Sinopsis
Los mexicanos preparan su tradicional altar para el Día de Muertos cada 1 y 2 de noviembre con ofrendas para recibir a las almas que vuelven a la tierra. Según la tradición, los fallecidos retornan gracias al recuerdo de sus familiares, quienes los esperan con las comidas y bebidas que disfrutaban en vida.
Para muchos mexicanos, esta tradición transciende en el tiempo pero este año la inflación más alta en dos décadas ha impactado en sus bolsillos debido a la subida de precios en general.
En promedio, cada mexicano gasta unos $80 en preparar una ofrenda en su casa, según un estudio de la plataforma financiera HelloSafe.
La tradición de los altares del Día de Muertos provienen de la mezcla de rituales religiosos católicos traídos por los españoles y las celebraciones espirituales que realizaban los indígenas desde los tiempos prehispánicos.
Las ofrendas y altares mexicanos del Día de Muertos se decoran con flores de cempasúchil, papel picado de colores, calaveras de azúcar, pan de muerto, mole y algún platillo y bebida favorita del fallecido.
Los adornos ocupan el 40 por ciento del presupuesto de la ofrenda, seguido de alimentos y bebidas, que afrontan un alza anual del 45 por ciento en sus precios, de acuerdo con el estudio de HelloSafe.
Sin embargo, los ingredientes y adornos que llevan los altares de muertos han encarecido por lo que las familias tienen que ajustar presupuestos y colocar ofrendas más austeras.
Desde noviembre de 2003, las celebraciones del Día de Muertos forman parte de la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO por su gran significado y arraigo cultural entre los mexicanos.