Sus tuits del fin de semana, en los que, sin nombrarlas, el mandatario aludió a congresistas pertenecientes a minorías "regresar" a sus "países", provocaron indignación entre los demócratas y rechazo entre algunos republicanos tras un inicial silencio incómodo en el partido gobernante.
"No nos callarán", afirmó la congresista afroestadounidense por Massachusetts, Ayanna Pressley, en rueda de prensa junto a Alexandria Ocasio-Cortez (representante de Nueva York, de origen portorriqueño), Ilhan Omar (de Minnesota, estadounidense nacida en Somalia), y Rashida Tlaib (de Michigan, de ascendencia palestina).
Preguntado si le preocupaba que muchas personas consideraran racistas sus comentarios, Trump respondió: "No me preocupa porque mucha gente está de acuerdo conmigo".
En carrera por un segundo período, el presidente parece más decidido que nunca a avivar las llamas de la tensión racial para reforzar su base electoral, mayoritariamente blanca, pero también para sembrar divisiones entre sus opositores políticos.
Para el analista internacional y escritor chileno Pablo Jofré Leal, los comentarios de Trump son "misóginos" y "racistas" que se dan en el marco pre-electoral en EEUU., un país con un 53 por ciento de electores que son mujeres y buscan "tratar de generar críticas contra los inmigrantes" para captar a su base electoral que se inclina por los mensajes "autoritarios" y contra las mujeres.
También dijo que el mensaje denota "una actitud de desprecio al resto de los seres humanos" y una política "peligrosa de intolerancia, restrictiva, racista y clasista" que puede llevar a mayores tensiones y divisiones.