El pabellón 8 en la prisión de San Martín, en Buenos Aires, es un ala de máxima seguridad. Los presos que viven allí cumplen condena por asesinato, robo a mano armada y asalto.
Pero los reclusos que demuestran buen comportamiento tienen la oportunidad de ser parte de algo especial, el equipo de rugby de la prisión, Los Espartanos.
Formar parte del equipo y tener algo que esperar cada semana les da a los espartanos un sentido de propósito y a algunos, les ha cambiado la vida, como en el caso del recluso Grandito.
“Jugar me cambió la mente y la forma de pensar. Ahora estoy pensando en ser liberado y hacer las cosas bien. Lo cambió todo”.
Puntos destacados
- Jugar al rugby ayuda a los presos a gestionar su rabia y su frustración.
- El éxito del programa permite que algunos reclusos jueguen contra equipos fuera de la prisión.
- En Buenos Aires, la tasa de re-encarcelamiento es del 65%, con los espartanos es inferior al 5%.
El programa ha sido tan exitoso que los reclusos con buen comportamiento ahora juegan contra equipos locales fuera de la prisión.
Algunos de estos reclusos no han salido de la prisión en más de 9 años y se encuentran con sus familiares por primera vez.
La fundación espartana ha tenido un impacto significativo dentro del sistema penitenciario argentino. Han ampliado su programa y ahora tienen equipos en más de 43 instalaciones para adultos, jóvenes y mujeres en todo el país.
Uno de los entrenadores, Santi Cerruti, asegura que con la práctica del rugby, la violencia disminuye.
“En Buenos Aires, la tasa de re-encarcelamiento es del 65%, con los espartanos es inferior al 5%”, destacó Cerruti.
Incluso después de salir de prisión, la fundación continúa trabajando junto a exreclusos para garantizar una transición sin problemas a la comunidad y ayudar a asegurar el trabajo.