Cuando a Pedro Chan le confirmaron su vuelo de regreso a Australia, el alivio de poder regresar a casa fue mayor que la incomodidad del cambio de destino.
Pedro, quién reside en Melbourne, aterrizó en Sídney, en uno de los primeros vuelos en llegar a Australia el 29 de marzo, luego de que entrara en vigor la cuarentena obligatoria de 14 días en hoteles y residencias asignadas, financiadas por los gobiernos estatales, para todos los australianos y residentes que llegaran del extranjero.
Pedro explicó a SBS Spanish que durante el trayecto de avión que le trajo a Australia, pudo comprobar la falta de consistencia en cómo los países gestionan el movimiento de viajeros en medio de la pandemia.
“En Jalisco había bastante información y muchos chequeos al llegar al aeropuerto. Al hacer el check-in, había gente con mascarillas con mucho cuidado, personal de limpieza, toma de temperatura y muchas preguntas sobre si había estado con alguna persona afectada”.
“Al abordar el avión, daban gel anti-bacterial a todo el mundo y dejaban filas separadas lo más posible. Pero al llegar a Estados Unidos, ningún chequeo médico, solo preguntas de si habías estado en Irán o China”, relata Pedro, quien se asombró de que el país norteamericano tuviera las medidas más relajadas.
“Sobre todo me sorprendió porque yo estaba llegando a California, uno de los estados con incidencia fuerte del coronavirus.”
Al momento de esta publicación, se habían registrado casi 250.000 mil casos de coronavirus en Estados Unidos, de los cuales más de 10.000 se encuentran California, estado que ha confirmado más de 200 muertes por COVID-19.
Al llegar a suelo australiano, Pedro recibió varios documentos donde le explicaban en qué iba a consistir el proceso de la cuarentena con indicaciones de lo que se podía o no hacer. ”Se me hizo muy bien organizado, salimos del avión y nos dieron mascarillas de inmediato. Nos dijeron que las teníamos que usar, no era opcional. Había marcas para separar a las personas.”
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“Había policía, y nos llevaron a todos a la zona donde nos entrevistaron y nos tomaron la temperatura, en un proceso que duró entre media hora y una hora. Al salir había presencia del ejército y de personal hospitalario, y nos dividieron en unos seis autobuses”.
A pesar de la buena organización, Pedro notó que el conductor del autobús, era además la única persona que manejaba los equipajes y no disponía de guantes protectores.
“Se le veía que estaba exhausto y estaba sin guantes subiendo las maletas al autobús. Llevaba una mascarilla que se le caía todo el rato”.
“Me sorprendió que no tuviera ayuda”.
Durante las dos horas que duró la travesía en autobús del aeropuerto al hotel por el tráfico, Pedro vio con asombro cómo una pareja con un niño pequeño que viajaban en el mismo autobús ignoraron los protocolos sanitarios, exigiéndole al chofer que los dejara salir para comprar comida, porque tenían hambre.
"La mujer fue a comprar dulces y comida. Dijo que traía comida para todos, pero nadie quiso”.
Al llegar al hotel estaban las cámaras de televisión.
“A todos nos molestó bastante que la pareja puso al niño, que estaba llorando, contra la ventana. Empezaron a golpear la ventana para que las cámaras se fijaran en ellos".
"Es obvio que hay personas que tratan de crear un escándalo de algo que es una situación difícil y complicada para todos. Nadie está jugando, nadie lo está tomando como una diversión”.
Pedro, quien fue uno de los primeros viajeros en tener que someterse a la cuarentena forzada, explicó que el proceso estuvo bastante bien ejecutado.
“El check-in en el hotel bastante rápido, hubo gente que se quejó que los cuartos eran pequeños”.
“Yo estoy en un cuarto cómodo, nos dan 3 comidas al día, muy bien preparas y sanas”.
Sin embargo, le sorprendió que los huéspedes tengan que hacer su propio aseo y pagar por el lavado de la ropa.
“Nos dieron bolsas de basura, papel higiénico y cosas para el aseo personal. También tenemos dinero para comprar bebidas con unas tarjetas. Lo único que tenemos que pagar es la lavandería”, detalló.
Las personas en Australia deben permanecer al menos a 1,5 metros de distancia de los demás y las reuniones se limitan a dos personas, a menos que estén con su familia en un hogar.
Si cree que puede haber contraído el virus, llame a su médico (no lo visite) o póngase en contacto con la línea nacional de información sanitaria sobre el virus de la coronavirus en el 1800 020 080. Si tiene dificultades para respirar o está experimentando una emergencia médica, llame al 000.
SBS se compromete a informar a las diversas comunidades de Australia sobre los últimos avances de COVID-19. Las noticias e información están disponibles en 63 idiomas en sbs.com.au/coronavirus.