China concentró fuerzas pertenecientes a la policía militar en el estadio de Shenzhen, la ciudad ubicada a las puertas de la excolonia británica.
Tras dos meses de manifestaciones en Hong Kong a favor de la democracia, Pekín dejó sobrevolar estos últimos días el fantasma de una intervención para restablecer el orden en ese territorio con un estatuto especial hasta 2047.
Ante esta situación, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, pidió a China no generar una "nueva" Tiananmen, en alusión a la sangrienta represión de manifestantes en esa plaza de Pekín hace 30 años.
La actual crisis en Hong Kong supone el mayor desafío a la autoridad de China sobre ese territorio desde su devolución por Reino Unido en 1997.
Recordemos que las manifestaciones, que sacaron a las calles a millones de personas, comenzaron en oposición a un proyecto de ley que habría permitido las extradiciones a China.
Pero después se transformaron en una protesta más amplia en defensa de las libertades democráticas y contra la influencia de Pekín en el territorio.
Y Australia, cuyo principal socio comercial es China, no es ajena a este conflicto. ¿Cómo esta situación afecta la relación China - Australia? Esa pregunta se la trasladamos al antropólogo Adrian Hearn, Profesor adjunto de la Universidad de Melbourne y experto en relaciones internacionales y sobre el impacto geopolítico para China, conversamos con el Profesor Asociado de la Facultad de Derecho, de la UNSW en Sydney, experto en política y ley internacional, Lucas Lixinsky.