A pesar de varios retrasos, Nueva Gales del Sur (NSW, siglas en inglés) está considerando despenalizar el aborto. El ministro estatal de Salud, Brad Hazzard, recalcó que es “hora de cambiar” las leyes que sancionan hasta con diez años de cárcel la terminación del embarazo y hacer que éstas sean similares a las de otros estados y territorios.
La propuesta “Reforma a la Ley de Salud Reproductiva de 2019”, una iniciativa del legislador independiente Alex Greenwich, cuenta con el apoyo de colegas de varias formaciones políticas.
De legislarse, permitiría que una mujer solicite un aborto a un médico registrado hasta las 22 semanas de gestación.
Pasado este tiempo, el aborto sería legal si dos médicos consideran que debe terminarse el embarazo en aquellos casos en que se puedan presentarse o se presentan problemas físicos, sociales y psicológicos.
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De aprobarse la ley, se crearía un nuevo delito penal que afectaría a aquellas personas que a pesar de no estar autorizadas para practicar un aborto, lo realicen. La pena máxima para este nuevo delito sería de siete años de cárcel.
Los médicos que se opongan a practicar un aborto por razones de conciencia deberán expresarlo a su paciente y referirla a otro médico que lo haga.
“La ley asegura a las mujeres en NSW el acceso seguro y legal a las terminaciones (de los embarazos) sin el temor de afrontar sanciones criminales y brinda a los médicos la claridad legal que han buscado desde hace tiempo”, remarcó Greenwich en un comunicado el domingo al referirse al proyecto de ley que se esperaba sería presentado ante el Parlamento de NSW esta semana, pero se ha retrasado hasta la semana que viene, ya que varios legisladores liberales dijeron que necesitaban más tiempo para considerar la propuesta.