Sinopsis:
La porción de Rusia en la balanza comercial latinoamericana es pequeña: Moscú importa un 3 por ciento de lo que consume y exporta poco más del 1 por ciento a esta parte del mundo, según el Banco Mundial (BM).
Pero tanto Rusia como Ucrania son grandes exportadoras de granos y petróleo, los dos productos que más han subido por los temores a una escasez por la guerra y por las sanciones al comercio ruso.
Mientras los países latinoamericanos productores de petróleo son favorecidos en su factura, también son afectados por el aumento de precios en los alimentos.
En este sentido, países como Colombia, que tienen en el crudo su principal exportación, o México, cuya canasta petrolera subió de precio, tratarán de compensar el aumento de los alimentos con los extras del oro negro.
Pero, algunas naciones latinoamericanas son importadoras netas de petróleo, por lo que el fuerte incremento de los productos energéticos perjudica sus finanzas, como es el caso de Argentina, Brasil y Panamá.
El Fondo Monetario Internacional adelantó que la inflación en la América Latina podría repuntar por el alza en los precios de la energía como consecuencia de la guerra en Ucrania, mientras señala una probable escasez de fertilizantes.
En tanto, la Sociedad de Productores de Colombia plantea que la urea es un fertilizante escaso en este momento y que casi la mitad consumida proviene desde Rusia. Esta situación elevó los precios de algunos productos de la canasta familiar.
Rusia es el principal proveedor de fertilizantes de Brasil, que depende de este insumo para asegurar su producción y ese país es el proveedor a gran parte de América Latina.
La preocupación es compartida en Argentina, el mayor productor de soja del mundo, así como en otros países agrícolas tradicionales de la región como Uruguay y Paraguay, e incluso en Ecuador, que exporta 21 por ciento de su producción de banano a Rusia.
Ante esta situación, los especialistas aseguran que Brasil y Argentina están llamados a llenar el vacío en el mercado de los cereales tras la invasión de Ucrania y la imposición de sanciones contra Rusia. De ellos depende evitar las inminentes hambrunas en muchos países de Oriente Próximo, Oriente Medio y África.
Sin embargo, los dos gigantes agrícolas de América Latina tienen sus propios problemas: el encarecimiento y la falta de suministro de fertilizantes, la inflación y las sequías que amenazan sus cosechas.