PUNTOS DESTACADOS:
- El trauma puede tener un profundo impacto en la estructura y función del cerebro.
- Con la ayuda adecuada un niño puede recuperarse de un trauma reciente e histórico.
- En algunos casos es necesaria la ayuda de un profesional.
Dave Pasalich, profesor titular y psicólogo clínico de la Escuela de Medicina y Psicología de la Universidad Nacional Australiana, afirma que el trauma puede ser el resultado de una amplia gama de experiencias.
"Los niños sufren un trauma cuando están expuestos a eventos muy dañinos o amenazantes, y se sienten abrumados, angustiados e impotentes".
Estos eventos intensos incluyen desastres naturales o accidentes automovilísticos, guerras, violencia, abusos e incluso separaciones angustiosas de los cuidadores.
Catherin Salamanca, psicoterapeuta y psicoanalista de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia, y analista practicante en consulta particular en Barcelona, España, explica el concepto de trauma y su impacto en los niños.
"El trauma ocurre cuando el 'yo' supera la capacidad de contención. Cuando el evento traumático supera lo que el niño puede soportar"
Salamanca dice que muchas veces estos eventos suceden en la infancia, y como son tan difíciles de soportar, se van al inconsciente, se olvidan y luego aparecen en la adolescencia o en la adultez.
En la primera infancia, de uno a cinco años, no hay un 'yo' desarrollado. Si el evento traumático ocurre en esos primeros años, el niño no puede elaborarlo por sí mismo, no se va naturalmente.
De acuerdo con Viviana Sastre, psicóloga colombiana con maestría en psicología cognitiva de la universidad de Buenos Aires y candidata a doctorado de psicología de la Universidad de Melbourne, quien actualmente trabaja en el área de investigación de ese mismo centro educativo, los estudios han evidenciado que la experiencia de migrar puede resultar traumática para algunos niños y se han identificado varias razones por las cuales puede generar este impacto.
"La primera es la separación familiar. En el país que dejaron está su red de apoyo más significativa, como amigos, primos y abuelos. La segunda es el cambio cultural y el cambio lingüístico. La tercera es la incertidumbre legal, pues al cambiar de país existen regulaciones, aplicaciones de visas y los niños empiezan a sentir inestabilidad".
Norma Boules es la oficial del proyecto de intervención temprana en el Centro Comunitario de Recursos para Migrantes (CMRC) en Parramatta, en el área metropolitana de Sídney.
El CMRC ofrece servicios de apoyo especializados a los migrantes, refugiados y personas que ingresan por motivos humanitarios recién llegados.
Boules trabaja a menudo con los padres y cuidadores de niños que han sufrido eventos traumáticos, como la guerra, el desplazamiento o la violencia en el hogar.
"Sé desde el principio que ocurre algo (traumático) cuando los niños de tres o cuatro años se muestran muy agresivos", explica.
Además de centrarse en casos individuales, la señora Boules también dirige algunos programas de educación para padres, incluido "Circle of Security" (Círculo de Seguridad), un programa que ayuda a los padres a comprender el mundo emocional de sus hijos. Credit: Mikael Vaisanen/Getty Images
El impacto del trauma en el cerebro
Pasalich afirma que el trauma, especialmente cuando se experimenta durante períodos críticos del desarrollo, puede tener un profundo impacto en la estructura y la función del cerebro.
"Básicamente, cuando un niño está expuesto a un trauma, el mundo entero se da vuelta, por lo que lo que antes era seguro ahora es peligroso y aterrador", afirma.
"Sabemos que los traumas pueden afectar al cerebro y al desarrollo socioemocional de los niños, pero también a su bienestar a largo plazo", añade.
Según él, en general, el trauma puede afectar la forma en que los niños se comportan, piensan, sienten y se relacionan con los demás, por lo que esto puede afectar su funcionamiento tanto en el hogar como en la escuela.
El trauma puede hacer que un niño se sienta nervioso la mayor parte del tiempo y vea más amenazas a su alrededor de las que realmente hay, y esto puede hacer que se sienta inseguro y asustado.David Pasalich
Pasalich asegura que el sistema límbico del cerebro, en particular la amígdala, puede volverse más sensible a las posibles amenazas, lo que lleva a un aumento de las respuestas de ansiedad y miedo.
