Puntos Destacados:
- El Plan Marta se llevó a cabo entre 1960 y 1963 mediante 19 vuelos hacia Australia con alrededor de 800 mujeres que empezaron de cero en el país.
- La historia de Carmen Álvarez es una de las más emotivas: fue madre soltera en secreto y tuvo que dejar a su hijo en un orfanato de España hasta los tres años.
- El documental codirigido por Natalia Ortiz, que se emite en SBS On Demand, explora ésta y otras historias de unas mujeres que fueron pioneras en la comunidad hispana en Australia.
Sinopsis:
Australia no sería el país que es sin los planes migratorios que contribuyeron a cumplir con la máxima que el Gobierno adoptó tras la Segunda Guerra Mundial: “poblar o morir”, tal y como dejó claro el ministro de Inmigración de aquella época, Arthur Calwell. La sensación de aislamiento cuando la Armada británica comenzó a perder fuelle en el Pacífico Sur despertó a una nación que se dio cuenta de que necesitaba población y mucha mano de obra para tener un papel global destacado. Fruto de este sentir, se llevaron distintos planes que trajeron migrantes en masa. Uno de ellos fue el Plan Marta.
Alrededor de 800 mujeres arribaron al país desde España pensando que venían a trabajar, sin embargo, la estrategia australiana iba más allá según la codirectora del documental, El Avión de las Novias (The Brides Flight), que se emite desde el sábado 19 de octubre en SBS On Demand: querían que la mermada moral de los hombres trabajadores españoles no decayera y pretendían asegurar descendencia para que la población de Australia creciera. El éxito de ésta y otras iniciativas se puede comprobar con las miles de historias que han derivado de estos planes migratorios. Entre ellas está la de Carmen Álvarez, su hijo Pablo Grover y su nieto, Billy Grover De Luca.
Carmen fue madre soltera en la España de principios de los años sesenta. Tuvo a su hijo, Pablo, en secreto debido a que su familia era muy conservadora y, además, en un país gobernado por el régimen de Francisco Franco, donde la Iglesia tenía un gran peso. Carmen se enteró de que existía la posibilidad de ir a Australia a trabajar, así que dejó a su hijo en un orfanato temporalmente mientras ella empezaba de cero en Sídney.
Con tres años de edad, Carmen organizó traer a su hijo y Pablo acabó en uno de los último aviones del Plan Marta. Una joven accedió a ocuparse de él durante el vuelo y entregárselo a Carmen, quien ya había rehecho su vida en las antípodas. Cuando creció, Pablo se hizo azafato y aquello ayudó a que su madre pudiera viajar a España cada año y así mantenerse conectada con las raíces que tanto echaba de menos.
En la actualidad, su nieto Billy es el encargado de mantener vivo el legado que comenzó Carmen a través de tradiciones y del idioma. Ella fue una de las pioneras en fomentar, con muchos sacrificios y dificultades, la comunidad hispana en Australia.