PUNTOS DESTACADOS:
- La fina fibra de vicuña se recolecta en los Andes peruanos por comunidades indígenas, que trabajan gratis o mal pagados para la industria de la moda de lujo.
- La recolección es un proceso delicado y laborioso que solo puede realizarse una vez cada dos años.
- Loro Piana, el principal comprador de fibra de vicuña, ha sido criticado por aprovecharse de la mano de obra barata en Perú, a pesar de afirmar su compromiso con prácticas comerciales éticas.
La vicuña es un mamífero camélido que vive en las alturas andinas de Suramérica y su fibra o lana es conocida como la más fina del mundo. En la región empobrecida de los Andes peruanos, muchas comunidades campesinas trabajan sin remuneración para abastecer a una de las personas más ricas del planeta.
A pesar de su origen humilde, la fibra de vicuña ha conquistado los corazones de los diseñadores de moda de alta gama. Las prendas elaboradas con esta fibra son símbolos de lujo y estatus, con precios que alcanzan cifras astronómicas.
La marca italiana Loro Piana vende suéteres de vicuña por USD $9000 en ciudades como Nueva York, Milán y Londres. Sin embargo, las comunidades indígenas que recolectan esta fibra reciben una fracción insignificante de esa suma.
Andrea Barrientos, una agricultora de 75 años de Lucanas, Ayacucho, cuenta que su comunidad apenas recibe USD $280 por su trabajo en la recolección de fibra de vicuña. Esta cantidad es insuficiente para compensar el arduo esfuerzo de los trabajadores, quienes además viven en condiciones de extrema pobreza.
La recolección de fibra de vicuña es un proceso delicado y laborioso que solo puede realizarse una vez cada dos años. A pesar de su dificultad, Loro Piana y otras marcas de lujo obtienen grandes ganancias, mientras las comunidades indígenas apenas sobreviven con bajos salarios.
El periodista Marcelo Rochabrún, en su reportaje para Bloomberg, destaca la explotación de mano de obra barata por parte de Loro Piana, propiedad del multimillonario Bernard Arnault.
A pesar de las críticas, la empresa afirma que está comprometida con estándares éticos y prácticas comerciales responsables. Sin embargo, la realidad para las comunidades indígenas sigue siendo una lucha constante por la supervivencia.