Hasta cinco jóvenes aborígenes menores de 15 años han fallecido por suicidio en lo que llevamos de año. Unos números que relatan el drama que viven los menores en comunidades en medio de una inestable situación familiar y comunitaria. Diversas asociaciones sobre salud mental han pedido más medios y una estrategia de prevención de suicidio, diseñada específicamente para paliar este problema. Se trata de una lacra que lejos de disminuir aumenta con los años.
Analistas se han mostrado muy críticos, como el historiador Gustavo Martin, que pide mayor inversión y una investigación urgente. Según el analista, “los niños viven con familias con problemas sociales donde la violencia es parte diaria en las comunidades, provocada por la segregación, la bebida y la incertidumbre”. Martín asegura que los niños aborígenes no viven en hogares felices y no tienen esperanza, “observan la conducta de sus progenitores y reaccionan porque ellos no quieren ser igual”.
En diciembre de 2018, la Oficina de Estadísticas de Australia confirmó que los niños indígenas de entre cinco y 17 años murieron a causa de muertes relacionadas con el suicidio, cinco veces más que niños no indígenas. Escucha la entrevista más arriba.
