Simplemente me trajo muchas emociones. Realmente me conmovió la historia y el hombre hizo un excelente trabajo. Mi mente simplemente se deslumbró”, asegura emocionada Katrina, una turista del Paronella Park que viajó desde Brisbane para conocer el castillo que José le construyó a Margarita.

Katrina había escuchado hablar del particular castillo ubicado en los bosques tropicales de Queensland, pero verlo en vivo asegura “es mucho mejor de lo que jamás hubiera imaginado”.

José construye su sueño con sus propias manos

Lo primero que José construyó en su nueva propiedad fue una escalera de 47 escalones para poder moverse con mayor facilidad sobre el terreno y continuar la construcción del resto del castillo.
José construyó una escalera de 47 escalones para poder moverse con mayor facilidad sobre el terreno.
José construyó una escalera de 47 escalones para poder moverse con mayor facilidad sobre el terreno. Source: Paronella Park
La gran hazaña no está solamente en haber levantado un castillo en mitad de bosques húmedos, sino haberlo hecho con herramienta que él mismo diseñó y con muy poca ayuda de trabajadores. De hecho, en las estructuras que aún quedan en pie, sobre en todo las vasijas que adornan el castillo, se pueden apreciar las huellas de las manos de José.

El castillo contaba con lujos como cancha de tenis, sala de cine, salón de baile, áreas para picnic, lago artificial, área de recreo para los pequeños e incluso una cascada fue modificada para ajustarse a los caprichos de la familia. 

Además, José Paronella construyó puentes decorativos para cruzar los riachuelos que corren a través de su propiedad, así como más de 500 macetas de cemento hechas a mano que se mimetizan con el escenario natural de los bosques húmedos.

Un trabajo titánico que habla del empeño que José puso por alcanzar su sueño, como lo comenta Luke, un visitante del Parque Paronella: “el hecho de que todo fue construido por un hombre que tenía sólo 15 años de haber llegado a Australia es un logro increíble. Él mismo instaló todo el lugar. Fundió la mayoría de los moldes para las jardineras, instaló energía hidroeléctrica para echar a andar el lugar, logró que toda la gente rica de Cairns viniera aquí durante los meses de verano”, comenta entusiasmado este turista.

La propiedad de José y Margarita estaba en una zona sumamente remota, por lo que hubo necesidad de construir su propia planta hidroeléctrica para tener electricidad en el castillo. Como era de esperarse, fue José quien la construyó, siendo así la primera del norte de Queensland.

Los años dorados del castillo de los Paronella

En 1935 Margarita y José, ya totalmente establecidos en su nueva propiedad en mitad del bosque tropical, decidieron abrirla para el disfrute del público en general. 

Cuenta la historia que durante esa época, el castillo fue punto de encuentro para muchas familias de la región. Los fines de semana la sala de cine de los Paronella se convertía en un salón de baile con bandas de música en vivo o simplemente los españoles invitaban a sus amigos a jugar tenis. 

“Es asombroso que tuviera esta visión de crear esta atracción única en medio de la nada. Y es aún más especial cuando piensas en la época que lo hizo”, comenta asombrada Julie, quien viajó desde Newcastle, en Nueva Gales del Sur, para conocer este castillo por recomendación de unos amigos.
Los Kauris son unos árboles llegan a medir hasta 50 metros de altura.
Los Kauris son unos árboles llegan a medir hasta 50 metros de altura. Source: Paronella Park
Durante su vida en ese lugar José Paronella plantó más de 7,500 arboles y plantas tropicales, incluidos unos árboles Kauris que conforman una vereda en medio de la propiedad. Los Kauris son unos árboles que crecen rectos y llegan a medir aproximadamente 50 metros de altura.

Rastros del idioma español se asoman aún en la propiedad donde se conservan los cuartos de baño para los invitados y en la puerta de uno de ellos se puede ver el anuncio que dice “señoras”.

La amenaza constante de la madre naturaleza

Pero no todo ha sido fiesta y alegría en este castillo. Las tragedias comenzaron una década después de haber abierto el castillo al público, cuando un alud de troncos arrasó con un puente y en su camino también destruyó una parte de la propiedad. 

Esa fue la primera de muchas catástrofes naturales que José y Margarita tuvieron que enfrentar y reparar. Más adelante vendrían inundaciones, incendios y ciclones. 

José solo disfrutó de su sueño, o digamos que trabajó en su sueño, por poco menos de 20 años, pues en 1948 murió de cáncer, dejando a Margarita y a sus dos hijos, Teresa y Joe, a cargo de la propiedad. 

Después de la muerte de Margarita, en 1967, sería el hijo del matrimonio y su esposa los que quedarían a cargo de la administración del parque, alquilándolo para fiestas y eventos sociales. 

Años después solo quedarían la nuera y los nietos de José y Margarita a cargo del castillo hasta 1977, cuando vendieron la propiedad.

Dos años después, en 1979, un terrible incendio casi arrasó con todo el castillo, y solo quedaron las estructuras de cemento en pie. A partir de ahí el deterioro de la propiedad fue inevitable.

Paronella Park uno de los atractivos turísticos de la región del norte de Queensland

En 1993 Mark and Judy Evans compraron la propiedad e implementaron un plan para mantener lo que quedaba del sueño de José Paronella y convertirlo en uno de los mayores atractivos turísticos de la región.
Paronella Park
El Castillo de la familia Paronella. Source: Paronella Park
Después de varios años y proyectos para preservar esta expresión arquitectónica, constantemente amenazada por los fenómenos naturales que se presentan en la zona, Judy y Mark Evans han logrado restablecer este sitio en el mapa de las atracciones turísticas de Queensland.

Hoy la huella del paso de la comunidad española por el norte de Queensland es un castillo que ofrece, además de hermosas vistas de los bosques tropicales de Australia, un espectáculo de luces por la noche, y un escenario único para perderse en los sueños de un inmigrante en Australia.  

Escucha el podcast de esta historia presionando el botón de reproducción que se encuentra al principio de esta página.

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