Puntos Destacados:
- Los últimos detenidos son religiosos de la diócesis de Matagalpa, donde sólo quedan 22 sacerdotes activos de los 70 que había hace dos años, debido a la persecución del gobierno.
- El presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, sostienen que la Iglesia apoyó las protestas de 2018 contra el gobierno que consideran un intento de golpe de Estado patrocinado por Washington.
- Hasta el momento, ni el Vaticano ni la jerarquía católica de Nicaragua se han pronunciado.
Sinopsis:
El Colectivo Nicaragua Nunca Más denunció en un comunicado que las detenciones han ocurrido particularmente contra religiosos de Matagalpa, diócesis de la que, hasta hace dos años, era obispo el ex preso político y desterrado monseñor Rolando Álvarez.
Según la abogada e investigadora Martha Patricia Molina, en Matagalpa solo quedan 22 sacerdotes activos, de los 70 que había hace dos años, como consecuencia de la persecución que el régimen ha desatado contra la iglesia Católica y particularmente contra esta diócesis que era dirigida por el obispo monseñor Rolando Álvarez.
Entre los detenidos y de quienes se desconoce su paradero están: Ulises Vega, vicario judicial, y Edgar Sacasa, vicario pastoral de la Diócesis de Matagalpa. Tras las detenciones, la sede diocesana queda sin liderazgo por la anterior detención y destierro del obispo, Rolando Álvarez.
También fueron detenidos los sacerdotes Jairo Pravia y Victor Morales, quienes pertenecen a la parroquia Inmaculada Concepción de María del municipio Sébaco.
Otras noticias:
Gobiernos latinoamericanos temen nuevo éxodo de venezolanos
Según la defensora de los derechos humanos, Yonarqui Martínez, lo que está sucediendo con los sacerdotes en Nicaragua “es un secuestro”.
El Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua, creado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), afirmó que los sacerdotes nicaragüenses que estuvieron encarcelados en los últimos años sufrieron de “desnudez forzada”, así como torturas y otros tratos crueles, que, a su juicio, constituyen delitos de lesa humanidad.
Plantea que, desde abril de 2018 hasta marzo de 2024, ese grupo constató "73 casos de detenciones arbitrarias de miembros de la Iglesia católica y otras confesiones cristianas", aunque dijo que "la cifra total podría ser más alta".
En reacción, la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo calificó a los religiosos de "hijos del demonio" o "agentes del mal" que hacen "terrorismo espiritual".
En Nicaragua, los presos políticos son encarcelados en el Nuevo Chipote, o simplemente el Chipote, que se inauguró en febrero de 2019 en reemplazo de la antigua cárcel del mismo nombre, y pronto fue conocido como una cárcel de torturas, lugar donde ahora la dictadura de Nicaragua mantiene secuestrados a varios sacerdotes católicos.
El presidente Daniel Ortega, sostiene que la Iglesia apoyó las protestas de 2018 contra su gobierno que dejaron más de 300 muertos, según la ONU, y que Managua considera un intento de golpe de Estado patrocinado por Estados Unidos.
Hasta el momento ni el Vaticano ni la jerarquía católica de Nicaragua se han pronunciado. Por eso, Humberto Belli, sociólogo y exministro de educación dijo al medio Confidencial que el "temor y chantaje" son las razones del silencio de la Iglesia católica.
Según conteo que lleva la abogada Marta Patricia Molina, 143 sacerdotes han sido obligados a salir de Nicaragua entre 2018 y 2024. Esto no incluye a las órdenes de monjas y de religiosos que realizaban todo tipo de labores de caridad en el país centroamericano.
Además, de los 10 obispos que conforman la Conferencia Episcopal de Nicaragua, tres están en el exilio: los monseñores Silvio Báez, Rolando Álvarez e Isidoro Mora.