"Los niños que sufren una exposición prolongada a acontecimientos traumáticos pasan realmente a un modo de supervivencia, tanto en el cerebro como en el cuerpo, y lo hacen para adaptarse al caos y al peligro constante".
Bree De La Harpe, terapeuta de juego de la Fundación Be Centre de Sídney, afirma que cuando un niño lucha o huye, no es plenamente consciente de lo que hace.
"Están en la parte reptiliana de su cerebro y, a menudo, ni siquiera se dan cuenta de lo que están haciendo si dan un puñetazo o se fugan de la escuela; muchas veces, es esa parte del cerebro la que se apodera".
"Es su sistema nervioso el que se encuentra en ese estado en el que: 'Necesito protegerme porque no me siento segura'", añade.
Además de mostrar síntomas de hiperactivación, como hiperactividad, hipervigilancia o asustarse o asustarse fácilmente, un niño también puede mostrar signos de hipoactivación, donde el niño puede parecer físicamente lento o lento en sus movimientos, puede tener dificultades para concentrarse, puede retirarse de interacciones sociales y pueden parecer menos comprometidos con su entorno. Credit: MoMo Productions/Getty Images
¿Qué pueden hacer los padres y los cuidadores para ayudar?
La psicoterapeuta y psicoanalista Salamanca cree que en primer lugar los padres y cuidadores deben evaluar su propia salud mental.
"Primero deben preguntarse cómo se están sintiendo ellos porque son la primera figura de apoyo emocional para los niños".
Si el padre no se siente en condiciones óptimas para poder acompañar a su hijo, hay que buscar ayuda terapéutica, o en el colegio, o un grupo de apoyo.
La psicóloga Sastre cree que la comunicación juega un papel fundamental y por eso los padres deben promover los espacios adecuados.
"Generar espacios de comunicación abierta donde se favorezca un diálogo honesto, comprensivo, donde el niño sienta que es un espacio seguro donde puede expresarse y compartir con sus padres esos nuevos cambios".
Es importante que los niños cuenten con una diferenciación de las emociones. Los papás deben utilizar estrategias como caras o colores, donde logren hacer nominación específica de la emoción. En los procesos de trauma todas las emociones se mezclan.
Pasalich destaca la importancia de que los padres y tutores estén en sintonía con los sentimientos y necesidades del niño.
"Es muy importante que los padres, en primer lugar, utilicen lo que llamamos 'crianza sensible', es decir, que sientan curiosidad por saber qué es lo que el comportamiento de su hijo puede estar diciendo acerca de sus necesidades profundas".
Por ejemplo, si el niño se siente inseguro y cree que el mundo es impredecible, es posible que muestre un comportamiento controlador o incluso agresivo. Explica que, en lugar de reaccionar ante este comportamiento controlador, debemos tratar de dar un paso atrás y responder a la creciente necesidad de seguridad del niño.
"Pero en lugar de reaccionar ante esta conducta controladora, deberíamos intentar dar un paso atrás y responder a la necesidad cada vez mayor de seguridad del niño. Su hijo necesitaría que usted mantuviera calma y amor para ayudarlo a recuperarse", aconseja.
Pasalich dice que si un padre es capaz de brindarle una relación y una familia de apoyo a ese niño, muchos niños se recuperan naturalmente de los traumas. Credit: aquaArts studio/Getty Images
Tiana Wilson, psicoterapeuta y actualmente terapeuta de juego en Be Centre, explica que el trauma no tiene por qué ser reciente para que la recuperación sea posible.
Muchos traumas se soportan inconscientemente, y eso es absolutamente posible nutrirlo, sostenerlo, apoyarlo y sanarlo. No es necesario que sea una solución inmediata. Evidentemente, cuanto antes podamos intervenir y apoyar, mejor.Tiana Wilson
Pasalich sugiere que, en algunos casos, puede ser necesaria la ayuda de un profesional.
"Esperamos que haya un período de adaptación para cualquier niño que haya estado expuesto a un suceso traumático;ç. Sin embargo, si su hijo no muestra un camino de recuperación, o tal vez si los problemas se agravan y repercuten en su vida diaria, es muy importante buscar ayuda profesional".
Dónde obtener ayuda
- Su médico de cabecera (médico), un especialista en salud mental, como un psiquiatra, un psicólogo, un consejero o un trabajador social
- Su centro de salud comunitario local
- al
- Centro de Salud Mental Postraumática de
- al 1800 642 066
